Un estudio en ratones ha revelado que la actividad cerebral espontánea
durante las etapas embrionarias impulsa el mapeo del tacto. El trabajo,
liderado por el Instituto de Neurociencias de Alicante del CSIC, muestra
que este patrón de actividad prepara a la corteza cerebral para recibir
información de los sentidos tras el nacimiento.
La actividad cerebral espontánea durante las etapas embrionarias impulsa el mapeo del tacto, de manera que este sentido surge en el cerebro antes del nacimiento. / WikimediaAñadir leyenda |
Un equipo del Instituto de Neurociencias de Alicante del CSIC ha llevado a cabo un estudio en ratones que desvela que el sentido del tacto surge en el cerebro antes del nacimiento. El hallazgo ha sido publicado en el último número de la revista Science.
El trabajo muestra que este patrón de actividad prepara a la corteza cerebral para recibir información de los sentidos después del nacimiento
La investigación, realizada con roedores, ha revelado que la actividad cerebral espontánea
durante las etapas embrionarias impulsa el mapeo del tacto, de manera
que este sentido surge en el cerebro antes de nacer. El trabajo muestra
que este patrón de actividad prepara a la corteza cerebral para recibir información de los sentidos después del nacimiento.
Esta actividad espontánea durante la fase embrionaria es además esencial para el desarrollo normal del cerebro, ya que define lo que en neurobiología se denomina período crítico, es decir, aquel en el que los cambios plásticos son posibles, pero después del cual las alteraciones serían irreparables.
La
superficie del cuerpo humano está representada en la corteza cerebral
en una banda transversal localizada en la parte superior media de los
hemisferios cerebrales.
Esta banda se denomina corteza sensorial y
en ella hay representado un ‘mapa’ en el que cada región del cuerpo
ocupa una extensión distinta dependiendo de su uso y sensibilidad. Por
ejemplo, las manos son las partes del cuerpo que tienen la mayor
extensión en la corteza somática. La representación en 3D de ese mapa
forma el conocido homúnculo sensorial.
Cada región del cuerpo
representada en la corteza somatosensorial está conectada a su
superficie corporal correspondiente mediante vías neuronales que mantienen una relación topográfica estricta a lo largo del sistema nervioso.
Según los autores, en este camino desempeña un papel clave, el tálamo, una especie de estación de relevo y centro de integración sináptica para un primer procesamiento de las señales sensoriales que llegan desde el exterior en su trayecto hacia la corteza cerebral.
La
información que llega al tálamo se transmite a la corteza con una
extraordinaria precisión, sin perder la relación topográfica de cada
punto de la piel. Esto nos permite discriminar qué punto de nuestro
cuerpo está recibiendo un estímulo externo. Una topografía tan precisa
es la base del sentido del tacto y es esencial para la supervivencia de
la especie.
Los patrones embrionarios de la actividad eléctrica
del tálamo, la estructura cerebral a través de la cual pasa la
información sensorial a la corteza, organizan la arquitectura del mapa
somatosensorial cortical.
"El desarrollo de este mapa implica la
formación de las columnas corticales funcionales en embriones, impulsada
por la actividad en forma de ondas que se propagan espontáneamente
desde el tálamo. Creemos que este patrón de actividad tiene lugar
durante las etapas embrionarias y prepara las áreas corticales para
recibir información de los sentidos después del nacimiento", explica
Guillermina López-Bendito, una de las autoras.
Neuronas ensambladas como bloques de Lego
¿Cómo se organizan las neuronas de la corteza somatosensorial
durante el desarrollo para realizar estas funciones? Como en el resto
de la corteza cerebral, las neuronas se ensamblan en columnas que se
colocan una al lado de la otra como los bloques de Lego. Sin embargo, se
desconoce cómo estas estructuras columnares se convierten en
corresponsales funcionales de las regiones distantes de la periferia.
Aunque
algunos estudios resaltan el papel de los factores genéticos para
formar estas columnas, la mayoría apuntan a que esta disposición se
logra como resultado de la experiencia sensorial durante la vida
postnatal.
Este estudio muestra que las columnas corticales
ya están definidas y son completamente funcionales antes del nacimiento
gracias a la actividad eléctrica espontánea del tálamo embrionario.
Esta
estructura guía la formación de las columnas corticales funcionales y
el mapa somatotópico en la corteza inmadura antes de que la experiencia
sensorial externa sea una fuente efectiva de información. Para ello
genera patrones de actividad espontánea (llamados ondas) que envía a la
corteza en desarrollo.
Las columnas corticales ya están definidas y son funcionales antes del nacimiento gracias a la actividad eléctrica espontánea del tálamo embrionario
Este descubrimiento se ha llevado a cabo en ratones, en una extensa
región de su corteza somatosensorial que contiene la representación de
los bigotes de su hocico, sensorialmente equivalentes a nuestras manos.
Los
investigadores señalan que, dado que las ondas talámicas no son
exclusivas del núcleo somatosensorial, sino que se propagan a otros
núcleos sensoriales, como el visual o el auditivo, los principios de
organización de los mapas corticales descritos en este trabajo pueden
ser comunes a los otros sistemas sensoriales durante el desarrollo
embrionario.
"Es muy probable que este mecanismo involucrado en la
formación de los mapas sensoriales que hemos descubierto en roedores
pueda extrapolarse a los humanos, porque la organización de la corteza
se conserva evolutivamente entre especies", explica López-Bendito.
“La
actividad espontánea del tálamo no es algo circunstancial, sino que
contiene información importante para la construcción del cerebro durante
el desarrollo embrionario. Hasta ahora se pensaba que los circuitos neuronales
se construían sobre una huella genética y que la experiencia sensorial
postnatal terminaba definiendo los mapas. Este trabajo cuestiona esta
visión porque demuestra la existencia de estos mapas antes del
nacimiento ", resalta la investigadora.
"Nuestros resultados
indican que la actividad talámica espontánea durante la fase embrionaria
es esencial para el desarrollo normal del cerebro, definiendo lo que en
neurobiología se denomina período crítico, es decir, un período de
tiempo en el que los cambios plásticos son posibles pero después del
cual las alteraciones serían irreparables", agrega.
Además de
resaltar un nuevo mecanismo para regular el desarrollo cerebral, como el
patrón de actividad embrionaria intrínseca en una estructura
subcortical, este trabajo puede tener repercusiones a largo plazo en la
comprensión de ciertas patologías. Por ejemplo, en algunos trastornos
del neurodesarrollo, como el autismo o el síndrome del comosoma X frágil, las alteraciones en la estructura cortical se asocian con alteraciones del procesamiento sensorial.
Referencia bibliográfica:
Noelia Antón-Bolaños, Alejandro Sempere-Ferràndez, Teresa Guillamón-Vivancos, Francisco J. Martini, Leticia Pérez-Saiz, Henrik Gezelius, Anton Filipchuk, Miguel Valdeolmillos, Guillermina López-Bendito. “Prenatal activity from thalamic neurons governs the emergence of functional cortical maps in mice". Science (2 de mayo, 2019) DOI: 10.1126/science.aav7617
Fuente: SINC
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