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14 mar 2017

Los neandertales usaban «aspirinas»

Investigadores españoles revelan aspectos inéditos de la vida de la otra especie humana inteligente, como que empleaban plantas medicinales y su dieta de musgo, piñones y setas.

Los neandertales de El Sidrón se alimentaban de restos de piñones, musgo y setas - CSIC




Antonio Rosas- CSIC
Un equipo internacional de 31 investigadores de once países diferentes, entre ellos varios españoles del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), acaba de publicar en la revista Nature un estudio que revela aspectos hasta ahora inéditos de la vida de los neandertales, la "otra especie" humana inteligente, que desapareció de Europa poco después de la llegada de los primeros humanos modernos, nuestros antepasados directos. El trabajo, por ejemplo, demuestra que los neandertales eran capaces de adaptarse a su medio mucho mejor de lo que se creía y que dominaban un buen número de plantas medicinales, que utilizaban sin problema para curar enfermedades y dolencias. Entre ellas, el hongo Penicillium y la corteza del álamo, que contiene el principio activo de las modernas aspirinas.

Los análisis se llevaron a cabo sobre cuatro individuos, dos de ellos, de 49.000 años de antigüedad, procedentes de la cueva de El Sidrón, en Asturias, y los otros dos de la Cueva Spy, en Bélgica. Según explica a ABC el paleontólogo Antonio Rosas, que ha formado parte del equipo de investigación, lo más novedoso de este estudio es que "se han analizado numerosas muestras de ADN contenidas en los depósitos de sarro dental de estos neandertales, algo que no se había hecho hasta ahora. Y el resultado ha sido un auténtico tesoro de nueva información".

En concreto, se prestó atención a dos clases diferentes de ADN. Por un lado, el de animales, plantas y hongos de los que los neandertales se alimentaban. Y por otro, al de las bacterias que vivían y prosperaban en el interior de sus bocas.

"En el primer caso -continúa Rosas- nos dimos cuenta de una sorprendente diferencia entre la dieta de los neandertales del norte de Europa y los de El Sidrón. Los del norte comían carne, y en su sarro aparecieron restos de ADN de rinocerontes lanudos y de muflones, pero en los neandertales de Asturias no apareció rastro alguno de animales. Solo restos de piñones, de musgo y de setas. Algo que nos resultó muy curioso, ya que estábamos convencidos que los neandertales seguían dietas hipercarnívoras en todas partes".

También el ADN de las bacterias que vivían en la boca de los neandertales refuerza esta sorprendente diferencia. "La composición de las bacterias presentes en la boca -explica el científico español- tiene mucho que ver con la dieta. Y los microorganismos que hallamos en los dos individuos de El Sidrón son congruentes con una dieta basada fundamentalemnte en plantas y hongos. Puede que también comieran algo de carne, pero en muy poca cantidad, tan poca que no dejó rastro genético alguno. Sin embargo, las bacterias presentes en la boca de los neandertales del norte de Europa encajaban a la perfección con el estilo de vida que llevan los cazadores, que incluyen grandes cantidades de carne en su alimentación".

En otras palabras, el estudio demuestra que debemos, una vez más, cambiar nuestras ideas sobre esta especie. En efecto, el hecho de que diferentes grupos de neandertales fueran capaces de seguir estrategias de subsistencia totalmente distintas, adaptándose al medio local, indica que eran mucho más versátiles y adaptables de lo que se pensaba hasta ahora. Para Rosas, "debemos abandonar la imagen estereotipada de seres adaptados al frío, siempre en busca de presas que cazar. Muy al contrario, nuestro trabajo demuestra que eran perfectamente capaces de adaptarse a medios muy distintos. Lo cual, de paso, complica también el misterio que rodea a su extinción. El criterio ambientalista ya no se sostiene por sí solo. Hacen falta más razones que nos ayuden a comprender los motivos de su rápida desaparición tras la llegada de los primeros humanos modernos".

Analgésicos y antibióticos

Entre los cuatro neandertales estudiados, el "individuo 2" de la cueva de El Sidrón merece, sin duda, una mención especial. Ya se sabía por estudios anteriores que este varón se dedicaba a retocar los filos de las herramientas de piedra con la boca, que utilizaba como si fuera una tercera mano. Una actividad, por cierto, que le produjo desconchones en el esmalte y la dentina de los dientes superiores. Pero el análisis de su sarro ha revelado algo aún más sorprendente: la presencia de restos de ADN de diferentes hongos que crecen en forma de moho, entre ellos el Penicilium, un antibiótico natural, y también de álamo, cuya corteza, raíces y hojas contienen ácido salicílico, el principio activo de la aspirina.


Maxilar hallado en El Sidrón- CSIC

Los dientes de este neandertal contenían, además, restos de un patógeno, Enterocytozoon bieneusi, que en los humanos de la actualidad causa graves problemas gastrointestinales, incluidas fuertes diarreas. Por último, un agujero en la mandíbula del mismo individuo indica que tenía un absceso dental, una inflamación crónica con infección "En pocas palabras -afirma Antonio Rosas- el individuo padecía una enfermedad bucal y gastrointestinal severa, y la asociación de esta patología con las plantas medicinales halladas en su sarro dental sugiere que estos neandertales se medicaban, conocían el uso terapéutico de muchas plantas. En términos modernos, tomaban aspirinas y se curaban las infecciones con penicilina".

Algo así no se conocía ni siquiera entre individuos de nuestra propia especie, considerada más moderna y avanzada que la de los neandertales. Para Rosas, "es la primera vez que se presta atención al ADN contenido en los depósitos de sarro. Hasta ahora no se le había prestado demasiada atención, y resulta que esos depósitos contienen todo un tesoro de información. Se trata de auténticos micro yacimientos que habían permanecido ocultos hasta ahora y que, gracias a las nuevas técnicas de análisis, han podido salir a la luz. La capacidad actual para extraer ADN de esos pequeños depósitos de sarro parece cosa de ciencia ficción".

Por último, el sarro de los individuos de El Sidrón ha permitido también recuperar el genoma completo más antiguo de un microorganismo: la arquea Methanobrevibacter oralis, que ha sido ya clasificada como subespecie neandertalis. Los investigadores compararon ese antiguo genoma con el de su versión moderna, que todos nosotros tenemos en nuestras bocas, y hallaron que ambas cepas, la de los neandertales y la nuestra, tienen un origen común y divergieron hace entre 112.000 y 143.000 años. "Lo más interesante -aclara Rosas- es que esa divergencia no coincide con la divergencia entre neandertales y sapiens, que es mucho más antigua, lo cual sugiere que poblaciones de las dos especies humanas tuvieron que entrar en contacto en algún momento de ese periodo para intercambiarse la arquea. Es una prueba más que viene a reforzar la idea que de, a lo largo de su historia, nuestra especie coincidió en varios periodos diferentes con los neandertales".

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