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11 abr 2014

El encuentro entre una estrella y una nebulosa genera un anillo de diamantes.





El telescopio VLT del Observatorio Austral Europeo (ESO) ha obtenido una espectacular imagen de la nebulosa planetaria PN A66 33, más conocida como Abell 33, que gracias a su coincidencia en el campo visual con la estrella HD 83535, tiene un gran parecido con un anillo de diamantes, con una forma inusualmente simétrica y circular.










Utilizando el telescopio VLT (Very Large Telescope) de ESO en Chile, un equipo de astrónomos ha captado una llamativa imagen de la nebulosa planetaria PN A66 33, más conocida por el nombre de Abell 33.

Esta hermosa burbuja azul se ha creado durante el proceso de envejecimiento de una estrella, que ha ido soltando sus capas exteriores y que, casualmente, está alineada con una estrella que se encuentra en primer plano.

El resultado es un parecido asombroso con un anillo de diamantes, típico de los anillos de compromiso. Esta joya cósmica es inusualmente simétrica, por lo que en el cielo aparece con una perfecta forma circular.

La mayor parte de las estrellas con masas similares a la de nuestro Sol acaban sus vidas como enanas blancas, cuerpos pequeños, calientes y muy densos que se enfrían muy despacio a lo largo de miles de millones de años. En el camino hacia la fase final de sus vidas las estrellas lanzan al espacio sus atmósferas y crean nebulosas planetarias, coloridas nubes brillantes de gas que envuelven a las pequeñas y refulgentes reliquias estelares.

En esta imagen, captada por el telescopio del Observatorio Austral Europeo, se puede ver una nebulosa planetaria asombrosamente redonda, situada a unos 2.500 años luz de la Tierra. Ser tan perfectamente redonda es poco común en estos objetos, ya que normalmente algo perturba la simetría (por ejemplo, la forma en que la estrella gira, o si la estrella central forma parte de un sistema de estrellas doble o múltiple), haciendo que la nebulosa planetaria acabe adquiriendo formas irregulares.

La refulgente estrella situada en el borde inferior derecho de la nebulosa crea esta hermosa visión. Se trata tan solo de un alineamiento casual: la estrella, llamada HD 83535, se encuentra en primer plano, frente a la nebulosa, a medio camino entre la Tierra y Abell 33, justo en el lugar adecuado.




El interior

En el interior de la nebulosa, visible como una diminuta perla blanca y ligeramente descentrada, vemos al remanente de la estrella progenitora de Abell 33 en el proceso de transformarse en una enana blanca.

Aún brilla (es aún más luminosa que nuestro Sol) y emite la suficiente cantidad de radiación ultravioleta como para hacer que resplandezca la burbuja de atmósferas expulsadas al espacio.

Abell 33, explica la nota de prensa de ESO, es tan solo uno de los 86 objetos incluidos en el Catálogo Abell de Nebulosas Planetarias creado por George Abell en 1966. Abell también rastreó el cielo en busca de cúmulos de galaxias, recopilando el Catálogo Abell, con unos 4.000 cúmulos, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur del cielo.

La imagen usa datos del instrumento FORS (FOcal Reducer and low dispersion Spectrograph), instalado en el VLT, y fueron tomadas como parte del programa de ESO Joyas cósmicas, una iniciativa de divulgación cuya intención es producir imágenes de objetos interesantes, llamativos o visualmente atractivos utilizando telescopios de ESO con finalidades educativas y divulgativas.

El programa utiliza tiempo de observación que no puede usarse para observaciones científicas. Todos los datos obtenidos son también útiles para fines científicos, y son puestos a disposición de los astrónomos a través del archivo científico de ESO.


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