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23 nov 2009

Los 'blogueros' llegan a la primera fila de la moda


El front row, la primera fila de los desfiles, está reservado a los periodistas más influyentes, compradores poderosos y celebrities. Al menos, hasta ahora. En el último show de Dolce & Gabbana, ocupaban este lugar privilegiado Anna Wintour, directora de la edición estadounidense de Vogue; la gurú de la moda y periodista de The Herald Tribune Suzy Menkes, y un bloguer filipino de 22 años llamado Bryan Grey-Yambao. Su web, www.bryanboy.com, nació hace cinco años para albergar las fotos de unas vacaciones familiares en Moscú y se ha convertido en una página de tendencias que visitan cada día 215.000 personas. En España, por ejemplo, la revista de moda más vendida, Cosmopolitan, tiene 824.000 lectores al mes, según el último Estudio General de Medios. Los números hablan y las firmas escuchan. Saben que si uno de sus diseños aparece en el blog de Grey-Yambao será visto por el cuádruple de gente que si saliese en cualquier publicación. Y eso le asegura, a él y a cada vez más blogueros, un sitio en el front row o, lo que es lo mismo, en la aristocracia de la moda.

"No es sólo una cuestión de audiencias, sino del poder que tienen nuestras recomendaciones. La gente confía en nuestra opinión y la sigue", explica Scott Schuman, responsable del The Sartorialist, una de las web de tendencias más importantes.

La prueba definitiva de su influencia es la forma en que los creadores comienzan a mimarles. Marc Jacobs, director creativo de Louis Vuitton, ha bautizado a un bolso BB, en honor de Bryan Boy: "Me encanta su pasión. Al fin y al cabo, ¿qué seríamos los diseñadores sin un entusiasmo como el suyo?". Christian Bailey, responsable de Burberry, y Kim Jones, de Dunhill, le invitan personalmente a sus desfiles y se declaran fans de sus afiladas críticas. Los estilismos del filipino, documentados gráficamente en su web, dividen a la audiencia entre horrorizados y devotos. Aspectos barrocos, andróginos, ricos en bisutería y tacones (sí, tacones) y siempre rematados por un bolso Kelly, de Hermès. El click está de moda.




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