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23 jun 2010

El tatarabuelo de «Lucy» ya podía caminar


Un equipo internacional de paleontólogos ha descubierto y analizado en Etiopía el esqueleto parcial de un Australopithecus afarensis que es 400.000 años más antiguo que la famosa Lucy. Se trata de un varón, bautizado "Kadanuumuu" (que significa "hombre grande" en la lengua de los Afar), que vivió en la región hace 3,6 millones de años y que ya era perfectamente capaz de caminar erguido. El hallazgo se publica en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias norteamericana.

El tatara tatara tatarabuelo de Lucy ya podía caminar erguido sobre sus piernas, lo que indica que este rasgo, considerado esencial en la evolución humana, se produjo mucho antes de lo que se pensaba. El esqueleto, que pertenece a la misma especie humana que Lucy (Australopithecus afarensis), fue hallado en la zona de Woranso-Mille del territorio de los Afar por un equipo de investigadores liderado por Yohannes Haile-Selassie, del museo Cleveland de Historia Natural.

Se trata de restos parciales que han sido excavados durante cinco largos años, tras descubrir un único fragmento de antebrazo en el año 2005. Las excavaciones han sacado a la luz la clavícula más completa y una de las escápulas mejor conservadas de todo el registro fósil. Debido a su altura (1,67 metros, mucho mayor que Lucy, que apenas superaba el metro de alto), el espécimen ha sido bautizado como "Kadanuumuu" que, en la lengua de los Afar, significa literalmente "Hombre grande".

"Este individuo -asegura Haile-Selassie- era completamente bípedo y tenía ya la habilidad de caminar como los humanos modernos. Como consecuencia de este descubrimiento, ahora podemos decir con total seguridad que Lucy y sus parientes eran almenos tan capaces como nosotros de caminar sobre dos piernas, y que el alargamiento de nuestras extremidades inferiores se produjo mucho antes en nuestra evolución de lo que creíamos hasta ahora".

Según explica el investigador, "todo lo que sabíamos sobre la locomoción de Australopithecus afarensis dependía de Lucy. Pero el hecho de que ella fuera una mujer excepcionalmente pequeña y con las piernas muy cortas, llevó a muchos investigadores a tener la impresión de que no estaba completamente adaptada a caminar erguida".

El nuevo esqueleto, sin embargo, demuestra que esa impresión está del todo equivocada. Si la talla de Lucy hubiera sido parecida a la de este nuevo ejemplar, sus piernas también habrían sido mucho más largas.

Por su parte, Owen Lovejoy, profesor de Antropología de la Kent State University y coautor del estudio, explica que "el nuevo espécimen nos cuenta mucho más sobre la pelvis, el tórax y las proporciones entre los miembros de lo que la propia Lucy podía deciernos en solitario".


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