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7 may 2012

El cerebro controla la casa

Ingenieros de la Universidad de Valladolid han desarrollado un nuevo sistema que permitirá a la población envejecida o con falta de autonomía controlar su vivienda con las ondas cerebrales. El secreto está en un casco interactivo que hace posible encender la calefacción, bajar las persianas o apagar la luz sin necesidad de mover el cuerpo. 


Encender la calefacción, conectar la televisión, descolgar el teléfono o enchufar el equipo de música son cosas que se podrán hacer sin mover el cuerpo. Un grupo de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Valladolid ha desarrollado el sistema Brain-Computer Interface (BCI) que traduce las intenciones del usuario en comandos de control, como herramienta de entrenamiento cognitivo que ayude a prevenir los efectos del envejecimiento. «Pero tiene más utilidades, ya que este mecanismo contará con una aplicación con la que podrán controlar los dispositivos domóticos y electrónicos de una vivienda», explica Roberto Hornero, coordinador del estudio BCI.

El incremento de la esperanza de vida de la población en los países occidentales lleva asociado un aumento progresivo del número de personas en situación de dependencia. La evolución hacia poblaciones más envejecidas demanda nuevas soluciones para asistir a estas personas de avanzada edad que ven limitadas sus capacidades para realizar actividades de la vida diaria. En este sentido, los sistemas BCI pueden resultar de gran utilidad, ya que contribuyen a un incremento de la autonomía de las personas y mejoran su calidad de vida. Este sistema permitirá entrenar diferentes procesos cognitivos y controlar múltiples dispositivos de climatización y calefacción, de iluminación, de entretenimiento... 

El procedimiento consta de varias fases: se le coloca un casco electroencefalógrafo a la persona dependiente; el casco se conecta a un amplificador y a su vez a un ordenador que recibirá las señales enviadas por el cerebro a través del casco; éstas se analizan mediante métodos matemáticos. En el ordenador se iluminan aleatoriamente los diferentes equipos que podemos controlar (televisión, calefacción, equipo de música...) y el usuario se fija en aquel que quiere dirigir. El programa descifra en qué dispositivo está pensando y entra en su menú, por ejemplo en el de la televisión. El usuario observa la opción de encender y se envía una señal de infrarrojos al mando que la enciende automáticamente. De este modo, las personas mayores o los discapacitados que necesiten ayuda podrán controlar los dispositivos de su vivienda sólo con las ondas cerebrales.

«Lo que hacemos es monitorizar la actividad eléctrica cerebral y ésta sirve para controlar un dispositivo o realizar una tarea», comenta Hornero. «Hasta el momento, los sistemas BCI se habían probado para grandes discapacitados, pero debido al envejecimiento de la población pensamos que esto sería una solución que beneficiaría la vida diaria de estas personas», prosigue. El proyecto tiene un carácter interdisciplinar, ya que intervienen en él terapeutas, médicos, ingenieros, físicos y matemáticos. «Actualmente, nos encontramos en la primera fase de una investigación que durará alrededor de tres años, pero hasta el momento los resultados son prometedores», afirma Hornero.

Vivimos en un mundo que cuenta con una población cada vez más envejecida. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde este momento hasta el 2050 la proporción de habitantes mayores de 60 años se duplicará pasando del 11 al 22 por ciento; y crecerán de los 605 millones actuales a los 2.000 millones en el transcurso de medio siglo. Con motivo del año del envejecimiento activo, la Fundación General CSIC y la Obra Social La Caixa han llevado a cabo la convocatoria Proyectos Cero en Envejecimiento, con la que pretenden favorecer a esta parte de la población, que aumenta con el paso de los años. De los 47 proyectos presentados en la convocatoria, sólo cinco fueron seleccionados.

Las nuevas tecnologías de la información (TIC) pueden ser el medicamento perfecto para estas personas. Hasta el momento las TIC no han llegado a todos los ámbitos, ya que en la actualidad, la población mayor de 60 años tiene un acceso reducido a ellas respecto al resto de la población. Para conseguir mejorar esta situación, dos de los proyectos ganadores están relacionados con las tecnologías, ya que éstas pueden ayudar a mantener una mejor salud física y conseguir una mayor independencia en las personas mayores. «El envejecimiento no tiene que ir necesariamente acompañado por limitaciones de movilidad y aislamiento social», comenta Josep Blat, catedrático de Ciencias de la Computación en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). «Con nuestro proyecto ‘‘Worthplay’’ queremos dejar de tratarlos como discapacitados y aprovechar los aspectos positivos de estas personas», argumenta Blat. «Nuestro objetivo es investigar el diseño, desarrollo y evaluación de un prototipo de juegos on-line para ellos. Juegos de calidad que contribuyan realmente a un envejecimiento activo, así como a mejorar su bienestar físico y psicosocial», prosigue Blat.

Aunque las videoconsolas actuales ofrecen juegos para todos los públicos, «nosotros introducimos una idea novedosa –explica Plat–, dejamos que ellos participen y nos digan qué tipo de cosas les gustan y qué es con lo que más disfrutan, de modo que son ellos los que crean sus propios juegos. La investigación la llevamos a cabo en un centro de integración social, y alrededor de 10.000 personas pasan cada mes por diferentes actividades: destreza, cognición, memoria, etc».  



 

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