El equipo de Blue Brain describe intrincadas estructuras neuronales que quizás sirvan para realizar tareas complejas o conservar recuerdos. «Hemos encontrado un mundo que nunca habíamos imaginado», dice el neurocientífico Henry Markram, director del proyecto.
Entendemos el mundo en cuatro dimensiones, tres de ellas espaciales y una temporal, aunque los científicos creen que pueden existir otras que expliquen determinados fenómenos de la Física. Si eso ya es difícil de asimilar, lo que ahora sugieren los científicos de Blue Brain, un proyecto internacional para el estudio del cerebro a través de la supercomputación, parece sacado de una película de ciencia ficción. Los investigadores de este programa con sede en Lausana (Suiza) creen que en el cerebro pueden existir estructuras neuronales de hasta once dimensiones. Y lo más interesante es que se preguntan si de esa intrincada arquitectura depende nuestra capacidad para realizar tareas complejas o si es el lugar donde se esconden los recuerdos.
Según explican en Frontiers in Computational Neuroscience, el equipo de Blue Brain ha empleado la topología algebraica de una manera que nunca se ha utilizado antes para descubrir un universo de estructuras geométricas multidimensionales dentro de las redes cerebrales.
Al parecer, estas estructuras surgen cuando las neuronas forman un grupo: cada neurona se conecta a las otras de una manera muy específica que genera un objeto geométrico preciso. Cuantas más neuronas hay en el grupo, mayor es la dimensión del objeto geométrico.
«Hemos encontrado un mundo que nunca habíamos imaginado», afirma el neurocientífico Henry Markram, director del proyecto Blue Brain y profesor de la École Polytechnique Fédérale en Lausana. «Hay decenas de millones de estos objetos, incluso en un pequeño punto del cerebro, con siete dimensiones. En algunas redes, incluso encontramos estructuras hasta con once dimensiones».
Si
ya nos cuesta entender un mundo en cuatro dimensiones, uno con cinco,
seis o más supera nuestra comprensión, por lo que los científicos
recurren a la topología algebraica para describirlo. «Es como usar un
telescopio y un microscpio al mismo tiempo. Puedes hacer zoom en las
redes para encontrar estructuras ocultas -los árboles en el bosque- y
ver lo espacios vacíos -los claros- todo al mismo tiempo», explica
Kathryn Hess, de la EPF.
En 2015, Blue Brain publicó
la primera copia digital de un pedazo de corteza cerebral, la parte más
evolucionada del cerebro y el asiento de nuestras sensaciones, acciones
y conciencia. En esta última investigación, utilizando la topología
algebraica, se realizaron múltiples pruebas en el tejido cerebral
virtual para mostrar que las estructuras cerebrales multidimensionales
descubiertas nunca podrían haber sido producidas por casualidad. A
continuación, los experimentos se realizaron en tejido cerebral real en
el laboratorio de Blue Brain en Lausana para confirmar que los
descubrimientos anteriores en el tejido virtual son biológicamente
relevantes, lo que además sugiere que el cerebro se reprograma
constantemente durante el desarrollo para construir una red con tantas
estructuras multidimensionales como sea posible.
Como un castillo de arena
Cuando
los investigadores presentaron el tejido cerebral virtual con un
estímulo, grupos de dimensiones progresivamente mayores se formaron en
un momento para encerrar agujeros de alta dimensión, a los que los
investigadores se refieren como cavidades. «La aparición de cavidades
multidimensionales cuando el cerebro está procesando información
significa que las neuronas en la red reaccionan a los estímulos de una
manera extremadamente organizada», explica Ran Levi, de la Universidad
Aberdeen. «Es como si el cerebro reacciona a un estímulo mediante la
construcción de una torre de bloques multidimensionales, empezando con
varillas (1D); entonces tablones (2D); a continuación, cubos (3D), y
luego geometrías más complejas con 4D, 5D, etc. La progresión de la
actividad a través del cerebro se asemeja a un castillo de arena
multidimensional que se materializa de la arena y luego se desintegra».
La
gran pregunta que ahora se hacen estos investigadores es si la
complejidad de las tareas que podemos realizar depende a su vez de la
complejidad de los «castillos de arena» multidimensionales que el
cerebro puede construir. La neurociencia también lleva mucho tiempo
luchando por encontrar dónde almacena los recuerdos el cerebro y quizás «puedan estar 'escondidos' en las cavidades de alta dimensión», especula Markram.
FUENTE: ABC CIENCIA
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