Todos tenemos derecho a saber. Es más, yo diría que todos tenemos la obligación de saber. ¿Saber qué? Se preguntarán algunos. Y hacen bien en preguntárselo. Saberlo todo. O mejor dicho, todo aquello que quieran saber. Y eso es, señores míos, la esencia, el alma, la base, la “chicha” de la ciencia.
Hacer(se) preguntas para obtener respuestas, que llevan a más preguntas. Entonces, se podría decir sin atisbo de duda que es éste el trabajo de un científico.
Preguntar y responder. Aunque es posible que llevemos tanto tiempo metidos en nuestra cueva haciendo experimentos que a muchos se les (nos) ha atrofiado la capacidad de dar estas respuestas fuera de nuestro hábitat. Porque el derecho (y la obligación) de saber no es exclusivo de los hombres de ciencia, estamos obligados a explicar qué, para qué, cómo, cuándo y dónde se hace ciencia. Porque la ciencia es bella, apasionante, emocionante, conmovedora, y -a veces- frustrante, difícil, desilusionadora. Pero sobretodo es divertida. Aunque mucha gente no lo sabe. Y hemos de contárselo.
Pero contar ciencia no es tarea fácil, créanme. Escribir artículos científicos en los que se describen experimentos de una forma cuasi-perfecta, utilizando la instrumentación más sofisticada y métodos más avanzados de biología molecular, controlando los modelos matemáticos precisos para validar los resultados, es pan comido comparado con la labor de divulgación.
Y es de esta dificultad y de la necesidad de contar -y mucho más de la de saber- del que suscribe de la que surgió la idea de Journal of Feelsynapsis; una plataforma gratuita, aprovechando las herramientas que nos brindan las últimas tecnologías, desde la que poder contarles qué y para qué hacemos lo que hacemos. Y para ello tuve la inmensa fortuna de contar con la inestimable e interminable colaboración de excepcionales divulgadores –y mejores personas- que desde el primer momento se subieron a este barco sin preguntar siquiera en qué puertos iba a parar. Y no lo hicieron porque es lo que hace la gente brillante; cosas extraordinarias.
Porque todos tenemos el derecho a saber.
Porque todos tenéis el derecho a que os lo contemos. Enrique Royuela
FUENTE:
Muchas gracias por la mención!!!
ResponderEliminarEsperamos que la revista le resulte interesante a todos los lectores de este blog!
Un saludo
Quique