Sobrevolamos la carretera N-110 a Soria. Los quemadores de propano van dando altura al globo en vuelo. Abajo, la tierra lanza sus sonidos: se escucha la ladra de los corzos que saltan, a lo lejos, entre robledales y encinas. Está amaneciendo. Cuando el soplador de propano calla, el eco amplifica el canto de las perdices.
Una furgoneta acaba de salirse de la carretera; distraída tal vez por el rumbo del globo. Un rebaño de ovejas come cereal y rebrotes de hierba. Decenas de paneles de abejas se hacen diminutos y un pueblo 'rojo' en las estribaciones de la sierra de Ayllón, enseña su caserío de postal: Villacorta, el Muyo, Madriguera... son pueblos de 'juguete' a vista de pájaro. Se vuela a 18 kilómetros por hora. "Altitud: 1.144 metros", marca el GPS a bordo. Unos cincuenta metros de altura.
El globo aerostático enseña en su vela gigantesca las letras de 'Patrimonio Natural'. Bajo la vela del globo, una cesta o barquilla transporta hasta once pasajeros, conducidos por un piloto, ayudado de un técnico en tierra. Un biólogo acompaña la expedición. Señala chopos, álamos, las repoblaciones de pino , las lagunas secas cuarteadas por la arcilla y los campanarios quietos de aldeas despobladas.
Son los viajes que realiza la Fundación del Patrimonio Natural con el objetivo de conocer e interpretar la naturaleza de otro modo. Empezaron hace cuatro años y desde 2006 se han ido ampliando las rutas. 13 expediciones organizadas entre febrero y noviembre. Más de 1.500 personas han disfrutado de los espacios naturales a vista de pájaro.
Cada pasaje rumbo al cielo cuesta 150 euros. Y cada fin de semana salen de un lugar diferente de la Comunidad. La semana pasada fueron los pueblos rojos y negros, sobre el cielo de Riaza y Ayllón.
En septiembre el calendario de altos vuelos cita en las Merindades burgalesas (días 4 y 5 de septiembre); Los Arribes del Duero (días 11 y 12) y las lagunas de la Nava en tierra de campos palentina (18 y 19).
En octubre y en noviembre vendrán la Reserva Natural de las Riberas de Castronuño, los Sabinares de Arlanza, el de Calatañazor o las Murallas de Ávila y la sierra de Guadarrama. (www.patrimonionatural.org)
Viajar en globo es posible todo el año porque la esencia del transporte no requiere de temperaturas concretas, simplemente rechaza las turbulencias. El viento es el enemigo de la vela por el cielo.
El globo no tiene timón, ni volante. Sólo puede subir y bajar. De ahí que los quemadores de propano mantengan el globo en vuelo y le proporcionen hasta 2 horas de autonomía.
Por eso el aterrizaje es aproximado. Se avista y se corrige el destino en función del viento. El piloto dará la orden: "Agachaos, sujetos, ¡yaaaaaaaa!". La cesta ha tomado tierra y un coche de apoyo recoge a los viajeros que reciben por "su audacia y temerario valor" un 'diploma de vuelo'. Un brindis con cava celebra haber recortado la distancia con el cielo.
FUENTE:
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/08/27/castillayleon/1282921190.html
Una furgoneta acaba de salirse de la carretera; distraída tal vez por el rumbo del globo. Un rebaño de ovejas come cereal y rebrotes de hierba. Decenas de paneles de abejas se hacen diminutos y un pueblo 'rojo' en las estribaciones de la sierra de Ayllón, enseña su caserío de postal: Villacorta, el Muyo, Madriguera... son pueblos de 'juguete' a vista de pájaro. Se vuela a 18 kilómetros por hora. "Altitud: 1.144 metros", marca el GPS a bordo. Unos cincuenta metros de altura.
El globo aerostático enseña en su vela gigantesca las letras de 'Patrimonio Natural'. Bajo la vela del globo, una cesta o barquilla transporta hasta once pasajeros, conducidos por un piloto, ayudado de un técnico en tierra. Un biólogo acompaña la expedición. Señala chopos, álamos, las repoblaciones de pino , las lagunas secas cuarteadas por la arcilla y los campanarios quietos de aldeas despobladas.
Son los viajes que realiza la Fundación del Patrimonio Natural con el objetivo de conocer e interpretar la naturaleza de otro modo. Empezaron hace cuatro años y desde 2006 se han ido ampliando las rutas. 13 expediciones organizadas entre febrero y noviembre. Más de 1.500 personas han disfrutado de los espacios naturales a vista de pájaro.
Cada pasaje rumbo al cielo cuesta 150 euros. Y cada fin de semana salen de un lugar diferente de la Comunidad. La semana pasada fueron los pueblos rojos y negros, sobre el cielo de Riaza y Ayllón.
En septiembre el calendario de altos vuelos cita en las Merindades burgalesas (días 4 y 5 de septiembre); Los Arribes del Duero (días 11 y 12) y las lagunas de la Nava en tierra de campos palentina (18 y 19).
En octubre y en noviembre vendrán la Reserva Natural de las Riberas de Castronuño, los Sabinares de Arlanza, el de Calatañazor o las Murallas de Ávila y la sierra de Guadarrama. (www.patrimonionatural.org)
Viajar en globo es posible todo el año porque la esencia del transporte no requiere de temperaturas concretas, simplemente rechaza las turbulencias. El viento es el enemigo de la vela por el cielo.
El globo no tiene timón, ni volante. Sólo puede subir y bajar. De ahí que los quemadores de propano mantengan el globo en vuelo y le proporcionen hasta 2 horas de autonomía.
Por eso el aterrizaje es aproximado. Se avista y se corrige el destino en función del viento. El piloto dará la orden: "Agachaos, sujetos, ¡yaaaaaaaa!". La cesta ha tomado tierra y un coche de apoyo recoge a los viajeros que reciben por "su audacia y temerario valor" un 'diploma de vuelo'. Un brindis con cava celebra haber recortado la distancia con el cielo.
FUENTE:
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/08/27/castillayleon/1282921190.html
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