Esta semana la ‘Pasión por el Conocimiento’ (Passion for Knowledge) ha tomado el relevo al Festival de Cine en San Sebastián. Las estrellas de este otro festival internacional han sido diez Premios Nobel y dos Premios Príncipe de Asturias, aunque el verdadero protagonista ha sido el público que ha abarrotado las salas para aprender y disfrutar con la ciencia. El arte y la ciencia, como un todo cultural, han ido de la mano estos días en Donostia.
La ocasión la ofrecía el decimo aniversario del Donostia International Physics Center (DIPC), un centro de excelencia en ciencia de los materiales vinculado a la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). El objetivo, trasmitir a la sociedad la pasión por el conocimiento: Passion for Knowledge (por su nombre en inglés), especialmente a los más jóvenes. Y como escenario el marco incomparable de la ciudad de San Sebastián, con sede en el Palacio Kursaal, entre el 27 de septiembre y el 1 de octubre.
El núcleo de este festival del conocimiento han sido los “workshops” o talleres, donde cerca de 400 investigadores internacionales han debatido en profundidad sobre electrones, fotones, superficies y materiales poliméricos. Junto a ellos, el DIPC ha programado conferencias dirigidas al público en general impartidas por diez Premios Nobel, dos Premios Príncipe de Asturias y otros expertos del mundo de las ciencias y de las artes.
“En realidad la creación en ciencia y arte es muy similar en algunos aspectos, aunque también existen diferencias”, comenta a SINC el premio Nobel de Química en 1981, Roald Hoaffmann (Universidad de Cornell, EE UU), que aclara: “Los dos están hechos por el ser humano, que crea algo que no es natural (una molécula nueva, un poema); en ambos se valora la destreza, el detalle, el trabajo bien hecho; además de la capacidad de decir mucho en poco espacio (en una fórmula química o en una buena obra de arte)".
“En cuanto a las diferencias, la ciencia es más material que emocional, y busca más la universalidad (tener una ecuación que describa todo), mientras que en el arte el valor de las creaciones viene a través de la particularidad”, detalla Hoaffmann. El compositor Luis de Pablo, también presente en las jornadas, está de acuerdo: “La ciencia y la música son de naturaleza distinta. El conocimiento científico es más universal, sin embargo la música no ofrece certezas, pero es capaz de modelar nuestras vidas de forma personal: es más individual”.
Dentro de la diversidad cultural que ha recogido Passion for Knowledge el representante de las letras ha sido Bernardo Atxaga, considerado uno de los grandes escritores en euskera, aunque la cultura científica es la que ha dominado el festival. “El edificio conceptual de la ciencia moderna, sin despreciar otras contribuciones señeras, es la obra cultural colectiva más importante de la humanidad”, dijo el físico y director del DIPC, Pedro Miguel Etxenike, durante la presentación del evento.
Las enseñanzas de los Nobel
Además de Hoffman -que ha hablado sobre la química como la ciencia de las moléculas y sus transformaciones, pero también como oficio, negocio, visión popular y arte (“¿no es una obra maestra la tabla periódica?”)-, otros cinco premios Nobel de química han intervenido en el festival del conocimiento. El primero fue Aaron Ciechanover (Instituto de Tecnología de Israel, Nobel en 2004), que ha destacado la importancia de la “medicina personalizada”, con dianas específicas a las que dirigir los fármacos, en pacientes que aparentemente presentan enfermedades parecidas pero con distinta base molecular.
Dudley Herschbach (Universidad de Harvard en EE UU, Nobel en 1986) ha hablado sobre cómo “domesticar el entorno salvaje” en el que se producen las reacciones químicas hasta observar colisiones concretas entre moléculas. También del futuro, donde en condiciones de ultrafrío se podrá conseguir que las moléculas se comporten como ondas en lugar de cómo partículas, e incluso se llegue a la teleportación, “esa espeluznante acción a distancia” como la denominó Einstein.
Por su parte, Jean-Marie Lehn (Universidad de Estrasburgo en Francia, Nobel en 1987) ha explicado la implicación de la química desde la materia inanimada hasta las complejos sistemas moleculares de los seres vivos. Y el experto en resonancia magnética, Richard Ernst (ETH en Suiza, Nobel en 1991) ha recordado que, además de “la pasión”, que surge de las emociones y que lleva a la curiosidad y el deseo de aprender, también es importante “la responsabilidad” de servir a la sociedad y resolver los problemas urgentes que amenazan la supervivencia del planeta.
En esta línea, una de las oceanógrafas más prestigiosas del mundo, Sylvia Earle (National Geographic Society, EE UU), también ha alertado durante el encuentro del grave deterioro que sufren los mares en las últimas décadas: “Han desaparecido gran parte de las especies más comunes para la pesca comercial, se han perdido o deteriorado gravemente casi la mitad de los arrecifes de coral, y se han declarado más de 400 zonas muertas en las franjas costeras”. Aun así confía en que el uso de las nuevas tecnologías ayude a comprender y conservar mejor los océanos, algo que hay que solucionar “con urgencia”.
La otra mujer que ha participado como conferenciante en Passion for Knowledge ha sido Ada Yonath (Instituto Weizmann de Ciencia de Israel, Nobel en 2009), a la que SINC ha tenido la oportunidad de entrevistar. La experta en ribosomas, “la fábrica de proteínas de las células”, ha ilustrado con vídeos algunos de los detalles de sus investigaciones, que ya se aplican en el desarrollo de antibióticos.
La cantera de los futuros científicos
Yonath y otros de los ponentes han participado en encuentros organizados con escolares de la ESO y de Bachillerato en el Aquarium y en Kutxaespacio (donde también se han mantenido reuniones específicas con profesores y profesionales sanitarios). Más de 200 jóvenes de las tres provincias vascas han acudido a estos encuentros.
“Mucha gente de vuestra edad ve la posibilidad de estudiar ciencia como algo lejano, arriesgado, que no sabe si le gustara, algo inseguro… Pero hay que quitarse el miedo a dar ese salto al lado de las ciencias”, les dijo Juan Ignacio Cirac (Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Alemania), premio Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología 2006 y uno de los máximos expertos mundiales en teoría cuántica de la información.
“El estudiar una carrera de ciencias te hace una persona versátil, que te abre muchas puertas. Una de ellas es el mundo de la investigación, pero también hay otras posibilidades, como entrar en la industria o en una empresa”, animó el experto a los jóvenes.
Cirac es un firme candidato a obtener el premio Nobel de Física, algo que ya consiguieron en su día otros cuatro conferenciantes de Passion for Knowledge. Uno de ellos, Claude Cohen-Tannoudji (École Normale Supérieure de Paris en Francia, Nobel en 1997), además de recordar el fallecimiento esta semana del también Nobel de Física Georges Charpak, ha explicado cómo se manipulan los átomos con la luz. De esta forma se pueden obtener imágenes por resonancia magnética o fabricar ultraprecisos relojes atómicos, por ejemplo.
Heinrich Rohrer (IBM Zurich en Suiza), que consiguió en 1986 el Nobel por la invención del microscopio de barrido de efecto túnel, ha denunciado en su ponencia que la ciencia funciona cada vez más “por incentivos financieros y de reconocimiento”. Según Rohrer, el verdadero motor que impulsa el conocimiento reside en “la fascinación por lo conseguido y lo que queda por lograr, y en la pasión por llegar más allá”.
LHC, precisión láser e invisibilidad
En ese camino, el investigador Frank Wilczek (MIT en EE U, Nobel en 2004) ha destacado el papel que juegan instrumentos extraordinarios como el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), “que quizá en el futuro simbolice nuestra cultura, de modo análogo a lo que representan las pirámides en el Antiguo Egipto”. El científico confía en que con el LHC se puedan probar muchas de “las ideas ambiciosas”” que plantea la unificación en la física.
Por su parte, Theodor Hänsch (Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Alemania, Nobel en 2005) ha hablado sobre “la precisión” en la ciencia, concretamente la que proporciona la tecnología láser, “la herramienta de medición más precisa con la que contamos”.
En el festival del conocimiento también han intervenido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología 2008, Robert Langer (Instituto Tecnologico de Massachusetts, EE UU), el padre de la liberación inteligente de fármacos con nuevos biomateriales; y Sir John Pendry (Imperial College de Londres, Reino Unido), que ha sorprendido a todos con la posibilidad de crear “capas de invisibilidad” gracias a las propiedades de innovadores materiales artificiales denominados “metamateriales”.
Los expertos mundiales han trasmitido en directo su “pasión por el conocimiento” a cerca de seis mil personas, dos mil que han asistido a las conferencias y otras cuatro mil que las han seguido a través de vídeo por la web. “El entusiasmo del público, que ha sorprendido a los ponentes, es lo más importante que ha sucedido”, ha destacado Etxenike durante la clausura de Passion for Knowledge. Las últimas palabras del director del DIPC han sido de ánimo para los jóvenes: “Todas estas grandes personas son ‘normales’, y con ilusión y empeño algún día podéis llegar a ser como ellas”.
La ocasión la ofrecía el decimo aniversario del Donostia International Physics Center (DIPC), un centro de excelencia en ciencia de los materiales vinculado a la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). El objetivo, trasmitir a la sociedad la pasión por el conocimiento: Passion for Knowledge (por su nombre en inglés), especialmente a los más jóvenes. Y como escenario el marco incomparable de la ciudad de San Sebastián, con sede en el Palacio Kursaal, entre el 27 de septiembre y el 1 de octubre.
El núcleo de este festival del conocimiento han sido los “workshops” o talleres, donde cerca de 400 investigadores internacionales han debatido en profundidad sobre electrones, fotones, superficies y materiales poliméricos. Junto a ellos, el DIPC ha programado conferencias dirigidas al público en general impartidas por diez Premios Nobel, dos Premios Príncipe de Asturias y otros expertos del mundo de las ciencias y de las artes.
“En realidad la creación en ciencia y arte es muy similar en algunos aspectos, aunque también existen diferencias”, comenta a SINC el premio Nobel de Química en 1981, Roald Hoaffmann (Universidad de Cornell, EE UU), que aclara: “Los dos están hechos por el ser humano, que crea algo que no es natural (una molécula nueva, un poema); en ambos se valora la destreza, el detalle, el trabajo bien hecho; además de la capacidad de decir mucho en poco espacio (en una fórmula química o en una buena obra de arte)".
“En cuanto a las diferencias, la ciencia es más material que emocional, y busca más la universalidad (tener una ecuación que describa todo), mientras que en el arte el valor de las creaciones viene a través de la particularidad”, detalla Hoaffmann. El compositor Luis de Pablo, también presente en las jornadas, está de acuerdo: “La ciencia y la música son de naturaleza distinta. El conocimiento científico es más universal, sin embargo la música no ofrece certezas, pero es capaz de modelar nuestras vidas de forma personal: es más individual”.
Dentro de la diversidad cultural que ha recogido Passion for Knowledge el representante de las letras ha sido Bernardo Atxaga, considerado uno de los grandes escritores en euskera, aunque la cultura científica es la que ha dominado el festival. “El edificio conceptual de la ciencia moderna, sin despreciar otras contribuciones señeras, es la obra cultural colectiva más importante de la humanidad”, dijo el físico y director del DIPC, Pedro Miguel Etxenike, durante la presentación del evento.
Las enseñanzas de los Nobel
Además de Hoffman -que ha hablado sobre la química como la ciencia de las moléculas y sus transformaciones, pero también como oficio, negocio, visión popular y arte (“¿no es una obra maestra la tabla periódica?”)-, otros cinco premios Nobel de química han intervenido en el festival del conocimiento. El primero fue Aaron Ciechanover (Instituto de Tecnología de Israel, Nobel en 2004), que ha destacado la importancia de la “medicina personalizada”, con dianas específicas a las que dirigir los fármacos, en pacientes que aparentemente presentan enfermedades parecidas pero con distinta base molecular.
Dudley Herschbach (Universidad de Harvard en EE UU, Nobel en 1986) ha hablado sobre cómo “domesticar el entorno salvaje” en el que se producen las reacciones químicas hasta observar colisiones concretas entre moléculas. También del futuro, donde en condiciones de ultrafrío se podrá conseguir que las moléculas se comporten como ondas en lugar de cómo partículas, e incluso se llegue a la teleportación, “esa espeluznante acción a distancia” como la denominó Einstein.
Por su parte, Jean-Marie Lehn (Universidad de Estrasburgo en Francia, Nobel en 1987) ha explicado la implicación de la química desde la materia inanimada hasta las complejos sistemas moleculares de los seres vivos. Y el experto en resonancia magnética, Richard Ernst (ETH en Suiza, Nobel en 1991) ha recordado que, además de “la pasión”, que surge de las emociones y que lleva a la curiosidad y el deseo de aprender, también es importante “la responsabilidad” de servir a la sociedad y resolver los problemas urgentes que amenazan la supervivencia del planeta.
En esta línea, una de las oceanógrafas más prestigiosas del mundo, Sylvia Earle (National Geographic Society, EE UU), también ha alertado durante el encuentro del grave deterioro que sufren los mares en las últimas décadas: “Han desaparecido gran parte de las especies más comunes para la pesca comercial, se han perdido o deteriorado gravemente casi la mitad de los arrecifes de coral, y se han declarado más de 400 zonas muertas en las franjas costeras”. Aun así confía en que el uso de las nuevas tecnologías ayude a comprender y conservar mejor los océanos, algo que hay que solucionar “con urgencia”.
La otra mujer que ha participado como conferenciante en Passion for Knowledge ha sido Ada Yonath (Instituto Weizmann de Ciencia de Israel, Nobel en 2009), a la que SINC ha tenido la oportunidad de entrevistar. La experta en ribosomas, “la fábrica de proteínas de las células”, ha ilustrado con vídeos algunos de los detalles de sus investigaciones, que ya se aplican en el desarrollo de antibióticos.
La cantera de los futuros científicos
Yonath y otros de los ponentes han participado en encuentros organizados con escolares de la ESO y de Bachillerato en el Aquarium y en Kutxaespacio (donde también se han mantenido reuniones específicas con profesores y profesionales sanitarios). Más de 200 jóvenes de las tres provincias vascas han acudido a estos encuentros.
“Mucha gente de vuestra edad ve la posibilidad de estudiar ciencia como algo lejano, arriesgado, que no sabe si le gustara, algo inseguro… Pero hay que quitarse el miedo a dar ese salto al lado de las ciencias”, les dijo Juan Ignacio Cirac (Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Alemania), premio Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología 2006 y uno de los máximos expertos mundiales en teoría cuántica de la información.
“El estudiar una carrera de ciencias te hace una persona versátil, que te abre muchas puertas. Una de ellas es el mundo de la investigación, pero también hay otras posibilidades, como entrar en la industria o en una empresa”, animó el experto a los jóvenes.
Cirac es un firme candidato a obtener el premio Nobel de Física, algo que ya consiguieron en su día otros cuatro conferenciantes de Passion for Knowledge. Uno de ellos, Claude Cohen-Tannoudji (École Normale Supérieure de Paris en Francia, Nobel en 1997), además de recordar el fallecimiento esta semana del también Nobel de Física Georges Charpak, ha explicado cómo se manipulan los átomos con la luz. De esta forma se pueden obtener imágenes por resonancia magnética o fabricar ultraprecisos relojes atómicos, por ejemplo.
Heinrich Rohrer (IBM Zurich en Suiza), que consiguió en 1986 el Nobel por la invención del microscopio de barrido de efecto túnel, ha denunciado en su ponencia que la ciencia funciona cada vez más “por incentivos financieros y de reconocimiento”. Según Rohrer, el verdadero motor que impulsa el conocimiento reside en “la fascinación por lo conseguido y lo que queda por lograr, y en la pasión por llegar más allá”.
LHC, precisión láser e invisibilidad
En ese camino, el investigador Frank Wilczek (MIT en EE U, Nobel en 2004) ha destacado el papel que juegan instrumentos extraordinarios como el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), “que quizá en el futuro simbolice nuestra cultura, de modo análogo a lo que representan las pirámides en el Antiguo Egipto”. El científico confía en que con el LHC se puedan probar muchas de “las ideas ambiciosas”” que plantea la unificación en la física.
Por su parte, Theodor Hänsch (Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Alemania, Nobel en 2005) ha hablado sobre “la precisión” en la ciencia, concretamente la que proporciona la tecnología láser, “la herramienta de medición más precisa con la que contamos”.
En el festival del conocimiento también han intervenido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología 2008, Robert Langer (Instituto Tecnologico de Massachusetts, EE UU), el padre de la liberación inteligente de fármacos con nuevos biomateriales; y Sir John Pendry (Imperial College de Londres, Reino Unido), que ha sorprendido a todos con la posibilidad de crear “capas de invisibilidad” gracias a las propiedades de innovadores materiales artificiales denominados “metamateriales”.
Los expertos mundiales han trasmitido en directo su “pasión por el conocimiento” a cerca de seis mil personas, dos mil que han asistido a las conferencias y otras cuatro mil que las han seguido a través de vídeo por la web. “El entusiasmo del público, que ha sorprendido a los ponentes, es lo más importante que ha sucedido”, ha destacado Etxenike durante la clausura de Passion for Knowledge. Las últimas palabras del director del DIPC han sido de ánimo para los jóvenes: “Todas estas grandes personas son ‘normales’, y con ilusión y empeño algún día podéis llegar a ser como ellas”.
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