Tienen el alma de silicio y un tremendo potencial para realizar tareas y comportarse como hasta hace no mucho sólo se concebía en los seres vivos. Son los robots, cada vez más sofisticados y con más capacidad de trabajo, ya sea en la Tierra o en otros lejanos planetas.
Una jornada, celebrada ayer en Cosmocaixa de Alcobendas (Madrid) ha traído a España a tres sorprendentes máquinas que rozan la inteligencia: un humanoide capaz de seguir la mirada y levantar hasta 13 kilos de peso, un robot que podría recoger muestras en Marte y traerlas congeladas hasta nuestros laboratorios terrestres, y una libélula mecánica, teledirigida, que no pesa más de tres gramos y vuela en todas las direcciones, como si fuera un insecto.
La estrella del encuentro, si duda, fue el humanoide 'Reem', de la empresa de los Emiratos Árabes PAL Robotics. 'Reem' es capaz de grabar la cara de su interlocutor y seguirle con la mirada cuando éste se mueve, puede coger un objeto (como una lata de refresco) y entregarlo a un tercero. Además, levanta objetos de hasta 14 kilos (cuando otros robots no superan los cinco), puede recordar los nombres y los rostros de quienes le son presentados, camina un kilómetro y medio a la hora y sus baterías duran hasta dos horas.
"Comenzamos a 'Reem' hace cinco años y su objetivo ahora es mejorar la calidad de vida de las personas liberándolas de tiempo y tareas. En el futuro, a largo plazo, podría ser como un asistente personal, aunque creo que eso llevará tiempo. De momento podemos utilizarle por partes:los brazos como manipuladores industriales, o como guía de museos si le ponemos unas ruedas", explica Davide Faconti, director del proyecto.
Faconti explica que, con 40 motores y dos ordenadores en su interior, 'Reem' podria trabajar con las personas sin riesgo, debido a su fuerza en una costitución ligera. "Nos gustaría colaborar con expertos de instituciones españolas en su desarrollo", apunta.
Y españoles son los dos jóvenes de la Universidad de Alcalá que han creado a 'Topolino' (la nave de la película Milagro de P. Tinto)para un concurso de robótica europeo. Se trata de una máquina capaz de recoger muestras de vida en otro planeta [lo desarrollaron pensando en Marte] y almacenarlas en un contenedor entre capas de hielo para que puedan llegar hasta la Tierra. Diego Salazar, uno de los autores, explica que el dispositivo les llevó un año de trabajo y no tienen pensado patentarlo.
La tercera máquina se asemeja mucho a una libélula de unos cinco centímetros y no pesa más de 13 gramos. Mediante un diminuto motor, 'Delfly', como la han bautizado sus diseñadores, es capaz de izar el vuelo moviendo sus alas y dirigirse hacia donde se le indique por control remoto. Incluso lleva incorporada una cámara para grabar por dónde se mete.
El belga Bart Bruggeman, uno de sus diseñadores, explica que se trata de la tercera version de 'Delfly' y que su intención es ir reduciendo aún más el tamaño y el ruido. «Creemos que tendrá un gran futuro en los juguetes, pero también para investigar el vuelo de los insectos o misiones de rescate en interiores, porque fuera no funciona», indica Bruggeman.
WEB: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/12/ciencia/1242154768.html
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