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23 nov 2009

La esperanza de una economía sostenible


Los ambientalistas estamos un poco moscas con todos estos anuncios. La ley se supone se aprobará el vienes día 27 de noviembre. Pero dos semanas antes se han aprobado unas subvenciones considerables al carbón, (que como todos sabemos es economía sostenible) y unas reducciones también considerables a las energías renovables. Hace una semana nos enteramos de que el mismo Gobierno que va a aprobar una Ley de Economía Sostenible se lava las manos en el tema de El Algarrobico.

La ley, según lo que publica ELMUNDO.es, quiere potenciar una educación de primer nivel, pero los Presupuestos del Estado para 2010 incluyen una reducción sustancial en el capítulo de investigación. ¿Cómo se puede potenciar la educación si no se potencia aún más la investigación?

Estudiaremos la tal ley, pero los antecedentes del Sr. Zapatero nos hacen tomar ese anuncio con una pizca de sal.

Como especificaba el domingo el editorial de ELMUNDO.es, el campo representa solo un 5% de la población activa, pero su importancia económica no tiene nada que ver con su contribución al PIB. La Sra. Ministra de Agricultura no dio soluciones al problema agrícola el sábado 21 de noviembre. ¿Es creíble que la solución se pueda dar el 27 del mismo mes?

Para que funcione esa ley debe estar basada en una teoría económica que incluya el tiempo como variable esencial y básica, y ecuaciones diferenciales de la evolución económica en el tiempo. Para que funcione esa ley debe estar sustentada por una teoría económica que rechace el equilibrio, las interacciones binarias entre agentes racionales y la idea del "mercado".

Se necesita un medidor radicalmente distinto del PIB, que incluya no solo cantidades, sino cualidades, y que incluya bienes no escasos pero contaminables con problemas tales como la polución, la desertización, la deforestación y el abandono del campo.

Esa teoría está desarrollándose en los EEUU, en Alemania y por mí mismo. Un nuevo indicador que sustituya al PIB se está desarrollando en el País Vasco, pero no hay nada de aquella o de éste publicado por ninguno de los asesores económicos de nuestro maravilloso presidente.

Esperemos, sin esperanza, lo mejor.

¿Será verdad tanta belleza?




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