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20 ene 2012

Llega al mercado la primera píldora inteligente

La compañía norteamericana Proteus Biomedical, en colaboración con la farmacéutica británica Lloydspharmacy, sacará al mercado el próximo mes de septiembre un “producto digital para la salud”. Se trata de unas píldoras “inteligentes” que portan minúsculos microchips que registran el uso de medicamentos por parte de los pacientes que las consumen. 





La información obtenida es enviada a su vez a un parche, colocado en la piel del usuario, que la manda vía Bluetooth al teléfono móvil de la persona al cargo del enfermo. Con este sistema se espera poder controlar mejor el consumo de medicamentos, sobre todo por parte de enfermos crónicos, para garantizar la eficacia de los tratamientos. Por Yaiza Martínez.

La compañía norteamericana Proteus Biomedical, con base en California, ha anunciado recientemente el lanzamiento en el Reino Unido, en colaboración con la farmacéutica británica Lloydspharmacy, de un “producto digital para la salud”.

El producto consiste en unas píldoras “inteligentes” que portan minúsculos microchips que registran el uso de medicamentos por parte de los pacientes que las consumen. Lloydspharmacy espera que estas píldoras lleguen al mercado el próximo mes de septiembre.

Según informa Nature, las píldoras han sido bautizadas como “Helius”, y servirán para controlar si los enfermos toman de forma apropiada sus medicinas. El sistema está especialmente ideado para personas con enfermedades crónicas, que deben tomar diversos medicamentos en varios momentos del día.

Según explica Andrew Thompson, director ejecutivo de Proteus Biomedical, lo más importante y básico es que estas píldoras permiten registrar el uso físico real de los medicamentos.

El sistema ha sido ya “probado con cientos de pacientes en muchas áreas terapéuticas distintas. Ha sido testado en pacientes con tuberculosis, con problemas de salud mental, con trastornos cardiacos, con hipertensión y con diabetes”, añade Thompson.

Pastillas con sensores

En las píldoras hay contenidos unos sensores, diseñados por expertos de Proteus y bautizados como “ingestible event markers”. Estos sensores son tragados con las píldoras, pero podrían ser incorporados a cualquier otro medicamento durante su proceso de elaboración.

Los sensores, más pequeños que un grano de arena y compuestos por ingredientes normalmente presentes en los alimentos, según The Independent, son activados por los ácidos estomacales.

La energía que necesitan para funcionar es producida por la combinación del entorno ácido del estómago con dos metales presentes en ellos: una pequeña cantidad de cobre y otra de magnesio. Esta combinación da lugar a cierto voltaje, que permite al dispositivo generar señales cuya sintonía se corresponde con el tipo de medicamento ingerido.

Estas señales son a su vez detectadas por otro dispositivo, un parche que se pega a la piel del paciente. Este parche, diseñado para ser usado durante siete días, incluye una batería flexible y un chip que registra la información.

Además, el parche contiene tecnología Bluetooth sin cables, lo que permite transmitir los datos registrados al teléfono móvil de la persona a cargo del enfermo, ya sean sus familiares o su médico.

Con la información recibida, se puede saber qué medicinas ha tomado el paciente y cuándo. Por otro lado, el sistema permite controlar ciertos factores orgánicos, como el ritmo cardiaco, la respiración y la temperatura del enfermo, y mostrar así cómo responde el paciente a la medicación.

Otras tecnologías comestibles

En The Independent, Steve Gray, director de servicios de salud de Lloydspharmacy explica que, en general, existe un gran problema con el consumo incorrecto de las medicinas: “Cualquiera que tenga que tomar varios medicamentos sabe lo fácil que es confundirse o no tomar los comprimidos correctos cada día”.

Si a esta complicación se le añade la dificultad de atender a familiares, sobre todo si no se vive con ellos, se entiende hasta qué punto este servicio de información puede resultar útil, concluye Gray.

El hecho de no tomar correctamente los medicamentos puede hacer que los pacientes no se beneficien completamente de los tratamientos o acabar produciendo efectos secundarios dañinos.

Los sensores comestibles tienen una larga historia, publica Nature. En los años 80 del siglo pasado, La NASA ya desarrolló termómetros para ingerir, destinados a medir la temperatura de los astronautas.

Por otra parte, los científicos también han desarrollado cámaras incorporadas a comprimidos, con las que registrar imágenes del sistema digestivo desde el interior del cuerpo.

Además, las píldoras inteligentes de Proteus no son las primeras de este tipo que se fabrican. En 2010, investigadores de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, desarrollaron un prototipo de pastilla que contenía una antena y un microchip de reducido tamaño.

Esta píldora, como las de Proteus, podía enviar señales a un teléfono móvil o a un ordenador en el momento en que los medicamentos alcanzasen el estómago del paciente, para informar de su consumo.


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