Astrónomos del CSIC observan el agugero negro supermasivo de Arp 299-A
Un equipo de astrónomos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha observado en detalle las regiones centrales de la galaxia Arp 299-A, que se halla en los inicios de un proceso de fusión con una galaxia menor. La búsqueda de fuentes compactas, como restos de supernovas, ha llevado a los investigadores a detectar el núcleo activo de la galaxia, es decirhttp://www.csic.es, el agujero negro supermasivo central sobre el que va cayendo materia que, en el proceso, libera gran cantidad de energía. El trabajo aparece destacado en el número de septiembre de la revista Astronomy & Astrophysics.
“Con observaciones de muy alta resolución, hemos hallado nuevas fuentes y descubierto una estructura global en lo que pensábamos que era una cadena de supernovas jóvenes y remanentes de supernovas, y que demuestra la existencia de un núcleo activo poco luminoso que presenta un chorro de material similar al de la galaxia M81”, comenta Miguel Ángel Pérez-Torres, astrofísico del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), que ha dirigido la investigación.
Aunque la existencia de este núcleo activo se predijo en 2003, su situación seguía siendo una cuestión sin resolver. Los estudios sobre Arp 299-A se han centrado sobre todo en sus intensos brotes de formación estelar, producidos por la inyección de gas que supone su interacción con la galaxia compañera. “Este resultado sugiere que los procesos de fusión de galaxias llevan asociados no sólo estallidos de formación estelar, sino también la existencia de actividad nuclear”, apuntan los autores.
El trabajo profundiza también en la naturaleza de un objeto muy cercano al núcleo activo: una supernova de tipo II muy joven y de evolución muy lenta, rodeada de un medio interestelar denso. Se trata de la supernova más cercana a un agujero negro supermasivo detectada hasta la fecha, cuya existencia es difícil de explicar, según señalan los investigadores. Este tipo de supernovas se producen por la muerte de estrellas muy masivas, y son poco comunes en las regiones tan próximas al agujero negro central. Los autores creen, no obstante, que estrellas de este tipo podrían obstaculizar el acrecimiento de material en torno al agujero negro y explicar así la baja luminosidad del núcleo activo de Arp 299-A.
Un telescopio gigante: la interferometría
La densidad de polvo de las regiones centrales de las galaxias impide observarlas en longitudes de onda cortas, como el visible. Pero las longitudes de onda largas, como las ondas de radio (milimétricas y centimétricas), sí pueden atravesar el velo opaco producido por el polvo.
Para este estudio, los investigadores emplearon una de las herramientas de observación en radio más sensibles y con mayor poder de resolución existentes, la Red Europea de VLBI, un consorcio formado por los mayores radio observatorios de Europa, Asia y Sudáfrica.
La técnica empleada se conoce como interferometría, y consiste en observar el mismo objeto con varias antenas separadas geográficamente, con lo que se obtiene el equivalente a un telescopio del tamaño de la distancia que separa las antenas (y ésta puede ser de cientos de kilómetros).
Gracias a esta herramienta, el grupo de investigadores ha obtenido resoluciones angulares de milisegundos de arco, con las que podría verse desde la Tierra a una persona tumbada sobre la superficie de la Luna y que, en este caso, ha permitido observar nuevas fuentes cuya morfología, luminosidad e índice espectral demuestran la existencia de un núcleo activo en Arp 299-A.
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