1 feb 2018

‘Luna de sangre’

Ayer miércoles se produjo una curiosa coincidencia astronómica: un eclipse lunar total justo cuando nuestro satélite se acerca más a la Tierra y está por segunda vez en el mismo mes en fase de luna llena. Los habitantes del Lejano Oriente y Australia han podido disfrutar de este espectáculo protagonizado por una superluna rojiza.

Eclipse total de superluna del año 2015, donde se aprecia su tonalidad rojiza, y cómo se observaría la Tierra desde nuestro satélite en el momento máximo del eclipse del 31 de enero de 2018. / Juan Carlos Casado-starryearth.com/SockPuppetForTomruen



No es fácil que coincidan eclipse total, superluna y segunda Luna llena del mes, llamada en algunos medios estadounidenses como 'luna azul' aunque nada tiene que ver con ese color. Sin embargo, estas tres circunstancias se han producido ayer 31 de enero, una coincidencia que no ocurría desde 1982.

“No tendrá ninguna implicación, ni positiva ni negativa, para nuestro planeta y, desde el punto de vista astronómico, el mayor interés reside en las observaciones y medidas tomadas durante el transcurso del eclipse total”, señala el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en un comunicado.

Los eclipses lunares ocurren cuando nuestro satélite pasa por la sombra de la Tierra. Esto no sucede todos los meses porque la órbita de la Luna está ligeramente inclinada con respecto a la de la Tierra-Sol. A diferencia de los eclipses solares, los lunares son visibles desde cualquier lugar del mundo, una vez que la Luna está sobre el horizonte en el momento del eclipse.

Durante la totalidad, la Luna no desaparece de la vista, sino que adquiere una tonalidad rojiza, razón por la que en las redes sociales se la conoce como ‘Luna de Sangre’. La atmósfera de la Tierra, que se extiende unos 80 km más allá del diámetro terrestre, actúa como una lente desviando la luz del Sol, al tiempo que filtra eficazmente sus componentes azules, dejando pasar solo luz roja que finalmente será reflejada por la Luna, dándole un resplandor cobrizo característico.

Según datos proporcionados por la NASA, en el año 2018 se producirán dos eclipses totales de Luna: el 31 de enero y el 27 de julio. El de este mes será visible completamente (con un máximo sobre las 13:30 horas GMT) desde Australia y el este de Asia, mientras que su observación desde Europa occidental no será posible.



Según datos proporcionados por la NASA, en el año 2018 se producirán dos eclipses totales de Luna: el 31 de enero y el 27 de julio. El de este mes será visible completamente (con un máximo sobre las 13:30 horas GMT) desde Australia y el este de Asia, mientras que su observación desde Europa occidental no será posible.


Visibilidad del eclipse lunar del 31 de enero de 2018. / PIRULITON


El segundo eclipse lunar del año se podrá ver, al menos su fase final, desde el oeste de nuestro continente; pero deberemos esperar hasta el 21 de enero de 2019 para ver todas las fases de un eclipse total de Luna.

Llega otra superluna

Lo que sí se podrá observar desde España y el resto de países es la superluna en la noche del 30 al 31 de enero. Debido a que la órbita de la Luna es una elipse, hay momentos que se encuentra más cercana a la Tierra (perigeo) y otros más alejada (apogeo), y durante las superlunas –la luna llena se produce cerca del perigeo–, el diámetro lunar puede aumentar hasta en un 14% y alrededor de un 30% su brillo respecto a una Luna llena en el apogeo.

¿Y se puede percibir el cambio de tamaño a simple vista? La respuesta es que será muy difícil apreciarlo, aunque la Luna será más brillante. Los cálculos indican que no es raro que la Luna llena suceda cerca del perigeo. De hecho, suelen ocurrir de 3 a 5 superlunas en un año (de las 12-13 posibles). Por ejemplo, en 2017 tuvimos tres superlunas, las mismas que se producirán en el año 2018 (dos en enero y otra en diciembre).

En la situación más favorable, una superluna tendrá un diámetro de 4 minutos de arco mayor que una Luna llena en el apogeo. Es decir, el incremento de diámetro angular de la superluna es de solo la quinceava parte del tamaño angular de nuestro dedo meñique si lo observamos con el brazo extendido. Esto significa que es realmente muy difícil distinguir la diferencia a simple vista, a pesar del llamativo nombre de superluna.

Mínimo perigeo lunar (distancia Tierra-Luna=356.355 km; tamaño aparente de la Luna=33,5 minutos de arco) y máximo apogeo (distancia Tierra-Luna=406.725 km; tamaño aparente de la Luna=29,4 minutos de arco) en el periodo que va desde los años -1999 a 3000. La diferencia de tamaños aparentes (desde la Tierra) es de solo un 14%. / Gabriel Pérez Díaz, SMM (IAC). Fuente: Fred Espenak @ astropixels.com.






Fuente: IAC

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