29 dic 2020

Un informe resume la evidencia científica reunida en 2020 sobre el nuevo coronavirus

A punto de cerrar el año, el Instituto de Salud Carlos III recoge el conocimiento adquirido sobre el SARS-CoV-2. El nuevo informe explica qué sabemos hoy del nuevo virus sobre epidemiología, diagnóstico, prevención, manifestaciones clínicas, factores de riesgo, posibles tratamientos y desarrollo de vacunas.

El primer caso conocido de infección por el nuevo coronavirus se notificó el pasado 31 de diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan. Desde las primeras investigaciones se observó que el posteriormente denominado SARS-CoV-2 es un virus similar a otros coronavirus ya conocidos, pero con características específicas.

El origen exacto del SARS-CoV-2 no se ha podido desvelar aún, aunque sí se sabe que la transmisión a las personas llegó desde un animal, quizás directamente desde un murciélago o mediante la infección de una especie intermedia, como ocurre en el SARS y el MERS.

Fue en enero cuando comenzaron a secuenciarse los primeros genomas del virus. En España, en el mes de marzo, científicos del Centro Nacional de Microbiología (CNM) realizaron la secuenciación completa, gracias al uso de muestras respiratorias de pacientes procedentes de diferentes áreas geográficas españolas. 

Al igual que todos los virus, el SARS-CoV-2 ha ido sufriendo pequeñas variaciones genéticas, algo que siempre sucede cuando los virus van generando copias de su genoma en el proceso de infección. Hoy se sabe que no muta en exceso, aunque dada su diseminación pandémica es necesario realizar una vigilancia estrecha de estas mutaciones y analizar si estas variantes pueden alterar la evolución, extensión o gravedad de la pandemia.

Un ejemplo de ello es la detección de la variante VUI 202012/01, descrita recientemente en Reino Unido y que se asocia a un posible aumento de la transmisión aún no confirmado. Por el momento no se ha determinado que las mutaciones del virus adquiridas ahora hayan aumentado su letalidad

El hecho de que se seleccionen variantes con ventajas evolutivas, como una posible mayor transmisibilidad, es un proceso natural. Una investigación realizada por científicos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) publicada en noviembre concluyó que las variantes genéticas más frecuentes del SARS-CoV-2 al principio de la epidemia acabaron siendo sustituidas por otras variantes virales caracterizadas por presentar la mutación D614G, que se asocia a mayor capacidad de transmisión.
Equipo médico del Hospital Clínic de Barcelona durante los primeros meses de pandemia. / Francisco Avia | HC

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