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15 jun 2010

Jugar a la ciudad sostenible


Con un concepto que recuerda al viejo videojuego Sim City, donde el jugador debía decidir cómo planificar una ciudad con sus zonas residenciales, sus edificios de oficinas y sus servicios sociales, a finales de verano se comercializará el City One, el simulador virtual de ciudades sostenibles, dirigido fundamentalmente a la formación de los futuros técnicos y empresarios.

Las previsiones de crecimiento son significativas (según la ONU, en 2050 el 70 por ciento de la población vivirá en ciudades); así no es difícil imaginar los retos económicos y medioambientales que tienen por delante los centros urbanos. Asegurar los consumos de agua y electricidad, controlar la gestión del tráfico o las redes de distribución son sólo algunos de los problemas presentes y futuros para los que las nuevas generaciones de gestores deben estar preparadas. De eso se trata al final, de teorizar con casos supuestos, pero de forma gráfica, en tiempo real y con una fórmula que potencia el trabajo en equipo.

Este tipo de plataforma, denominada «juego serio», recupera conceptos ya utilizados por la multinacional IBM, al servicio, también esta vez, del desarrollo sostenible. Las cuatro áreas con las que inicia el juego son energía, agua, distribución y banca, a las que muy pronto se sumará la gestión del tráfico, presente en un simulador anterior, el Innov8. Disponibles para empresa o universidades y centros de negocio, la plataforma permite el juego en red, de manera online, sin descargas, o individual. Se trata de resolver situaciones reales de una ciudad ficticia y educar en los nuevos conceptos medioambientales y tecnológicos de urbes inteligentes. «Es el compendio de las casuísticas de ciudades en todo el mundo. No es un caso modélico, ya que presenta muchos problemas», explica Joan Ramón Mallar, responsable de soluciones de negocio para retail y gran consumo, de Servicios Globales de Negocio de IBM.

En estas misiones, el equipo o el jugador único deben decidir las mejores actuaciones combinando lo mejor posible los siguientes parámetros: Primero, asegurar el suministro de agua, electricidad o la llegada de mercancías. Segundo, la eficiencia en la distribución, evitando las pérdidas de agua o energéticas en las redes de distribución. Tercero, la eficiencia económica y la satisfacción del usuario. Además de los criterios medioambientales. El jugador, que contará con un presupuesto limitado, podrá priorizar uno de estos criterios en función del caso particular que se le presente, recibirá una puntuación por su pericia y podrá comparar sus soluciones con las de otros participantes que tengan más puntos o que hayan sido más imaginativos.

Pantallas reales
Un ejemplo de misión sería el de una ciudad que ha crecido en población y exponencialmente en consumo de agua. El objetivo: transformar las obsoletas infraestructuras, que registran pérdidas en torno al 40 por ciento, en un sistema moderno de gestión que garantice el suministro, la calidad y evite esas filtraciones durante el transporte.

Las herramientas con las que cuenta el jugador son una serie de sensores para medir la contaminación o la informatización de la red para localizar pérdidas de agua. Un caso parecido podría ocurrir con la electricidad: ¿cómo integrar las energías renovables a la red de una forma fiable?

Son situacioneshipotéticas pero basadas en experiencias de monitorización y gestión reales.«Es la oportunidad de pasar a la gestión activa, lo que realmente incrementa la receptividad, implicación, atención y reención del participante. Es la metodología del “aprender haciendo” llevada a sus últimas consecuencias, pero sin sacarla de un “entorno controlado», explica Jordi Brunat, profesor de Política de Empresa de la escuela de negocios, Esade, que integra los simuladores en su formación desde los años 70.

Estas fórmulas tecnológicas de monitorización se están aplicando con muy buenos resultados a nivel mundial. Ahora se trata de aplicar la experiencia para el aprendizaje. Uno de estos llamativos ejemplos, fruto de la colaboración público-privada, es el sistema de gestión de agua de la ciudad irlandesa de Galway, que gracias a los sensores comunica los oleajes a las empresas energéticas, las plagas de medusas o el estado de las aguas a las autoridades sanitarias o comunica a los barcos pesqueros con los restaurantes para que éstos sepan dónde atracarán y el tipo de pescado que llevan fresco. Otro ejemplo de Smart City (ciudad inteligente) se está poniendo en marcha en España, concretamente en Málaga, gracias a la colaboración de empresas como Endesa e IBM.

La zona de la Playa de la Misericordia se transformará en cuatro años en un modelo de eficiencia energética con la incorporación de paneles fotovoltaicos, aerogeneradores y baterías para el almacenamiento del excedente. El objetivo, reducir el consumo un 20 por ciento y dejar de emitir 6.000 toneladas de CO2 al año.

En breve se recuperará la gestión de tráfico del anterior simulador, Innov8. «El jugador será un guardia urbano global», afirma Mallar. Es decir, decidirá cómo dirigirá el tráfico en las horas punta para evitar atascos, colocará semáforos en los puntos estratégicos, tejiendo una malla de sensores de control por toda la ciudad.

A veces no se sabe cuándo la realidad supera la ficción ni viceversa. Gracias a un sistema como el que simula este videojuego, la ciudad de Estocolmo redujo durante 2006 los atascos y un 12 por ciento las emisiones de CO2. Como en una misión virtual más, estos resultados se consiguieron simplemente instalando un peaje y un circuito de control con cámaras y láser para acceder el centro de la ciudad sueca.

En un futuro no tanto lejano, llegarán simulaciones para la gestión de los residuos, aunque de momento, City One no olvida la importancia del crecimiento y los modelos de negocio sostenibles. Para ello incorpora misiones con escenarios propios del ámbito empresarial: por ejemplo, dar servicio a una demanda de un producto estacional que viene de China, incorporando nuevas tecnologías o modelos de explotación, analizando el riesgo o las posibilidades de financiación bancaria. La pura y dura gestión de negocios que ha incorporado, desde los sesenta, la simulación a los antiguos casos reales escritos con buenos resultados académicos, donde la simulación ayuda al alumno a ver en directo cuáles son las consecuencias de sus decisiones: «Interesante sería que fueran los planificadores de las ciudades de hoy los que gestionaran en City One. Ello pondría en evidencia la dirección de las políticas alternativas que aplican las ciudades de hoy en día», detalla Brunat.




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