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7 jun 2010

Un yate de lujo y solar


La cubierta posee 242 m2 de paneles solares fotovoltaicos capaces de moverlo a una velocidad de entre 6 y 8 nudos. En su diseño se han empleado fibras naturales de lino


Parece mentira que esta propuesta tan idílica en estos días de calor venga desde Finlandia. La joven diseñadora Janne Leppanen lo ideó como proyecto de fin de carrera en un escenario que imaginó posible para 2020. «El concepto de diseño que tenía en mente era claro: materiales ecológicos, fuentes de energía renovables y habitabilidad», declara Leppanen. Fruto de su interés por el transporte, decide alejarse el diseño de coches y centrarse en los barcos de paseo. «Es una buena manera de prepararse a la elevación del mar», dice. Así nace el Arkki, un yate a la medida del deseo, pensado como residencia permanente o de verano y respetuoso con el entorno.

Confort
Sus medidas de 15,5 metros de ancho, 1,6 de alto por encima del nivel del mar y 5 metros por debajo y sus 31,6 metros de largo representan un espacio sostenible dedicado al confort. Sus 153 m2 de área interior se encuentran divididos en sala de estar con cocina americana y dos habitaciones. Una muestra de que las buenas ideas comerciales no tienen por qué estar reñidas con el medio ambiente, ya que todo su estructura se ha planificado para autoalimentarse. La cubierta estaría tapizada por hasta 242 m2 de paneles solares fotovoltaicos transparentes y flexibles con capacidad para producir hasta 121 kw, que moverían este pequeño yate a una velocidad de entre 6 y 8 nudos. Mientras que el excedente de energía podría ser almacenado en una batería de nanotubos de silicio.


Tras varias consultas con expertos, la diseñadora pensó en este tipo de baterías, dejando a un lado las más conocidas de litio (las actuales de los móviles, por ejemplo), porque «son capaces de almacenar hasta 10 veces más de electricidad. Esto significaría el fin de los motores de combustión interna», afirma Leppanen. La batería se situaría en la parte inferior del casco, para que se pudiera acceder, reparar y mantener desde el interior; desde los camarotes. Para diseñar la estructura del barco, se ha considerado sólo el empleo de fibras naturales, como las fibras de lino. La utilización de éstas, además, ahorraría los costes de tener que sacar la embarcación del agua durante el invierno porque no se oxidan como los metales típicos de este medio de transporte (hierro, acero…).

Para el consumo
Y para las largas travesías, se prevé la incorporación de membranas especiales en la cubierta para filtrar el agua de mar y obtener agua potable para el consumo. Nada se deja al azar, al menos en la fase de diseño. Si llegara a construirse, en 2020, el usuario no estaría obligado a vivir en una zona determinada. «Puede elegir dónde vivir. Por ejemplo, en Finlandia durante el verano y en España en invierno», afirma Leppanen.



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