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18 may 2011

Buscan una señal de vida inteligente en 86 planetas


En cincuenta años no ha habido una sola señal, con la excepción del famoso «Wow!», el 15 de agosto de 1977, cuando un científico del Observatorio Big Ear de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU). detectó una extraña frecuencia que, al parecer, no podía haber sido emitida desde la Tierra. Un pobre resultado sin confirmar -todavía se desconoce qué o quién la transmitió-, pero que no ha impedido que los planes de búsqueda de vida inteligente más allá de la Tierra sigan su curso, a pesar de los inevitables recortes presupuestarios.

Una potente herramienta, el radiotelescopio dirigible Robert C. Byrd Green Bank, el mayor del mundo, se ha sumado a este esfuerzo. Se trata de una instalación ubicada en una zona rural de Virginia Occidental, en Estados Unidos, que agudizará sus antenas para encontrar signos de vida extraterrestre en 86 planetas que pueden ser similares a la Tierra. Todo para responder a la pregunta de si estamos solos en el Universo.


El gigantesco instrumento comenzó la semana pasada a apuntar a cada uno de los 86 mundos, seleccionados de una lista de 1.235 posibles planetas identificados por el telescopio espacial Kepler de la NASA. Cada uno de ellos será seguido durante las 24 horas, para que nada de lo que ocurra pueda escapar a sus agudísimos oídos. Después, los datos serán analizados por investigadores de la Universidad de California en Berkeley, para ver si, por segunda vez, aparece otro «Wow!». «No estamos absolutamente seguros de que todas estas estrellas puedan tener sistemas planetarios habitables, pero sí son muy buenos lugares para buscar vida extraterrestre», ha explicado Andrew Siemion, uno de los científicos que participa en el proyecto.

La misión es parte del proyecto SETI (Search for Extra Terrestial Intelligence), un programa de búsqueda de vida inteligente extraterrestre, que ya ha cumplido cincuenta años. El mes pasado, el Instituto SETI anunció que estaba echando el cierre a una parte importante de sus esfuerzos -un proyecto de 50 millones de dólares con 42 platos de telescopio conocidos como el Allen Telescope Array (ATA)- debido a un déficit presupuestario de cinco millones de dólares. Con estos instrumentos en hibernación, los astrónomos esperan sacar provecho del telescopio de Green Bank.

Planetas templados
«Vamos a buscar en un rango mucho más amplio de frecuencias y tipos de señal de lo que antes había sido posible», asegura Siemion. La superficie del telescopio es de 100 por 110 metros y puede grabar casi un gigabyte de datos por segundo. Los planetas que van a ser escudriñados se encuentran en lo que se llama la zona de habitabilidad, lo suficientemente cerca de su estrella, pero no demasiado, para que su superficie tenga una «temperatura agradable» - entre cero y 100 grados centígrados - y pueda mantener agua líquida. Con estos requisitos, tienen más probabilidades de albergar vida. «Nunca antes nos habíamos fijado en planetas como estos», apunta el investigador.

El telescopio de Green Bank puede escanear 300 veces el rango de frecuencias de lo que puede hacer, por ejemplo, el famoso telescopio de Arecibo en Puerto Rico, lo que significa que, en un solo día, puede obtener la misma cantidad de datos que Arecibo conseguiría en un año.

El proyecto tardará aproximadamente un año en completarse, y recibirá la ayuda de un equipo de un millón de astrónomos desde sus propias casas, conocidos como los usuarios SETI@home, que ayudarán a procesar los datos en sus ordenadores personales.


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