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6 nov 2009

Bosques en el desierto: ¿La respuesta al calentamiento global?


Convertir desiertos en bosques. Esta utópica propuesta es la solución que un equipo de biólogos y climatólogos ha presentado para detener el cambio climático. La idea consiste en plantar árboles de crecimiento rápido, como eucaliptos, para cubrir el Sáhara o el desierto australiano

Estas zonas arbóreas estarían regadas por agua de mar, que se trataría en una cadena de plantas desalinizadoras y sería canalizada hacia los bosques por plantas de regadío.

Este nuevo manto de árboles crearía lluvias y un microclima propio, a la par que succionaría dióxido de carbono de la atmósfera, según informa el diario 'The Guardian'. Los cálculos del equipo sugieren que los 'desiertos arbolados' podrían retirar aproximadamente 8.000 millones de toneladas de carbono al año, la misma cifra que se emite actualmente a causa de los combustibles fósiles y la deforestación.

El responsable de este plan es Leonard Ornstein, biólogo celular de la escuela de medicina Mount Sinai en Nueva York, junto con Igor Aleinov y David Rind, expertos en clima de la NASA. La propuesta ha sido publicada en 'Journal of Climatic Change' y sus creadores afirman que "probablemente proporcione la mejor ruta a corto plazo para controlar los gases de efecto invernadero".

El coste de esta idea rondaría los 1,35 millones de euros al año. Sus creadores afirman que la solución es económica en comparación con el resto de propuestas existentes. Además, según Ornstein, es la única solución enfocada a solucionar la totalidad del problema. "Los costes son enormes, pero es que la escala del problema es enorme", afirma el científico.

Críticas

La idea de utilizar la forestación como arma para combatir el cambio climático ya se había debatido con anterioridad. En la mayoría de lugares donde había sido propuesta, como Canadá o Siberia, se teme que al eliminar la capa de nieve que refleja la luz del sol podría producirse un mayor calentamiento de la Tierra que anule el enfriamiento pretendido. Ornstein afirma que las regiones subtropicales no existiría este problema.

Ornstein afirma que Arabia y varios países del Magreb también podrían sumarse a esta iniciativa que, además, fomentaría el empleo en estas regiones y proporcionaría una fuente de madera para ser utilizada como biofuel. Otras iniciativas en la región, tales como la instalación de centrales solares no se verían afectadas ya que, según sus creadores, las nubes producidas por los nuevos se desplazarían al sur.

La iniciativa ha sido recibida con diferentes críticas, que afirman que el desierto es un ecosistema complejo que sería destruido. Ornstein ha respondido que "si hay que realizar sacrificios para controlar el calentamiento global, los ecosistemas casi inexistentes del Sahara central y el desierto australiano parecen candidatos razonables, comparados a las alternativas".







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