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5 abr 2010

El genoma del pinzón muestra 800 genes implicados en el lenguaje


Un consorcio internacional de científicos, en el que ha participado la Universidad de Oviedo, ha descifrado el genoma del pinzón cebra, uno de los pájaros domésticos más comunes y también el modelo preferido para estudiar el lenguaje humano. El nuevo mapa genético, que hoy se presenta en la revista «Nature», muestra más de ochocientos genes implicados en su capacidad para aprender sus melodías.

El hallazgo es importante no sólo porque nos ilumina en el origen de sus trinos, sino por lo que puede repercutir en nuestro provecho. Ofrece una estructura sólida para conocer el origen genético del lenguaje humano, así como nuevas claves para tratar enfermedades que afectan directamente al habla; desde la tartamudez al autismo, pasando por el párkinson o el alzhéimer.


De padre a hijos

Aunque los trinos de este pequeño ave no recuerden a ningún idioma conocido, su comunicación es más que un simple canto. El pinzón es incapaz de reproducir vocalizaciones humanas como el loro, pero sus melodías son complejas y la forma en la que aprenden a cantar es muy parecida a la de los bebés y sus padres. Estas aves también aprenden a una edad temprana, simplemente escuchando el canto de su tutor adulto.

Esa habilidad no existe en otras aves, ni siquiera en las hembras de los pinzones cebra. Aunque ellas son capaces de percibir y recordar canciones, su incapacidad para aprender canciones puede deberse a la participación de hormonas sexuales femeninas que afecten al cerebro.

Uno de los datos más sorprendentes del estudio es la importante participación de un grupo numeroso de genes descubiertos recientemente (ARN no codificantes de proteínas). Se pensaba que estos genes no eran esenciales, casi basura biológica, y sin embargo, podrían estar detrás de características tan complejas como el aprendizaje lingüístico.

Más de veinte laboratorios internacionales, coordinados por la Universidad de Washington, han participado en la secuencia el ADN de esta especie. Se trata del primer pájaro cantor y segundo ave —después del pollo—, del que se cuenta el genoma.

Carlos López Otín, responsable del grupo español que ha participado en la investigación, cree que este estudio «ayudará a entender la extraordinaria plasticidad del cerebro humano». «En el pinzón, es el aprendizaje de la melodía lo que modifica la expresión de 800 genes. Muy probablemente, este proceso será similar o incluso más complejo en los humanos. parece claro que también en humanos el aprendizaje de la comunicación oral requiere la expresión concertada de un gran número de genes», explicó a ABC el catedrático de la Universidad de Oviedo.

El grupo de Oviedo no es la primera vez que contribuye a la secuencia de un genoma. Su objetivo es extraer lecciones que ayuden a entender mejor las enfermedades humanas y sobre todo el cáncer.





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