La revista The Lancet ha anunciado esta semana el nacimiento del primer bebé tras un trasplante de útero de una donante fallecida. El logro, que tuvo lugar en diciembre de 2017, puede facilitar la gestación a todas las mujeres con infertilidad uterina, sin necesidad de donantes vivos.
Esta semana se ha anunciado el nacimiento en Brasil del primer bebé gracias al trasplante de útero de una donante fallecida. / Hospital das Clínicas de Sao Paulo |
Los trasplantes de útero de donantes fallecidos son factibles. Así concluye un estudio, publicado esta semana en la revista The Lancet, que anuncia el nacimiento en Brasil del primer bebé el pasado 15 de diciembre de 2017 gracias a esta técnica.
La
receptora fue una paciente con infertilidad uterina. Anteriormente se
habían realizado otros diez trasplantes de útero de donantes fallecidas
en EE UU, República Checa y Turquía, pero este es el primero en dar
lugar a un parto con vida.
Sin embargo, aún no se han comparado las donaciones entre donantes vivas y fallecidas, ni las técnicas quirúrgicas y de inmunosupresión que se supone lograrán optimizarse en el futuro.
“Los primeros trasplantes de útero de donantes vivos fueron un hito médico. Sin embargo, la necesidad de un donante vivo es una limitación importante”, indica Dani Ejzenberg, médico del Hospital das Clínicas, de la Universidad de São Paulo, que ha dirigido la investigación.
La historia de los trasplantes de útero
Con la escasez de donantes vivos, la nueva técnica podría aumentar la disponibilidad y dar a más mujeres la opción del embarazo. “El número de personas dispuestas a donar órganos tras su propia muerte es mucho mayor que el de los donantes vivos, lo que ofrece una población de donantes potenciales mucho más amplia”, añade.
Hasta ahora, la donación de útero solo estaba disponible para mujeres con familiares dispuestos a donar. El primer parto después de un trasplante uterino de donante vivo tuvo lugar en Suecia en septiembre de 2013.
El investigador principal de aquel hallazgo, Mats Brännström, ya explicó a Sinc en 2015 el futuro de la investigación de esta técnica: realizar el trasplante gracias a una donante viva mediante cirugía robotizada y llevarlo a cabo mediante una donante fallecida.
“Los primeros trasplantes de útero de donantes vivos fueron un hito médico. Sin embargo, la necesidad de un donante vivo es una limitación importante”, indica Dani Ejzenberg, médico del Hospital das Clínicas, de la Universidad de São Paulo, que ha dirigido la investigación.
La historia de los trasplantes de útero
Con la escasez de donantes vivos, la nueva técnica podría aumentar la disponibilidad y dar a más mujeres la opción del embarazo. “El número de personas dispuestas a donar órganos tras su propia muerte es mucho mayor que el de los donantes vivos, lo que ofrece una población de donantes potenciales mucho más amplia”, añade.
Hasta ahora, la donación de útero solo estaba disponible para mujeres con familiares dispuestos a donar. El primer parto después de un trasplante uterino de donante vivo tuvo lugar en Suecia en septiembre de 2013.
El investigador principal de aquel hallazgo, Mats Brännström, ya explicó a Sinc en 2015 el futuro de la investigación de esta técnica: realizar el trasplante gracias a una donante viva mediante cirugía robotizada y llevarlo a cabo mediante una donante fallecida.
“Esta segunda opción sería mucho más fácil porque al tratarse de una mujer fallecida se tardarían apenas 30 minutos en obtener el útero”, destacó. En total, ha habido 39 procedimientos de este tipo, resultando en 11 partos vivos hasta ahora.
El hallazgo, paso a paso
La cirugía tuvo lugar en septiembre de 2016. La receptora del útero fue una mujer de 32 años que nació sin útero como resultado del síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, que afecta a una de cada 4.500 mujeres. Cuatro meses antes del trasplante, pasó por un ciclo de fertilización in vitro (FIV) que dio como resultado ocho óvulos fertilizados que fueron criopreservados.
La donante tenía 45 años y murió de hemorragia subaracnoidea (un tipo de ictus que implica sangrado en la superficie del cerebro). El útero fue extraído y trasplantado a la receptora en una cirugía que duró 10,5 horas. La cirugía incluyó la conexión de las venas y arterias, ligamentos y canales vaginales del útero donado y de la receptora.
La cirugía tuvo lugar en septiembre de 2016. La receptora del útero fue una mujer de 32 años que nació sin útero como resultado del síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, que afecta a una de cada 4.500 mujeres. Cuatro meses antes del trasplante, pasó por un ciclo de fertilización in vitro (FIV) que dio como resultado ocho óvulos fertilizados que fueron criopreservados.
La donante tenía 45 años y murió de hemorragia subaracnoidea (un tipo de ictus que implica sangrado en la superficie del cerebro). El útero fue extraído y trasplantado a la receptora en una cirugía que duró 10,5 horas. La cirugía incluyó la conexión de las venas y arterias, ligamentos y canales vaginales del útero donado y de la receptora.
Dibujo esquemático de la cirugía del trasplante de útero. / The Lancet |
Después de la cirugía, la paciente recibió medicamentos
inmunosupresores, así como antimicrobianos, tratamiento anticoagulante y
aspirina mientras estaba en el hospital. La inmunosupresión se continuó
fuera del hospital hasta el nacimiento.
Cinco meses después del trasplante, el útero no mostró signos de rechazo, las ecografías no mostraron anomalías y la receptora tenía una menstruación regular. Los óvulos fertilizados se implantaron después de siete meses.
La infertilidad afecta al 10-15% de las parejas en edad reproductiva. Dentro de este porcentaje, una de cada 500 mujeres tiene problemas uterinos debido a anomalías congénitas o por malformaciones, histerectomías o infecciones inesperadas. Antes de la llegada de los trasplantes de útero, las únicas opciones disponibles para tener un hijo eran la adopción o la gestación subrogada.
Cinco meses después del trasplante, el útero no mostró signos de rechazo, las ecografías no mostraron anomalías y la receptora tenía una menstruación regular. Los óvulos fertilizados se implantaron después de siete meses.
La infertilidad afecta al 10-15% de las parejas en edad reproductiva. Dentro de este porcentaje, una de cada 500 mujeres tiene problemas uterinos debido a anomalías congénitas o por malformaciones, histerectomías o infecciones inesperadas. Antes de la llegada de los trasplantes de útero, las únicas opciones disponibles para tener un hijo eran la adopción o la gestación subrogada.
Referencia bibliográfica:
Dani Ejzenberg, Wellington Andraus, Luana Regina Baratelli Carelli Mendes, Liliana Ducatti, Alice Song, Ryan Tanigawa, et al. ‘Livebirth after uterus transplantation from a deceased donor in a recipient with uterine infertility’. The Lancet December 04, 2018 https://doi.org/10.1016/S0140-6736(18)31766-5
Cesar Díaz-Garcia, Antonio Pellicer. ‘Uterus transplantation from a deceased donor’. The Lancet December 04, 2018 http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(18)32106-8
Mats Brännström, Liza Johannesson, Hans Bokström, Niclas Kvarnström, Johan Mölne, Pernilla Dahm-Kähler, et al. ‘Livebirth after uterus transplantation’. The Lancet VOLUME 385, ISSUE 9968, P607-616, FEBRUARY 14, 2015 DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(14)61728-1
Fuente: SINC
Dani Ejzenberg, Wellington Andraus, Luana Regina Baratelli Carelli Mendes, Liliana Ducatti, Alice Song, Ryan Tanigawa, et al. ‘Livebirth after uterus transplantation from a deceased donor in a recipient with uterine infertility’. The Lancet December 04, 2018 https://doi.org/10.1016/S0140-6736(18)31766-5
Cesar Díaz-Garcia, Antonio Pellicer. ‘Uterus transplantation from a deceased donor’. The Lancet December 04, 2018 http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(18)32106-8
Mats Brännström, Liza Johannesson, Hans Bokström, Niclas Kvarnström, Johan Mölne, Pernilla Dahm-Kähler, et al. ‘Livebirth after uterus transplantation’. The Lancet VOLUME 385, ISSUE 9968, P607-616, FEBRUARY 14, 2015 DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(14)61728-1
Fuente: SINC
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