5 jul 2016

La Vía Láctea en todo su esplendor.

La Tierra, en su movimiento alrededor del Sol, llega al afelio el día 4 de julio. Es en esta posición cuando la distancia Tierra-Sol alcanza su valor máximo, superando los 152 millones de kilómetros, esto es 5 millones de kilómetros más que la distancia Tierra-Sol a principios de año. A pesar de la gran distancia que nos separa del Sol, estos días de julio son particularmente calurosos en el Hemisferio Norte. Esto es debido a que la mitad norte del planeta está ahora inclinada justamente en dirección al Sol y el tiempo diario de insolación es más largo.




La luna llena de julio se alcanza el día 20 en Sagitario. Es la luna llena denominada "del heno" y también "del ciervo", pues es en torno a esta fecha cuando se completa la renovación de la cornamenta de este animal. Será una luna llena aparentemente grande y brillante por encontrarse la Luna muy cerca del punto de su órbita más cercano a la Tierra, el perigeo, que se alcanza el día 27. El novilunio sucederá el día 4 en Géminis y el apogeo, con la Luna a casi 405.000 Kilómetros de la Tierra, se alcanzará el día 13.

En este mes no tenemos planetas visibles al amanecer, toda la actividad planetaria se concentra tras la puesta de Sol. Marte y Saturno serán visibles durante la primera parte de la noche por el sudoeste. En el momento del crepúsculo será posible ver a Júpiter cada vez más bajo por el oeste y a partir del día 15 de julio regresan Venus y Mercurio, que llevaban varias semanas inobservables, para ser visibles también en el crepúsculo, aunque muy bajos sobre el horizonte oeste.

Entre el jueves 7 y el sábado 9, a eso de las 23h, Júpiter se encontrará bajo sobre el horizonte y próximo al fino filo de la luna creciente y a la estrella Régulo, formando así una maravillosa estampa según el cielo se oscurece. 
El día 16, media hora después de la puesta de Sol, podremos observar al pequeño Mercurio muy próximo al brillante Venus. Hay que mirar hacia el noroeste, en una zona bien despejada de árboles y edificios, pues la conjunción se producirá a muy baja elevación. Ese mismo día hacia la medianoche, Marte y Saturno se encontrarán muy próximos entre sí, y por debajo de la luna ya muy crecida que no dejará ver muchas estrellas; la brillante Antares será posiblemente la excepción.

Algunos de nosotros pasaremos algunos días de julio lejos de la ciudad, en lugares donde la contaminación lumínica es mucho menor, y es en esas condiciones cuando podemos observar la Vía Láctea en todo su esplendor. 
El día 25 se celebra la festividad de Santiago, momento en el que la Vía Láctea toma un significado muy especial, pues el plano de nuestra galaxia pudo servir de guía a los peregrinos que se dirigían a Compostela. De ahí se deriva nuestro popular término "el Camino de Santiago" para el plano de la Vía Láctea. El propio nombre 'Compostela' parece derivarse del término latino 'Campus Stellae': Campo de Estrellas.

Rafael Bachiller es astrónomo y director del Observatorio Astronómico Nacional (IGN).


Fuente: El Mundo / Ciencia

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