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12 abr 2010

Procesadores Intel de 48 núcleos para investigación, o por qué el futuro es el paralelismo


Recuerdo cuando escribí una entrada en la que comentábamos la existencia de unos procesadores de 100 núcleos. Por entonces pensaba que era algo que casi podríamos encajarlo en una película de ciencia-ficción, pues aquél era un producto un tanto difícil de conceptualizar.

Pero la tecnología avanza a pasos agigantados, y como tal, hoy nos gustaría hablaros de los nuevos procesadores Intel de 48 núcleos. Estos modelos, que próximamente empezarán a utilizarse en determinados centros de investigación, son prototipos funcionales construidos sobre una arquitectura totalmente nueva y experimental, que de ninguna forma va a llegar al mercado tal y como actualmente se está desarrollando. Es, más bien, un proyecto propio de Intel con el que esperan poder sacar conclusiones que posteriormente serán llevadas, estas sí, a los microprocesadores que se comercializarán en un futuro.

El chip de 48 núcleos que enviarán a determinadas instituciones está formado por pequeños Intel Atom, modificados notablemente para que puedan comunicarse los unos con los otros a través de circuitería muy compleja. Ésta es una de las grandes ventajas de este procesador, ya que está diseñado para aplicaciones desarrolladas específicamente para que puedan utilizar toda la potencia del dispositivo: es lo que más comúnmente se denomina como computación paralela o concurrente, y en donde lo que se busca es mantener un alto nivel de uso de CPU en todos sus núcleos.

Éste es un ejemplo que nos vuelve a demostrar que los fabricantes están buscando la forma de mantener la evolución en la potencia de nuestros ordenadores. Desde hace tiempo se está llegando al límite de los materiales con los que se construyen los microprocesadores, y por ello se están buscando otras formas de continuar los desarrollos. La computación en paralelo no es algo nuevo, pues la estamos viendo tanto en los micros de varios núcleos y múltiples hilos de ejecución (presentes desde hace ya muchos años) como en las últimas tecnologías, como CUDA o ATI Stream, que permiten que otros dispositivos hardware actúen de apoyo a la CPU.

Es por esto, además, por lo que la frecuencia de un microprocesador ya vale de muy poco, y en absoluto puede considerarse como el identificador único para determinar su una CPU es mejor o peor. El futuro está en la concurrencia, el paralelismo y las aplicaciones software que puedan aprovechar múltiples núcleos de proceso, ya sean éstos incluidos en la propia CPU, en otros componentes hardware o, por qué no, en la nube, en un ordenador a cientos o miles de kilómetros de distancia.

El futuro es prometedor, y se centrará en crear aplicaciones software que sean multihilo, concurrentes y que puedan aprovechar toda la potencia que brindan las últimas generaciones de componentes hardware. No obstante, desde el punto de vista del desarrollador y programador es algo que es muy complejo, y en absoluto trivial o sencillo. Sí es cierto que en el ámbito profesional se lleva varias décadas desarrollando para multiprocesadores, pero se trata de programas y aplicaciones muy específicas y que resuelven problemas sencillos, en los que lo que se busca es la ejecución de millones y millones de operaciones.

En nuestro campo, el de los usuarios domésticos, el problema es radicalmente opuesto. Nuestros ordenadores están preparados para ejecutar cualquier cosa, cualquier programa, y no se puede crear una CPU de propósito general que rinda igual a como lo hacen las CPU diseñadas para aplicaciones específicas.

En unos años ésto va a tener que cambiar, sí o sí. El microprocesador de 48 núcleos de Intel es por ahora un simple prototipo, funcional y real y que con toda seguridad sabrán aprovechar al máximo. Sin embargo de nada sirve en un hogar, pues un sistema Windows, Linux o MacOS X, con unas aplicaciones tan simples como las que todos nosotros manejamos, no le sacarían ni una centésima parte del rendimiento que es capaz de ofrecer.

Reitero, una vez más, que el futuro es prometedor, desde luego. Pero aún queda muchísimo por recorrer, y los primeros que tienen que ponerse las pilas son los desarrolladores y los programadores, empezando por los que trabajan a más bajo nivel y terminando por los últimos picacódigos.




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