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31 ene 2012

Oxford, Harvard y otras 30 organizaciones coordinan sus bases de datos científicas

La ciencia, ayudada por las nuevas tecnologías, genera una inmensa cantidad de datos, la mayor parte de las veces heterogéneos y, por eso, difícilmente comparables o accesibles. Por eso, unas 30 organizaciones científicas de todo el mundo se han puesto de acuerdo para crear un nuevo estandard común para la descripción de esta información almacenada en bases de datos sobre temas tan dispares como la genética o el medioambiente.


Los miembros de esta iniciativa, liderada por la Universidad de Oxford (Reino Unido) y el Instituto de Células Madre de Harvard (EEUU), explican esta semana en 'Nature Genetics' la necesidad de adoptar "tecnologías que faciliten la interoperabilidad y promuevan el crecimiento de la cultura del 'open data' común".

"Ahora estamos trabajando juntos para obtener los medios para manejar cantidades enormes de datos que de otra forma serían incompatibles", ha explicado Susanna-Assunta Sansone, líder de grupo del proyecto en la universidad británica. De momento, han puesto en marcha una web a través de la que se podrá acceder a toda la información: ISA Commons.

"Un ejemplo de cómo funciona esto en el Instituto de Células Madre de Harvard es que ahora podemos encontrar la relación entre experimentos con células madre de la sangre de los peces y tumores infantiles", señala Wilson Hide, director de la división de Bioinformática de este organismo.

La columna vertebral de esta nueva forma de archivar información la forman tres categorías que deben utilizar los participantes: "investigación (el contexto del proyecto) , estudio (unidad de investigación) y ensayo (medición analítica)". Sobre ellas "se articulan el descubrimiento, el intercambio y la integración de los datos", explican los responsables del proyecto.

La herramienta podría ser de gran utilidad para las grandes organizaciones, pero también para grupos pequeños que "podrán empezar a almacenar sus datos de laboratorio utilizando este sistema, siguiendo los estándares de la comunidad, sin necesidad de tener un apoyo bioinformático propio", ha subrayado Jules Griffin, de la Universidad de Cambridge. "Es como si Facebook nos permitiera a todos nuestra propia página web; de repente, no necesitas ser un experto en ordenadores para mostrar tu información al resto del mundo".


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