El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología,
más conocido como Muncyt, abrirá sus puertas mañana viernes en La
Coruña. Lo hará cinco meses más tarde de lo previsto, ya que las elecciones generales del pasado noviembre obligaron a posponer una inauguración que su director, Ramón Núñez, espera con una mezcla de ilusión y nerviosismo.
Al acto asistirán los Príncipes de Asturias,
que serán los primeros en recorrer los alrededor de 5.000 metros
cuadrados que conforman este espacio museístico, distribuido en nueve
plantas a orillas del océano Atlántico.
De
titularidad estatal, el Muncyt nace como un museo adaptado a los nuevos
tiempos, en el que la idea tradicional de monumento se diluye para dar
forma a exposiciones dinámicas e interactivas.
Y es que en sus salas no hay carteles de «prohibido tocar». Así, los
visitantes tendrán la oportunidad de vestirse de científicos y descubrir
las entrañas de objetos cotidianos como un secador de pelo o un teléfono móvil.
También descubrirán el proceso de creación de una cremallera, una
bombilla o incluso una hoja de afeitar y la innovación que estos
inventos supusieron para la vida diaria.
Pero
en el Muncyt también hay espacio, y mucho, para los grandes inventos.
Para aquellas piezas que, como el primer acelerador de partículas
construido en España, fueron recuperadas de almacenes perdidos, tras
décadas condenadas al olvido. Muchas de ellas han ido a parar a la sala
Mayúsculas, la de los grandes descubrimientos, donde el público podrá
contemplar hitos tecnológicos como el primer ordenador que llegó a España, en la década de los años 50. Un gran cajón que funcionaba como centro de cálculo de la Renfe en Madrid. Su memoria era de 1kb.
Entre las 14.000 piezas que conforman la colección de este museo, destaca la cabina del avión Boeing 74 Jumbo, famoso por ser el aparato que trasladó el Guernica de Piccaso en su viaje de regreso a Madrid, en 1981.
Tras
unas semanas de rodaje con visitas a escolares de la comunidad, será en
junio cuando el museo quede a disposición del público general. Este
proyecto, único en España, ha requerido de una inversión de 15 millones de euros y cuatro años de intenso montaje.
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