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19 jul 2011

Internet como salvavidas para la lengua de judíos procedentes de la España medieval


El judeoespañol (o ladino), la lengua de los judíos procedentes de la España medieval, puede haber encontrado en las nuevas tecnologías el salvavidas que impida su extinción, según varios expertos reunidos esta semana en Tel Aviv para analizar su futuro. El ladino superó la prueba de fuego histórica de la expulsión de los judíos de España en 1492, pero ha llegado a la era digital en horas bajas, según diversos investigadores, que temen que su uso cotidiano desaparezca en dos o tres generaciones.

El Holocausto, primero, con el práctico exterminio de comunidades judías sefardíes, como la de Salónica; y, más tarde, la obsesión en los inicios del Estado de Israel por convertir el hebreo en la lengua que aglutinase a judíos de todos los rincones del mundo, a costa de otras, asestaron al ladino un duro golpe del que nunca se se ha recuperado.


Hoy, el idioma, también llamada judeoespañol, vive un auténtico florecimiento en el ámbito académico, con dos centros de investigación en Israel y departamentos de enseñanza en lugares como España, Alemania o Reino Unido. Sin embargo, el número de personas vinculadas al ladino sigue disminuyendo hasta situarse entre los 150.000 y 400.000, la mayoría en Israel, aunque también en otros países donde se establecieron los judíos expulsados, como Turquía, Grecia o Francia.

La revolución de Internet

En este panorama, las nuevas tecnologías han introducido una nota de optimismo. "Los que vienen diciendo desde hace 50 o 60 años que la lengua va a morir ni se imaginaban la revolución de Internet y la digitalización", aseguró a Efe el vicepresidente de la (así llamada en judeoespañol) Autoridad Nasionala del Ladino en Israel, Moshé Shaul. Internet, con sus correos electrónicos, blogs y chats, ha resuelto parcialmente uno de los principales retos: la dispersión de los ladino-hablantes.

"El problema que tenemos los sefardíes y la cultura judeoespañola es que estamos muy dispersos por el mundo entero (... ) Ya casi no hay comunidades compactas, como había a principios del siglo XX en Turquía, Grecia o Bulgaria", explicó Shaul en un descanso de la conferencia titulada El patrimonio del ladino en el mundo de los medios de comunicación.

"Internet nos ha permitido justamente comunicarnos y también hacer nuestra cultura más accesible. Tenemos cantidad de cantos, de cuentos, de refranes, de libros que ninguno sabe dónde están o cómo puede tener acceso a ellos", agregó. Tamar Alexander, directora del Sentro Gaón para la cultura judeoespañola de la Universidad Ben Gurión del Neguev, en la ciudad de Beer Sheva (sur de Israel), cree que Internet ha dado luz a una suerte de "comunidad virtual del ladino".

"Allí la gente se comunica, habla, pregunta... Hay discusiones sobre una palabra, qué es esto, quién sabe quién es esto...y sí, Internet es el futuro", subrayó. La digitalización de los textos es otra herramienta fundamental para sacar de la agonía a un idioma que vive su "minuto 90", en palabras de Idit Pintel-Ginsburg, directora del archivo de cuentos populares de Israel.

La digitalización no sólo pondrá textos en ladino a disposición de una comunidad virtual, sino que también posibilitará rescates del tesoro cultural judeoespañol impensables hasta hace unas décadas. Shaul apunta el caso de unos 5.000 ó 6.000 libros en judeoespañol de escritura rashi, es decir, en cuidados caracteres hebreos en semicursiva que llevan el nombre del rabino francés que escribió los comentarios más importantes al Antiguo Testamento y al Talmud, desconocidos para los ladino-hablantes.

Los motivos para el entusiasmo se topan, no obstante, con una seria brecha generacional, claramente visible en la conferencia de esta semana, donde la inmensa mayoría de asistentes superaba los sesenta años. Serán, pues, las próximas generaciones y sus avances tecnológicos los que determinen si el ladino mantiene su estatus de lengua minoritaria, pero en uso, como el yidish, o si acaba como el griego clásico o el latín, reservada a pequeñas aulas y cátedras de lenguas muertas.



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