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7 abr 2010

Autopsia a la conquista española


Ya se sabía que los mercenarios capitaneados por Francisco Pizarro no eran jipis pacifistas. Según las fuentes de la época, los españoles que conquistaron el Imperio inca a comienzos del siglo XVI aterrorizaron a los indígenas con susimponentes caballos y sus perros feroces, y masacraron a la población cuando lo consideraron necesario con disparos de arcabuz y mandobles de espada. Pero no había constancia más allá de las fuentes escritas. Hasta ahora.

Un equipo de investigadores de EEUU y Perú ha encontrado en un par de cementerios incas de los arrabales de Lima lo que creen son las primeras evidencias de la brutalidad de los conquistadores españoles y sus aliados nativos. En las tumbas, situadas en la zona arqueológica conocida como Puruchuco-Huaquerones, han desenterrado cadáveres con el cráneo reventado a mazazos o agujereado por disparos a quemarropa, cabezas destrozadas por martillos de guerra o ensartadas por el pico de una alabarda, restos de niños martirizados antes de morir y un sinfín de atrocidades. Para los antropólogos, el tipo de daños observados en los cadáveres, similares a los vistos en campos de batalla europeos del siglo XVI y nunca antes contemplados en la región andina, hace que sea "razonable sugerir un grado de implicación española en al menos algunas, si no todas, las heridas traumáticas encontradas".

"Nadie puede saber, al cien por cien [quién empuñó las armas], pero creo que presentamos argumentos convincentes", explica a Público la antropóloga Melissa Murphy, principal responsable de la investigación. A su juicio, la autopsia de aquellos suramericanos, 500 años después de su muerte, no deja lugar a dudas: fueron asesinados con armas europeas.

"Nadie puede saber, al cien por cien [quién empuñó las armas], pero creo que presentamos argumentos convincentes", explica a Público la antropóloga Melissa Murphy, principal responsable de la investigación. A su juicio, la autopsia de aquellos suramericanos, 500 años después de su muerte, no deja lugar a dudas: fueron asesinados con armas europeas.



Las lesiones coinciden con las vistas en las batallas europeas
El estudio, publicado en el último número del American Journal of Physical Anthropology, analiza un cráneo tiroteado que es un viejo conocido para los estudiosos de la conquista española de América. El arqueólogo independiente Guillermo Cock, otro de los autores de la investigación, explica por teléfono desde Lima la historia de este cadáver. Su equipo lo encontró en octubre de 2004 y Cock pensó: "Habrá sido algún gamberro practicando tiro al blanco en el cementerio".
Tras un primer análisis, se dio cuenta de que el orificio tuvo que producirse con el hueso fresco, así que pensó que estaban ante el cadáver de un soldado muerto en la ocupación chilena de Lima en 1881. "No podía imaginar la importancia del descubrimiento, hasta que encontramos ropa inca en la tumba", afirma. En 2007, la National Geographic Society, que ha financiado la excavación, presentó el hallazgo como la primera evidencia de un indígena tiroteado durante la conquista española. Ahora, se confirma aquella hipótesis. "Hemos acabado el estudio científico y ahora tenemos una confirmación definitiva de que lo que postulamos era cierto", afirma Cock.
Casi el 20% de los 258 cadáveres de individuos mayores de 15 años analizados presenta lesiones perimortem, producidas inmediatamente antes de la muerte. 34 nativos cayeron por disparos o golpes brutales en la cabeza. Según el estudio, la matanza se produjo durante el cerco de Lima, en 1536, cuando los incas se rebelaron contra la ocupación y sitiaron la nueva capital española. Los científicos barajan varias hipótesis: que los cadáveres desenterrados correspondan a individuos asesinados durante el cerco o después de él, cuando los españoles y sus aliados nativos emprendieron una violenta vendetta tras rechazar el ataque.
"La leyenda negra está exagerada", dice el profesor Ricardo Piqueras
"No sabemos quién apretó el gatillo, si eran españoles o indígenas entrenados por ellos", detalla Cock. "Pizarro llegó aquí con 163 personas, con esclavos africanos e indígenas nicaragüenses, pero no podía conquistar el Imperio inca solito, tuvo que asociarse con nativos que creían que les iba a liberar del yugo inca", explica.
Buenos y malos
El profesor de la Universidad de Barcelona Ricardo Piqueras, que no ha participado en el estudio, subraya este aspecto y quita peso a la leyenda negra de la conquista española. "La historia no se debe escribir como si unos fueran buenos y otros, malos. Cuando los españoles llegaron, los indígenas ya se estaban matando. Los conquistadores llegaron con su violencia, se encontraron con más violencia y se aprovecharon de una guerra civil que estaba desintegrando un imperio", aclara Piqueras, especializado en la conquista y la colonización de América.
Para algunos historiadores, la versión que pinta la toma española de Perú como una campaña de exterminio es una leyenda negra creada en la época por las demás potencias coloniales, sobre todo Francia e Inglaterra, para hundir a España, en cuyo territorio no se ponía el Sol. Piqueras no es tan contundente. "El resto de potencias, en lucha con los intereses españoles, utilizaron todos los discursos a mano para perjudicarlos, exagerando los elementos negros de la conquista. No es una leyenda inventada, pero los españoles no se pasaban el día machacando cráneos", matiza. El profesor pone el ejemplo de Hernán Cortés, que supo conquistar el Imperio azteca mediante pactos con los pueblos indígenas: "Prefería la diplomacia a la lucha, pero, claro, si había que machacar cráneos, se machacaban".

"Habrá sido un gamberro"

El estudio, publicado en el último número del American Journal of Physical Anthropology, analiza un cráneo tiroteado que es un viejo conocido para los estudiosos de la conquista española de América. El arqueólogo independiente Guillermo Cock, otro de los autores de la investigación, explica por teléfono desde Lima la historia de este cadáver. Su equipo lo encontró en octubre de 2004 y Cock pensó: "Habrá sido algún gamberro practicando tiro al blanco en el cementerio".

Tras un primer análisis, se dio cuenta de que el orificio tuvo que producirse con el hueso fresco, así que pensó que estaban ante el cadáver de un soldado muerto en la ocupación chilena de Lima en 1881. "No podía imaginar la importancia del descubrimiento, hasta que encontramos ropa inca en la tumba", afirma. En 2007, la National Geographic Society, que ha financiado la excavación, presentó el hallazgo como la primera evidencia de un indígena tiroteado durante la conquista española. Ahora, se confirma aquella hipótesis. "Hemos acabado el estudio científico y ahora tenemos una confirmación definitiva de que lo que postulamos era cierto", afirma Cock.

Casi el 20% de los 258 cadáveres de individuos mayores de 15 años analizados presenta lesiones perimortem, producidas inmediatamente antes de la muerte. 34 nativos cayeron por disparos o golpes brutales en la cabeza. Según el estudio, la matanza se produjo durante el cerco de Lima, en 1536, cuando los incas se rebelaron contra la ocupación y sitiaron la nueva capital española. Los científicos barajan varias hipótesis: que los cadáveres desenterrados correspondan a individuos asesinados durante el cerco o después de él, cuando los españoles y sus aliados nativos emprendieron una violenta vendetta tras rechazar el ataque.

"No sabemos quién apretó el gatillo, si eran españoles o indígenas entrenados por ellos", detalla Cock. "Pizarro llegó aquí con 163 personas, con esclavos africanos e indígenas nicaragüenses, pero no podía conquistar el Imperio inca solito, tuvo que asociarse con nativos que creían que les iba a liberar del yugo inca", explica.


Buenos y malos

El profesor de la Universidad de Barcelona Ricardo Piqueras, que no ha participado en el estudio, subraya este aspecto y quita peso a la leyenda negra de la conquista española. "La historia no se debe escribir como si unos fueran buenos y otros, malos. Cuando los españoles llegaron, los indígenas ya se estaban matando. Los conquistadores llegaron con su violencia, se encontraron con más violencia y se aprovecharon de una guerra civil que estaba desintegrando un imperio", aclara Piqueras, especializado en la conquista y la colonización de América.

Para algunos historiadores, la versión que pinta la toma española de Perú como una campaña de exterminio es una leyenda negra creada en la época por las demás potencias coloniales, sobre todo Francia e Inglaterra, para hundir a España, en cuyo territorio no se ponía el Sol. Piqueras no es tan contundente. "El resto de potencias, en lucha con los intereses españoles, utilizaron todos los discursos a mano para perjudicarlos, exagerando los elementos negros de la conquista. No es una leyenda inventada, pero los españoles no se pasaban el día machacando cráneos", matiza. El profesor pone el ejemplo de Hernán Cortés, que supo conquistar el Imperio azteca mediante pactos con los pueblos indígenas: "Prefería la diplomacia a la lucha, pero, claro, si había que machacar cráneos, se machacaban".





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