Investigadores del CNIO han identificado seis proteínas quinasas cuyo estado funcional predice la evolución del cáncer de mama triple negativo. El trabajo muestra que las pacientes en que las seis quinasas están inactivas tienen una alta probabilidad de curarse. En cambio, si cualquiera de estas está activa, el riesgo de recaída se multiplica por diez. Contra algunas de estas quinasas ya hay fármacos en uso.
El cáncer de mama menos común, pero también más agresivo y más
difícil de tratar, es el llamado triple negativo. En esta variante no ha
sido posible identificar marcadores que permitan clasificar a las
pacientes según su pronóstico o su probabilidad de responder a un
tratamiento u otro.
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) publican ahora en Nature Communications una
clasificación exitosa de pacientes de cáncer de mama triple negativo
que por primera vez discrimina a las que se curan de las que podrían
recaer. También identifica nuevas dianas farmacológicas y apunta como en
pacientes con estas dianas podrían ser efectivos tratamientos
combinados con fármacos ya existentes.
En concreto, se han identificado seis proteínas quinasas cuyo estado
funcional predice la evolución del cáncer de mama triple negativo.
Además, los investigadores han hallado la manera de que el estudio de
estas proteínas pueda hacerse en los hospitales, de forma que en el
futuro sea una prueba clínica tan habitual como lo es hoy el análisis
del perfil genético de cualquier tumor.
“Hasta ahora no ha sido
posible establecer una relación entre la presencia de determinadas
mutaciones en cáncer de mama triple negativo y un pronóstico, o la
respuesta a fármacos”, explica el oncólogo Miguel Ángel Quintela,
director de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del
CNIO y autor principal del trabajo que ahora se publica. “Nosotros
demostramos por primera vez que la proteómica puede ser usada para
predecir la evolución del cáncer de mama triple negativo, y para
seleccionar combinaciones de parejas de fármacos candidatos a ensayos
clínicos”.
Décadas de
investigación en genómica del cáncer han logrado identificar, en muchos
cánceres, mutaciones genéticas dominantes que determinan la progresión
del tumor y guían el diseño de tratamientos personalizados. Estas
terapias dirigidas contra la biología específica de cada tumor, más
eficaces que la quimioterapia convencional, son en gran parte
responsables de los avances de los últimos años en el tratamiento del
cáncer.
Pero el cáncer de mama triple negativo se debe a numerosas
mutaciones, que actúan conjuntamente y en combinaciones únicas para
cada paciente. No ha sido posible, por ahora, hallar mutaciones
genéticas dominantes que sirvan como indicador de pronóstico o de
respuesta a fármacos.
Como explican los investigadores en Nature Communications,
“si bien los estudios basados en la genética han proporcionado un
conocimiento sin precedentes acerca del cáncer de mama y sus subtipos,
en el cáncer de mama triple negativo esta novedosa información ha
revelado una gran heterogeneidad que ha impedido, hasta ahora, definir
factores pronósticos o predictivos. Esto hace que la quimioterapia
convencional siga siendo la principal opción terapéutica en el cáncer de
mama triple negativo”.
Por eso, “sería de gran interés” en este tipo de cáncer un sistema de
clasificación asociado a opciones terapéuticas diversas, escriben los
autores.
Con este objetivo los investigadores optaron por analizar
no los genes implicados en el cáncer de mama triple negativo, sino su
producto: las proteínas cuya síntesis ordenan esos genes. Su hipótesis
fue que las numerosas alteraciones genéticas de los pacientes podrían
traducirse en patrones reconocibles de los estados funcionales –la
activación o no– de todas las proteínas del tumor, su proteoma.
Tuvieron
éxito. En muestras de tumores de 34 pacientes los investigadores
buscaron las marcas bioquímicas de la activación de las proteínas del
tumor; hallaron más de dos millones, pero con la ayuda de sofisticadas
herramientas bioinformáticas detectaron que, entre todas estas señales,
hay una combinación precisa que se da solo en las pacientes que recaen.
La activación de estas proteínas se hace a través de las quinasas –que
son a su vez proteínas–, así que el paso siguiente fue encontrar las
quinasas de las que depende ese patrón específico.
Finalmente el
análisis identificó a las seis quinasas responsables del patrón de
activación característico del proteoma de las pacientes que recaen.
Seis quinasas informan sobre probabilidad de recaída
Así
pues, ahora se sabe que estas seis quinasas desempeñan un papel clave
en el cáncer de mama triple negativo. Algunas habían sido estudiadas
antes, pero hasta ahora "no había ninguna razón para fijarse en ellas",
subraya Quintela.
La validación de los resultados con 170
pacientes confirmó el valor de las seis quinasas como marcador. Aquellos
pacientes en que ninguna de estas proteínas estaban activas tenían un
95% probabilidad de curarse, o al menos de no haber recaído doce años
después del tratamiento. En cambio bastaba con que solo una de las seis
quinasas estuviera activa para que el riesgo de recaída se multiplicara
por diez.
Estas seis quinasas se pueden inhibir
farmacológicamente, y contra algunas de ellas ya hay fármacos en uso. Es
más, para probar la relevancia clínica de su hallazgo los
investigadores estudiaron en xenoinjertos, y en xenoinjertos derivados
de pacientes –tumores procedentes de pacientes trasplantados a ratones–,
la actividad antitumoral de 15 combinaciones distintas de fármacos, y
la relacionaron con el perfil de activación de las seis quinasas.
Hallaron combinaciones en las que se consiguió una “prometedora actividad antitumoral”, escriben en Nature Communications. En concreto, 15 combinaciones en diez modelos diferentes –150 situaciones– lograron un efecto terapéutico superior al de la suma de los efectos terapéuticos de cada fármaco por separado en el 99,3% de los casos.
Hacia una nueva prueba clínica sobre activación de las quinasas
El análisis del estado funcional de las proteínas no puede hacerse hoy de manera rutinaria en los hospitales, pero los autores han traducido los patrones de activación de las quinasas a indicadores de inmunohistoquímica, que sí pueden analizarse fácilmente en los hospitales. El objetivo es que el estudio de las seis quinasas identificadas sea en el futuro una prueba clínica tan habitual como lo es hoy el análisis del perfil genético de cualquier tumor.
Actualmente los investigadores se centran en “validar estos marcadores en otros estadios de su enfermedad, estandarizar las determinaciones de las quinasas a modo de test diagnóstico y en organizar ensayos clínicos utilizando las combinaciones terapéuticas descritas en este trabajo en pacientes con enfermedad avanzada”, concluye Quintela.
Este trabajo ha contado con financiación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Ministerio de Ciencia Innovación y Universidades, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), la Fundación ‘la Caixa’, la Unión Europea, la Netherlands Organisation for Scientific Research (NWO) y Cris Cancer.
Hacia una nueva prueba clínica sobre activación de las quinasas
El análisis del estado funcional de las proteínas no puede hacerse hoy de manera rutinaria en los hospitales, pero los autores han traducido los patrones de activación de las quinasas a indicadores de inmunohistoquímica, que sí pueden analizarse fácilmente en los hospitales. El objetivo es que el estudio de las seis quinasas identificadas sea en el futuro una prueba clínica tan habitual como lo es hoy el análisis del perfil genético de cualquier tumor.
Actualmente los investigadores se centran en “validar estos marcadores en otros estadios de su enfermedad, estandarizar las determinaciones de las quinasas a modo de test diagnóstico y en organizar ensayos clínicos utilizando las combinaciones terapéuticas descritas en este trabajo en pacientes con enfermedad avanzada”, concluye Quintela.
Este trabajo ha contado con financiación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Ministerio de Ciencia Innovación y Universidades, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), la Fundación ‘la Caixa’, la Unión Europea, la Netherlands Organisation for Scientific Research (NWO) y Cris Cancer.
Fuente: CNIO
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