Por primera vez en la historia, una máquina ha producido conocimiento científico nuevo sin asistencia humana. Científicos de las universidades británicas de Aberystwyth y Cambridge programaron a Adam, el científico robot, para que llevase a cabo cada etapa del proceso de investigación sin necesidad de intervención de los investigadoresA partir de ahí, la máquina planteó una hipótesis: qué genes de la levadura de cerveza (Saccharomyces cerevisiae) codifican determinadas enzimas responsables de varias reacciones bioquímicas en este organismo. A continuación, diseñó los experimentos necesarios para comprobar si su hipótesis era verdadera o falsa, los condujo dentro del laboratorio automatizado del que forma parte, e interpretó los resultados. Finalmente, los investigadores humanos, que hoy publican la experiencia en Science, comprobaron que sus resultados eran correctos.
El objetivo de este tipo de investigaciones es automatizar la ciencia, algo que, aunque pudiese parecerlo, no va a dejar sin trabajo a los científicos de carne y hueso. "En última instancia, buscamos poder tener equipos de humanos y robots trabajando juntos en los laboratorios", afirma Ross King, director del proyecto en la Universidad de Aberystwyth. Ramón López de Mántaras, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (CSIC), explica la motivación para trabajar en esta línea: "La cantidad de datos que deben analizar los científicos es cada vez mayor y llega un momento en que procesarlos es imposible". "En el caso del LHC, por ejemplo, la inteligencia artificial puede facilitar el trabajo, encontrando patrones entre las grandes cantidades de datos que saldrán del acelerador para deducir si hay señales del bosón de Higgs".
Mano de obra cibernética
Precisamente, el campo de especialidad de Adam, la biología, requerirá mano de obra cibernética para seguir avanzando en áreas cada vez más inundadas por los datos como la genómica. Además, "como los organismos vivos son tan complejos, es importante que los detalles de los experimentos biológicos queden registrados con mucho detalle", apunta King. "Este trabajo es difícil y tedioso para los científicos humanos, pero fácil para los robots", añade.
Los creadores de Adam reconocen que el conocimiento producido por su criatura puede considerarse modesto, pero no trivial. De hecho, en las conclusiones de su artículo afirman que uno de los resultados del robot, que asocia un gen a la producción de una de las enzimas de la levadura, resuelve una pregunta planteada hace medio siglo.
El trabajo del equipo británico es muy relevante, pero la construcción de robots autónomos con la capacidad suficiente como para investigar junto a humanos científicos codo con carcasa en un laboratorio no será inmediata. López de Mántaras cree que este objetivo podría cumplirse "quizá a 20 años vista". No obstante, el equipo de King confía en que su próximo robot, Eve, puede realizar interesantes aportaciones a los científicos que buscan fármacos para combatir enfermedades como la malaria.
Trabajar en equipo
Ahora, para mejorar la formación de Adam, sus padres han desarrollado programas informáticos que permitirán a terceras personas proponer hipótesis y experimentos. Después, comenzarán a publicar los resultados. Su intención es comenzar a aprender los mejores caminos para que humanos y robots trabajen juntos.
El artículo publicado hoy en Science puede dar esperanza a quienes creen que el advenimiento de la era de las máquinas inteligentes está próximo. El gurú de la inteligencia artificial Raymond Kurzweil ha predicho que en 2029 un ordenador superará por primera vez el test de Turing una prueba diseñada para comprobar si una máquina es inteligente. A partir de ese momento, en teoría, no sería posible distinguir a un humano de un robot. López de Mántaras no es tan optimista".
La inteligencia artificial tiene sus límites. Requiere resolver problemas importantes, como los relacionados con el sentido común, con el hecho de que tenemos experiencias vitales, conocimientos que no aparecen en los libros", afirma. "Las dificultades a las que nos enfrentamos son comparables a las que implican comprender el origen de la vida o del Universo".
En busca de una máquina inteligente :
Siglo IV a. C. Aristóteles
El filósofo griego Aristóteles inventa la lógica silogística, el primer sistema de razonamiento deductivo.
Siglo III a.c. El reloj de agua
Ktesibios de Alejandría construye su ?reloj de agua?, la primera máquina autocontrolada de la historia.
Siglo XIII El ingenio de Llull
El teólogo Ramón Llull diseñó un ingenio mecánico para conocer la verdad o falsedad de postulados no matemáticos a través de la combinatoria.
Siglo XVII La calculadora
El físico Blaise Pascal construye en Francia la primera calculadora mecánica.
1950 La prueba de Turing
El matemático Alan Turing propuso un experimento para definir una prueba estándar por la que una máquina podría catalogarse como ?inteligente?.
1956 Primer programa
Herbert Simon, Allen Newell y J.C. Shaw desarrollan ?Logic Theorist?, el primer programa para solventar problemas de inteligencia artificial.
1960 Sad Sam
Robert Lindsay desarrolla ?Sad Sam?, el primer programa que lee frases y saca conclusiones.
1962 Primera empresa
Se funda Unimation, primera compañía dedicada a la producción de robots.
1965 Eliza
Joseph Weizenbaum desarrolla Eliza, el primer programa que mantiene una conversación sobre cualquier tema.
1973 Freddy
La Universidad de Edimburgo construyen el primer robot que usa la visión para ensamblar piezas.
1997 Deep Blue
Un programa de ajedrez, Deep Blue, bate a un campeón del mundo Gary Kasparov. 2000 Mascotas Se comercializan las primeras mascotas robóticas interactivas.
WEB: http://www.publico.es/ciencias/215643/primer/robot/cientifico