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No hay ninguna esperanza de observar este fenómeno directamente», lamentaba Albert Einstein en un artículo publicado en la revista Science en 1936 en referencia a una de las predicciones clave de su teoría de la relatividad general. Han tenido que pasar más de cien años para que un equipo internacional de científicos, esta misma semana y en la misma revista de prestigio, maravillas del destino, hayan llevado a la realidad algo que hasta el momento solo pertenecía al plano teórico. Por primera vez, han logrado determinar la masa de una estrella a partir de las leyes de la gravedad.
La teoría de la relatividad general establecía que la curvatura del espacio cerca de cuerpos enormes, como las estrellas, hace que cualquier rayo de luz que pase cerca se desvíe el doble de lo que se esperaría en función de las leyes de gravedad tradicionales. Einstein predijo que, cuando una estrella frontal se interpone entre nosotros y otra estrella de fondo, se da un fenómeno llamado microlente gravitacional que produce un anillo de luz perfecto, o «anillo de Einstein».
La primera evidencia de ese efecto de la gravedad se demostró durante un eclipse total de Sol en 1919, que proporciona una de las primeras pruebas convincentes de la teoría de la relatividad de Einstein. Sin embargo, tras cien años de avances tecnológicos, aún no se había logrado observar un escenario similar (dos estrellas apenas desalineadas que generen un anillo de Einstein asimétrico) fuera de nuestro sistema solar. Según Einstein, dicha asimetría es importante debido a que ocasionaría que la estrella de fondo se viera desviada del centro, de forma que podría utilizarse para determinar la masa de la estrella frontal.
Una enana blanca
Una enana blanca
Científicos dirigidos por Kailash Sahu, astrónomo del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial (STScI), en Baltimore (EE.UU.), buscaron esa alineación asimétrica en más de 5.000 estrellas. En marzo de 2014 descubrieron que la enana blanca Stein 2051 B estaba en la posición perfecta, justo delante de una estrella de fondo. Entonces, direccionaron el magnífico telescopio espacial Hubble para observar el fenómeno y midieron pequeños cambios en la posición aparente de la estrella de fondo. A partir de la información recopilada, los autores estiman que la masa de la estrella es equivalente a aproximadamente el 68 % de la masa de nuestro Sol.
La medición directa de la masa de Stein 2051 B puede tener repercusiones importantes para la comprensión de la evolución de las enanas blancas, estrellas que han completo su ciclo de vida de combustión de hidrógeno y el tipo más común en el Universo. Al menos el 97% de todas las estrellas que alguna vez se han formado en la galaxia, incluyendo el Sol, se convertirán o son ya enanas blancas. De igual manera, los resultados también pueden arrojar luz sobre el pasado y futuro de galaxias como la nuestra y, por lo tanto, sobre nuestra propia historia.
«La investigación ofrece una nueva herramienta para determinar las masas de los objetos que no podemos medir fácilmente por otros medios», dice Terry Oswalt, astrónomo de la Embry-Riddle Aeronautical University en Florida (EE.UU.) y autor de un artículo que acompaña al estudio en Science. «Einstein estaría orgulloso. Una de sus predicciones clave ha superado una prueba observacional muy rigurosa», añade.
FUENTE: ABC CIENCIA
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