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21 abr 2010

Descubren un primate de más de 11 millones de años


Investigadores catalanes han descubierto en el vertedero de Can Mata en la cuenca del Vallès-Penedès (Cataluña) una nueva especie de primate pliopitécido, considerada una familia extinta de primitivos primates catarrinos (o “simios del Viejo Mundo”). Los fragmentos de mandíbula y molares encontrados en este gran yacimiento demuestran que Pliopithecus canmatensis pertenece a este grupo, que incluye a los primeros catarrinos que se dispersaron desde África hacia Eurasia.

Bautizada como Pliopithecus canmatensis, en honor al lugar donde ha sido hallada en Cataluña, la nueva especie fósil arroja luz sobre la evolución de la superfamilia de los pliopitecoideos, primates que incluyen varios géneros de catarrinos basales, un grupo que divergió antes de que se separaran las dos superfamilias actuales del grupo: los cercopitecoideos (monos del Antiguo Continente) y los hominoideos (antropomorfos y humanos); y que prosperó en Eurasia durante el Mioceno Inferior y Superior (hace entre 23,5 y 5,3 millones de años).

“A partir de la información anatómica, paleobiogeográfica y bioestratigráfica disponible, el escenario evolutivo más probable para este grupo es que los pliopitecoideos fueran los primeros catarrinos en dispersarse desde África hacia Eurasia, donde experimentaron una radiación evolutiva en un continente inicialmente vacío de otros antropoideos (simios)”, explica a SINC David Alba, autor principal del trabajo e investigador en el Instituto Catalán de Paleontología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

El análisis de las piezas dentales y de los fragmentos de mandíbula hallados en el yacimiento catalán se ha publicado en el American Journal of Physical Anthropology.

Según las conclusiones del trabajo, la nueva especie pertenece a la subfamilia de los pliopitecinos, que podrían haberse originado a partir de un ancestro llamado dionsisopitecino en Asia, desde donde se habrían dispersado hacia Europa a finales del Mioceno Inferior (hace unos 15 millones de años).

“En la Península Ibérica, los pliopitecoideos sólo se han registrado en la Cuenca del Vallès-Penedès, donde están representados por pliopitecinos y crouzelinos”, afirma Alba. Durante el Mioceno Medio los crouzelinos podrían haber evolucionado localmente en Europa a partir de un ancestro pliopitecino, y haberse dispersado hacia Asia después, durante el Mioceno Superior (hace unos 10 millones de años). Para los investigadores, un mejor conocimiento de la paleobiodiversidad del grupo contribuirá a esclarecer las relaciones entre las tres subfamilias conocidas.


A la búsqueda de pistas

Otra pista para esclarecer las relaciones de parentesco en este grupo es el reciente descubrimiento en China de un nuevo género y especie de pliopitecoideo, de unos 15 ó 16 millones de años de antigüedad y correspondiente “probablemente” a un miembro basal de los crouzelinos.

“Esto podría indicar que los pliopitecinos y los crouzelinos divergen a Asia antes de dispersarse hacia Europa”, apunta el paleontólogo.

Aunque las relaciones de parentesco entre los pliopitecoideos y el resto de catarrinos son todavía poco claras, los primeros retienen algunas características muy primitivas. “Sin embargo, a diferencia de los platirrinos (monos del Nuevo Continente), los pliopitecoideos presentan sólo dos premolares, lo que permite considerarlos ya catarrinos”, manifiesta Alba.

Según el nuevo estudio, algunas características derivadas de la dentición sugieren que estos animales son un ‘clado’ (grupo monofilético) que, a partir de un ancestro africano que migró hacia Eurasia durante el Mioceno Inferior, fue el primero en radiar en este continente.


Referencia bibliográfica:
Alba, David M.; Moya-Sola, Salvador; Malgosa, Assumpcio; Casanovas-Vilar, Isaac; Robles, Josep M.; Almecija, Sergio; Galindo, Jordi; Rotgers, Cheyenn; Berto Mengual, Juan Vicente. “A New Species of Pliopithecus Gervais, 1849 (Primates: Pliopithecidae) from the Middle Miocene (MN8) of Abocador de Can Mata (els Hostalets de Pierola, Catalonia, Spain)” American Journal of Physical Anthropology 141(1): 52-75, enero de 2010.






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