La peregrinación como experiencia y el viaje como tránsito de un lugar a otro, no sólo geográfico sino también mental o espiritual, es lo que se ha propuesto reflejar Manuel Mandianes, antropólogo del CSIC en la Institución Milá y Fontanals, en su último libro, El camino del peregrino.
El viajero que se propone llegar a un lugar sagrado, ya sea Jerusalén, Roma o Santiago, se convierte en peregrino. El Camino por antonomasia, el de Santiago, ha sido transitado desde el siglo IX por millones de peregrinos y en un año jacobeo, como este 2010, el flujo de los que se animan a hacer el camino se multiplica. No a todos les anima un sentimiento religioso, los hay movidos por curiosidad cultural y artística, por hacer deporte o, sin más, por vivir la experiencia de un viaje de varias semanas de soledad, meditación y conversaciones con extraños, con la naturaleza y con la historia.
Manuel Mandianes sostiene que “el resurgimiento actual del Camino de Santiago se debe también a la necesidad que sienten los europeos de encontrar símbolos de identidad, más allá de las fronteras nacionales, que fundamenten el irreversible proceso de unificación política y económica. El Camino vuelve a ser un lugar para reflexionar sobre la universalización de Europa”.
El libro se estructura como diálogo entre dos peregrinos de nombres simbólicos, Jaime y Andrés, que reflexionan no sólo durante las jornadas de camino y en los descansos al anochecer, sino también cuando llegan a Santiago de Compostela, la ciudad que les maravilla y en la que nos hablan de la cristianización de una fiesta celta y de los mitos de diversas culturas o civilizaciones precedentes que el Cristianismo asumió, transformó e incorporó.
Los santos guerreros, los soldados de Cristo, como el propio Santiago, Miguel o Jorge, y el santuario de San Andrés de Teixido, en Finisterre, son otros de los temas que aportan claves simbólicas del pensamiento occidental y que también son tratados en el libro. En la última parte se recogen confesiones y testimonios de peregrinos, así como una serie de pensamientos surgidos y anotados durante el viaje.
Nota de prensa (pdf 105k) [Descargar]
FUENTE:
http://www.csic.es
El viajero que se propone llegar a un lugar sagrado, ya sea Jerusalén, Roma o Santiago, se convierte en peregrino. El Camino por antonomasia, el de Santiago, ha sido transitado desde el siglo IX por millones de peregrinos y en un año jacobeo, como este 2010, el flujo de los que se animan a hacer el camino se multiplica. No a todos les anima un sentimiento religioso, los hay movidos por curiosidad cultural y artística, por hacer deporte o, sin más, por vivir la experiencia de un viaje de varias semanas de soledad, meditación y conversaciones con extraños, con la naturaleza y con la historia.
Manuel Mandianes sostiene que “el resurgimiento actual del Camino de Santiago se debe también a la necesidad que sienten los europeos de encontrar símbolos de identidad, más allá de las fronteras nacionales, que fundamenten el irreversible proceso de unificación política y económica. El Camino vuelve a ser un lugar para reflexionar sobre la universalización de Europa”.
El libro se estructura como diálogo entre dos peregrinos de nombres simbólicos, Jaime y Andrés, que reflexionan no sólo durante las jornadas de camino y en los descansos al anochecer, sino también cuando llegan a Santiago de Compostela, la ciudad que les maravilla y en la que nos hablan de la cristianización de una fiesta celta y de los mitos de diversas culturas o civilizaciones precedentes que el Cristianismo asumió, transformó e incorporó.
Los santos guerreros, los soldados de Cristo, como el propio Santiago, Miguel o Jorge, y el santuario de San Andrés de Teixido, en Finisterre, son otros de los temas que aportan claves simbólicas del pensamiento occidental y que también son tratados en el libro. En la última parte se recogen confesiones y testimonios de peregrinos, así como una serie de pensamientos surgidos y anotados durante el viaje.
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