Los datos de la web Geni.com, proporcionados por fans de la genealogía, han servido a un equipo de investigadores para elaborar líneas de relaciones familiares a escala poblacional. Los resultados reflejan hechos históricos, como la alta mortalidad durante las guerras. También revelan que las mujeres han migrado más que los hombres, pero a distancias más cortas; y que si ya no nos casamos con nuestros primos no es gracias al desarrollo de los medios de transporte, sino a otros cambios culturales.
Los árboles genealógicos permiten registrar datos como la esperanza de vida, la tasa de fertilidad y las migraciones; factores muy importantes que han dado forma a la evolución. |
Un árbol genealógico es un gráfico que refleja el parentesco entre personas. Además de sus aplicaciones clásicas, si estas líneas de descendencia se trazan a gran escala –con una cantidad mucho mayor tanto de fuentes como de datos–, desempeñan un importante papel para el estudio de la evolución humana y la antropología.
“En estudios anteriores se han usado árboles genealógicos para comprobar, por ejemplo, la ‘hipótesis de la abuela’, que explica el valor evolutivo de la menopausia en las mujeres. Otros usaban la genealogía para mostrar la relación entre migración y éxito reproductivo”, explica a Sinc Yaniv Erlich, miembro del New York Genome Center y profesor de Informática y Biología Computacional en Cambridge (EE UU).
“Es decir, esta clase de gráficos permiten registrar datos como la esperanza de vida, la tasa de fertilidad y las migraciones, factores muy importantes que han dado forma a la evolución”, concluye el investigador.
Longevidad y migración
Hasta la fecha, la elaboración de árboles genealógicos poblacionales ha sido una labor intensiva que requería especial dedicación. Ahora, un grupo de investigadores liderados por Erlich ha creado varios árboles familiares de estas dimensiones gracias a la base de datos pública de la web Geni.com, incluyendo un árbol que, según el estudio publicado en la revista Science, recoge 13 millones de individuos.
A través de la plataforma Geni.com, entusiastas de la genealogía suben a la web su árbol familiar. Automáticamente, la página escanea la información para compararla con la del resto de gráficos, buscando coincidencias. Cuando el sistema detecta similitudes evidentes con datos proporcionados por otro usuario, ofrece la posibilidad de unir ambos árboles y así obtener líneas de descendencia de mayor tamaño y con información más precisa, superponiendo y completando ambas.
En total, los investigadores han analizado los archivos de 86 millones de perfiles, priorizando aquellos que proporcionaban la fecha exacta de nacimiento y defunción frente a los que solo informaban sobre el año.
Para obtener muestras adicionales y contrastar los datos de Geni.com, los investigadores localizaron los certificados de defunción de los individuos que murieron en Vermont entre 1985 y 2000 y que además estaban en la web. Finalmente, accedieron a un total de casi 80.000 registros. Según los autores, entre ambas fuentes la concordancia fue casi perfecta.
Los datos proporcionados por Geni.com reflejan incluso acontecimientos históricos como las elevadas cifras de mortalidad durante la guerra civil en EE UU y las dos guerras mundiales; así como la reducción de mortalidad infantil durante el siglo XX.
Al comparar estos datos con los de estudios genéticos tradicionales sobre la herencia, los autores encontraron una estimación similar de la variación de la longevidad entre padres e hijos.
Teniendo en cuenta patrones migratorios, el análisis también ha revelado que en las sociedades occidentales las mujeres emigraban más que los hombres, pero los lugares de destino se encontraban a distancias más cortas.
Distancia matrimonial y relación genética
Los árboles de población aportan más informaciones sobre las relaciones humanas. Antes de la primera Revolución Industrial (1750), la mayoría de matrimonios se establecían entre personas que vivían a unos 10 kilómetros de distancia. Tras la segunda, los cambios en los transportes contribuyeron a que, en 1950, esta medida aumentara a unos 100 kilómetros.
“La teoría del aislamiento genético por distancia de Malécot predice una relación inversa entre la distancia matrimonial y la relación genética –personas que continúan casándose con sus parientes–. Cuanto más lejos viajes para encontrar pareja, más probable es que no existan lazos familiares entre ambos”, explica Erlich. Sin embargo, según el estudio, esta tendencia no fue constante en el tiempo, sino que presentó tres fases.
Antes de 1800, la correlación entre la distancia entre los cónyuges y la relación genética fue débil. A pesar de la revolución en el transporte y su correspondiente incremento de vías de ferrocarril en Europa y Estados Unidos, la separación física entre parejas nacidas entre 1800 y 1850 pasó de 8 a 19 kilómetros. El incremento fue insignificante y estuvo acompañado de un aumento considerable de relación genética, lo que contradecía las teorías. Tan solo los datos de las parejas nacidas en 1850 coinciden con este modelo.
“Los resultados concluyen que los cambios en el transporte durante el siglo XIX no fueron la causa principal del decrecimiento de la consanguinidad”, explican los investigadores en el estudio. “Fueron los cambios en determinados factores culturales quienes desempeñaron el papel principal en la reducción de la relación genética de las parejas en sociedades occidentales”.
"El estudio ha demostrado la capacidad que tiene la información generada por los propios usuarios de internet para crear una base de datos de calidad que sería mucho más difícil de obtener a través de métodos tradicionales", concluye a Sinc Joanna Kaplanis, coautora de la investigación.
Referencia bibliográfica:
Yaniv Erlich et al. "Quantitative analysis of population-scale family trees with millions of relatives". Science, 1 de marzo de 2018. DOI: 10.1126/science.aam9309 (2018).
Fuente: SINC
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