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29 nov 2017

Engañar al cerebro con realidad virtual: Método Foren


El método Foren es una terapia basada en la realidad virtual que ha conseguido que personas con lesiones medulares puedan volver a andar. Este método genera una ilusión de movimiento desde una perspectiva, en primera persona del paciente, que parece que son sus piernas las que se mueven y se esfuerza en imitar ese movimiento. Con esta técnica solo se pueden tratar lesiones motoras sobrevenidas por enfermeda (como el ictus o la esclerosis múltiple) o accidentes (lesión medular o traumatismo craneoencefálico). Cuarenta personas han probado ya este método pionero en España que ya ha sido bautizado como neurovirtualidad.

Paciente en el centro FOREN. (Cedida)



Charo Ortín, doctora especializada en rehabilitación neurológica, es de esas personas que derrocha emoción por lo que hace. Una entrega que hace cinco años le llevó a iniciar una investigación que ahora se ha traducido en el 'método FOREN', una terapia basada en la realidad virtual que ha conseguido que personas con lesiones medulares incluso puedan volver a andar "Eran cosas que antiguamente sólo se podían estudiar cuando alguien moría y lo donaba a la ciencia. Es increíble".

Cuando el paciente se pone las gafas de realidad virtual ve, en primera persona, un cuerpo en un entorno casi calcado al que se encuentra. La terapeuta le pide que mueva, por ejemplo, la pierna y ve cómo ocurre en la experiencia. El objetivo es que el “cerebro piense, asimile y se crea totalmente” que eso se produce por la orden emitida por el mismo.

“Hay que realizar una doble comprobación”, puntualiza Ortín. “El cerebro manda una señal y ese músculo diana tiene que devolver información de vuelta”. Por eso en ese momento en el que se reproduce la imagen del miembro levantándose, se estimula la zona afectada “mediante electricidad, vibratorio o un estímulo cinesgético”.

“Lo más importante es la sincronía de todo el proceso, que todo ocurra en el momento adecuado”. Todos esos elementos sumados contribuyen, a base de repeticiones y mucho trabajo, a que el tejido neuronal dañado se vaya recuperando con el paso de las sesiones.

En este tiempo ha convertido su clínica del municipio de Tres Cantos en el epicentro de un proyecto que ya ha sido probado con éxito con 40 pacientes en los dos últimos años, tiempo en el que se ha puesto en práctica toda la investigación teórica llevada a cabo desde 2012.

Se trata de hacer creer al cerebro que la pierna que se ve y se mueve en el vídeo es la del paciente

En esta cuenta se encuentran grandes éxitos como el de una joven -que pretende mantener su identidad al margen- que consiguió, tras una lesión medular grave, “volver a recorrer andando” cortas distancias con la ayuda de un andador. “También lo hemos probado con personas que tienen esclerosis múltiple o el síndrome de Charcot, que afecta a niños”. En estos casos no se trata de recuperar tejido dañado, sino de reducir el avance de estas enfermedades.

“Cuando empecé ponía vídeos con un ordenador”, recuerda. “Luego incorporé unas gafas de realidad virtual francamente básicas. Los vídeos seguían siendo en dos dimensiones”. La experiencia ha ido creciendo y perfeccionándose. Madurando. De aquellas imágenes planas se ha pasado a escenas en 360 grados grabadas en estereoscopía, que permite dotar de profundidad y mayor sensación de inmersión. “No hay que olvidar que lo que hacemos es provocar un sueño a un paciente despierto. El cerebro tiene que creérselo”.


Imagen de uno de los ejercicios que ven los pacientes del método FOREN. (Cedida)


“La primera vez que me puse las gafas sentí muchísimos escalofríos. Tuve la sensación de volver a recuperar vida”. Esto lo cuenta Lidia Domínguez. Madrileña de 39 años, dependiente de una silla de ruedas desde el año 2000 por un accidente de tráfico, llegó hace poco más de dos meses a la consulta de Ortín. “Había participado hace unos años en el Hospital Puerta del Hierro en un ensayo con células madre de cara a la regeneración de las zonas dañadas. Este año me llamó el doctor y me habló de este método y que podía funcionarme”.

Cada sesión, Domínguez 'anda' sobre una cinta mecánica, como las que vemos en los gimnasios. Mientras las piernas virtuales van hilando pasos, dos terapeutas le van estimulando cada uno de los miembros alternamente, mientras un tercero supervisa los movimientos. “Tienes que dejar volar la imaginación”, reconoce.




Fuente: ElConfidencial

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