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16 jun 2010

Las acacias se comunican para defenderse de los herbívoros


Las acacias, un árbol extendido por todo el mundo, son especialmente comunes en África y Australia. Lo que no sabía es que estos impresionantes árboles cuentan – según descubrió un profesor de la Universidad de Pretoria – con un mecanismo de alarma para advertir a sus congéneres de la llegada de herbívoros.

Según comentan en weirdworm, cuando los antílopes comienzan a ramonear las hojas de una acacia, el árbol emite al aire una señal de etileno gaseoso a través de los poros de sus hojas. Esta señal viaja hasta 45 metros avisando a otros árboles cercanos de la presencia de herbívoros. Una vez recibida la señal, las acacias comienzan a producir tanino en sus hojas en cantidades que resultan letales para los antílopes.

Este profesor, Wouter Van Hoven, descubrió el fenómeno en 1990 mientras estudiaba la muerte de casi 3000 antílopes sudafricanos. Van Hoven se dio cuenta que las jirafas evitaban las acacias cuando se acercaban a ellas en la dirección del viento y solo mordisqueaban levemente sus hojas, mientras que los antílopes se veían obligados a comer las hojas bajas de cualquier árbol al que pudieran encaramarse. Esto hacía que las dosis de veneno fueran acumulándose hasta provocarles la muerte al cabo de pocos días.

Por cierto, no hace falta irse a África para contemplar esta clase de comportamientos. Hace 20 años, un científico francés llamado Paul Caro descubrió que los robles responden de una forma similar al ataque de las orugas. Los robles que eran atacados por las orugas parecían tener dosis de tanino más altas en sus hojas, una sustancia que mataba a la mayoría de las larvas.





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