El uso de las nanopartículas podría abrir un nuevo horizonte para hacer frente a las infecciones causadas por la Mycobacterium tuberculosis. Así concluye un estudio español que revela cómo las nanopartículas demuestran una superior efectividad frente al antibiótico libre en ensayos in vitro. En un futuro se podrían administrar oralmente, de una forma no invasiva y bien aceptada por el paciente.
Matrioskas de nanorpartículas. / CIBER |
La tuberculosis es una enfermedad
infecciosa que supone un grave problema de salud pública. Según datos de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), 10,4 millones de personas
enfermaron y 1,7 millones murieron en 2016 por esta causa. Por ello,
avanzar en el desarrollo de nuevas herramientas para su diagnóstico y
tratamiento es fundamental.
Así, el uso de las nanopartículas podría abrir un nuevo horizonte para hacer frente a las infecciones causadas por la Mycobacterium tuberculosis. En
esta línea, expertos del Centro de Investigación Biomédica en Red en la
Universidad de Zaragoza y del Instituto de Investigación Germans Trias i
Pujol han demostrado la superior efectividad in vitro tras el
uso de nanopartículas de ácido poli(láctico-co-glicólico) o PLGA
cargadas de rifampicina –uno de los fármacos que se usan en combinación
para el tratamiento de la tuberculosis–, comparado con el efecto del
antibiótico libre.
Las micropartículas se podrían administrar de una forma no invasiva y bien aceptada por el paciente, resistir la degradación gástrica y alcanzar el intestino.
Los investigadores han encapsulado la rifampicina en nanopartículas,
que a su vez han sido encapsuladas en macropartículas tipo matrioskas,
resistentes al pH ácido del estómago. De esta forma, las micropartículas
se podrían administrar de forma oral, una forma no invasiva y bien
aceptada por el paciente, resistir la degradación gástrica y alcanzar el
intestino. Los resultados están publicados en Nanomedicine.
Allí
se liberarían las nanopartículas de PLGA cargadas del fármaco
antituberculosis y cruzarían la pared intestinal para alcanzar la
circulación sistémica y potencialmente los macrófagos alveolares
infectados por el patógeno intracelular, colocalizando las
nanopartículas cargadas de antibiótico con el agente patógeno. Hoy en
día la rifampicina se suministra por vía oral, sin embargo es bien
conocido que hasta un 26% de la dosis suministrada es degradada en el
estómago.
Cómo cruzar la pared intestinal
Estas nanopartículas fueron capaces de migrar por una membrana epitelial in vitro
que mimetiza la pared intestinal y así cumplir con su función de
transporte y liberación controlada del fármaco encapsulado, que de esta
manera evita el contacto con enzimas digestivas y con el bajo pH. “Este
estudio sentará las bases para futuras investigaciones basadas en
nanopartículas, orientadas a la evaluación in vivo de esas
nanopartículas con antibióticos en ratones infectados con tuberculosis”,
explica José Domínguez, investigador del CIBERES.
Los científicos
iniciaron su colaboración gracias al proyecto TARMAC, financiado
gracias a una iniciativa del CIBER de Bioingeniería, Biomateriales y
Nanomedicina (CIBER-BBN), del CIBER de Enfermedades Respiratorias
(CIBERES) y de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica
(SEPAR). Dicho proyecto se centró en el desarrollo de nuevas
herramientas para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades
infecciosas del tracto respiratorio, particularmente la tuberculosis.
Referencia bibliográfica: Vanesa Andreu, Ane Larrea, Pablo Rodriguez-Fernandez, Salvador Alfaro, Begoña Gracia, Ainhoa Lucía, Laura Usón, Andromeda-Celeste Gomez, Gracia Mendoza, Alicia Lacoma, Jose Dominguez, Cristina Prat, Victor Sebastian, José Antonio Ainsa & Manuel Arruebo. Matryoshka-type gastro-resistant microparticles for the oral treatment of Mycobacterium tuberculosis. Nanomedicinehttps://www.futuremedicine.com/doi/full/10.2217/nnm-2018-0258
Fuente: CIBER
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