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2 dic 2009

Un extraño tipo de rata «desnuda» es capaz de vivir casi sin oxígeno


Sin asomo de pelo, ciegas y con un aspecto que a muchos les parecerá de lo más repulsivo, las ratas topo desnudas (Heterocephalus glaber) son unas supervivientes natas. Se mueven con facilidad en condiciones extremas, donde los niveles de oxígeno son muy limitados y las proporciones de dióxido de carbono muy altas, como si no necesitaran apenas respirar. Estos roedores son capaces de soportar una media hora de extrema hipoxia o privación de oxígeno sin que sus células cerebrales queden dañadas, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illionis, en Chicago. Pueden presumir de ostentar el récord de «aguntar sin respirar» entre los mamíferos. Serían unos campeones de apnea. A cualquier otro animal le destrozaría el cerebro.

Estas criaturas, que habitan en Etiopía, Kenia y Somalia, tienen una longevidad excepcionalmente larga entre los roedores de su tamaño, ya que alcanzan los 26 años de vida. Están acostumbradas a un ambiente pestilente. Sus colonias bajo tierra tienen una atmósfera muy baja en oxígeno, absolutamente insoportable, especialmente si se tiene en cuenta que defecan y se revuelcan en zonas comunes para mantener un olor uniforme en la comunidad. Nada las inmuta. «En los casos más extremos, las neuronas de estos rodeadores mantienen activas sus funciones seis veces más que las de los ratones comunes después del inicio de la privación de oxígeno», explica el científico John Larson, uno de los responsables del estudio.


Capacidad de la infancia

Todos los mamíferos empiezan sus vidas en un ambiente con poco oxígeno, el útero, pero las ratas topo parecen conservar esa capacidad a lo largo de su existencia. Estas criaturas también son conocidas por ser inmunes al dolor extermo que causan, por ejemplo, las quemaduras de ácido. «La clave está ahora en comprender cómo las ratas topo han sido capaces de retener la capacidad infantil de proteger sus cerebros en bajas condiciones de oxígeno», apuntan los investigadores.

El hallazgo, que aparece publicado en la revista NeuroReport, podría ayudar a encontrar un tratamiento más eficaz para tratar a personas con lesiones cerebrales asociadas con ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o ahogamiento.




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