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20 ago 2012

Científicos escriben un libro en ADN

George Church, investigador de Harvard, ha codificado su próximo libro digital en ADN. En vez de almacenarlo en un disco duro, lo ha guardado en una serie de cadenas de la molécula de la vida. Y ha hecho 70.000 millones de copias que ocupan, todas juntas, el tamaño de una uña.





Desde que se conocen sus secretos, el ADN ha sido un firme candidato para el almacenamiento de grandes volúmenes de información. Es estable, eficiente energéticamente y capaz de aguantar miles de años sin alterarse. Y puede guardar muchísima más información en el mismo volumen que cualquier tecnología comercial de hoy.

Los investigadores calculan que cuatro gramos de «móleculas de la vida» podrían almacenar toda la información que genera la humanidad en un año. Y que se pueden guardar más de un millón de gigabytes en cada milímetro cúbico.

Almacenamiento estable y duradero

Mientras que otras tecnologías de almacenamiento —como la holografía cuántica— necesitan temperaturas extremadamente bajas para funcionar, el ADN es estable a temperatura ambiente. «Puedes tirarlo donde quieras, en pleno desierto o en tu jardín, y seguirá ahí 400.000 años después», explicó Church.

Pero no todo son ventajas. La escritura y la lectura de ADN son procesos lentos en comparación con otras tecnologías. Es por eso que los investigadores piensan que su uso es ideal para el almacenamiento de ingentes cantidades de información.

Antes ya se había codificado información en código genético de bacterias vivas, el equipo utilizó ADN inerte. «Evitamos voluntariamente las células vivas», contó Church. «Dentro de un organismo, tu mensaje sólo puede ser una pequeña parte de toda la célula, por lo que hay mucho espacio desaprovechado. Pero sobre todo lo hicimos porque tan pronto el ADN entra en una célula, si no es ventajoso en sentido evolutivo, terminará siendo descartado a lo largo de las generaciones».

Biología sintética

El libro, «Regénesis: Cómo la biología sintética reinventará a la naturaleza y a nosotros mismos», del propio George Church, se codificó en bloques de 96 bits —96 ceros o unos—. Una cadena de ADN por cada uno. «Queríamos mostrar como el mundo moderno también está lleno de unos y ceros», explicó Kosuri, otro investigador del equipo.

En el artículo, publicado en la revista Science, también reflejan algunos aspectos de seguridad y bioética que se desprenden de su investigación. «El ADN podría ser un tipo de criptografía, y por tanto estaría sometida a restricciones legales y regulaciones de exportación. Además, el ADN podría almacenar virus informáticos o un código digital contener virus humanos».

En esta última posibilidad, codificar patógenos para humanos en un ordenador, inciden especialmente. «Algunos documentos digitales aparentemente inocuos —como una imagen— podrían resultar en ADN infeccioso una vez convertidos al código de la vida», afirman.

De hecho, el grupo de científicos se planteó incluir una copia «de ADN» en cada copia del libro de Church —que sale publicado el próximo octubre—. Aun así, como ellos abogan por una supervisión responsable de la biología sintética —la ciencia de aprovechar herramientas y productos de la naturaleza con propósitos humanos—, han decidido no hacerlo hasta que se haya discutido más sobre la seguridad de estas prácticas. «Tal vez en el siguiente libro», concedió.



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