Un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota ha conseguido regenerar el corazón de una rata muerta dejando el armazón y sustituyendo las células muertas por otras vivas de ratones neonatos. A la semana de haber realizado el cultivo, el corazón comienza a contraerse y a bombear sangre. La aplicación de esta técnica a la medicina humana está aún lejos pero éste es un primer gran paso.
La posibilidad de crear órganos a la carta en el laboratorio está hoy un paso más cerca. Un equipo de científicos de la Universidad de Minnesota (EEUU) ha conseguido generar un corazón artificial que late con normalidad, a partir de células neonatales y tejidos cardiacos de animales.
Aunque los investigadores reconocen que se trata tan sólo de un primer avance experimental y que todavía se necesitarán muchos años para poder aplicar esta técnica en pacientes humanos, en teoría su trabajo abre la puerta a la fabricación de toda clase de órganos bioartificiales para trasplantes.
"El objetivo sería desarrollar vasos sanguíneos u órganos completos que se generarían con las células del propio paciente", explica Doris Taylor, la investigadora principal del trabajo que publica la revista 'Nature Medicine'. "De momento, lo hemos logrado con corazones, pero pensamos que en el futuro podremos obtener cualquier órgano que necesite un enfermo".
Hasta ahora, ya se habían logrado algunos éxitos importantes en el campo de la llamada ingeniería de tejidos. En abril de 2006, por ejemplo, se crearon vejigas artificiales generadas a partir de células cultivadas en un laboratorio de la Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte, EEUU). Pero nunca se había conseguido algo similar con un corazón bioartificial completo, capaz de imitar el bombeo del tejido cardiaco.
"Lo que hemos logrado es utilizar los ladrillos biológicos de la naturaleza para construir un nuevo órgano", afirma el doctor Harald C. Ott, coautor del hallazgo. "Cuando vimos los primeros latidos [del corazón artificial], nos quedamos totalmente estupefactos".
Latido normal
Para lograr este avance biotecnológico pionero, los investigadores aplicaron un método al que han bautizado como 'descelularización'. La idea es extraer todas las células de un órgano –en este caso, el corazón de un animal muerto–, dejando tan sólo su 'andamiaje' de tejidos internos. "Es como si a un edificio le quitas todo menos la estructura básica de pilares y vigas que lo sostiene", explica Doris Taylor.
Tras descelularizar por completo el corazón de una rata muerta, el siguiente paso del experimento fue inyectar células cardiacas de roedores recién nacidos en este órgano sin vida y cultivarlas sobre esta estructura en el laboratorio. Los resultados de la técnica fueron espectaculares: cuatro días después de sembrar el tejido del corazón muerto con las células neonatales, el órgano bioartificial empezó a contraerse. Y ocho días más tarde, latía con normalidad.
Además, el experimento también se repitió con otro modelo animal, a partir del tejido cardiaco de un cerdo muerto, y de nuevo los resultados fueron positivos. Si esta técnica pudiera aplicarse en humanos, ampliaría de forma muy significativa la posibilidad de salvar la vida de personas que necesitaran un trasplante de corazón. Los científicos creen que el órgano de un donante fallecido podría sembrarse con células madre del paciente receptor. De esta manera, el corazón sería viable para un trasplante y, en teoría, el organismo del enfermo no lo rechazaría porque se habría generado en el laboratorio con su propias células.
Además, los científicos insisten que que este primer éxito experimental pueda aplicarse en el futuro a toda clase de órganos. "La técnica abre la puerta a la posibilidad de que pueda crearse cualquier órgano: riñón, hígado, pulmón, pancreas. Díganos lo que necesite y esperamos poder fabricarlo", concluye la doctora Doris Taylor.
Fuente:
http://www.elmundo.es
Aunque los investigadores reconocen que se trata tan sólo de un primer avance experimental y que todavía se necesitarán muchos años para poder aplicar esta técnica en pacientes humanos, en teoría su trabajo abre la puerta a la fabricación de toda clase de órganos bioartificiales para trasplantes.
"El objetivo sería desarrollar vasos sanguíneos u órganos completos que se generarían con las células del propio paciente", explica Doris Taylor, la investigadora principal del trabajo que publica la revista 'Nature Medicine'. "De momento, lo hemos logrado con corazones, pero pensamos que en el futuro podremos obtener cualquier órgano que necesite un enfermo".
Hasta ahora, ya se habían logrado algunos éxitos importantes en el campo de la llamada ingeniería de tejidos. En abril de 2006, por ejemplo, se crearon vejigas artificiales generadas a partir de células cultivadas en un laboratorio de la Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte, EEUU). Pero nunca se había conseguido algo similar con un corazón bioartificial completo, capaz de imitar el bombeo del tejido cardiaco.
"Lo que hemos logrado es utilizar los ladrillos biológicos de la naturaleza para construir un nuevo órgano", afirma el doctor Harald C. Ott, coautor del hallazgo. "Cuando vimos los primeros latidos [del corazón artificial], nos quedamos totalmente estupefactos".
Latido normal
Para lograr este avance biotecnológico pionero, los investigadores aplicaron un método al que han bautizado como 'descelularización'. La idea es extraer todas las células de un órgano –en este caso, el corazón de un animal muerto–, dejando tan sólo su 'andamiaje' de tejidos internos. "Es como si a un edificio le quitas todo menos la estructura básica de pilares y vigas que lo sostiene", explica Doris Taylor.
Tras descelularizar por completo el corazón de una rata muerta, el siguiente paso del experimento fue inyectar células cardiacas de roedores recién nacidos en este órgano sin vida y cultivarlas sobre esta estructura en el laboratorio. Los resultados de la técnica fueron espectaculares: cuatro días después de sembrar el tejido del corazón muerto con las células neonatales, el órgano bioartificial empezó a contraerse. Y ocho días más tarde, latía con normalidad.
Además, el experimento también se repitió con otro modelo animal, a partir del tejido cardiaco de un cerdo muerto, y de nuevo los resultados fueron positivos. Si esta técnica pudiera aplicarse en humanos, ampliaría de forma muy significativa la posibilidad de salvar la vida de personas que necesitaran un trasplante de corazón. Los científicos creen que el órgano de un donante fallecido podría sembrarse con células madre del paciente receptor. De esta manera, el corazón sería viable para un trasplante y, en teoría, el organismo del enfermo no lo rechazaría porque se habría generado en el laboratorio con su propias células.
Además, los científicos insisten que que este primer éxito experimental pueda aplicarse en el futuro a toda clase de órganos. "La técnica abre la puerta a la posibilidad de que pueda crearse cualquier órgano: riñón, hígado, pulmón, pancreas. Díganos lo que necesite y esperamos poder fabricarlo", concluye la doctora Doris Taylor.
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