Investigadores de la Universidad de Almería han validado un procedimiento rápido, sencillo y de bajo coste para determinar sustancias producidas por hongos en aceites vegetales, detectando su presencia en el 40% de las muestras. La técnica ayuda a mejorar la seguridad alimentaria de estos productos y proporciona las herramientas necesarias para la definición de los límites permitidos en el consumo.
Los expertos han estudiado por primera vez la presencia de micotoxinas en diferentes tipos de aceites, entre los que se encuentran distintas variedades de aceite de oliva. / Peter Forster |
Científicos de la Universidad de Almería
han validado un sistema de análisis rápido, sencillo y de bajo coste
para detectar micotoxinas, unas sustancias que pueden ser perjudiciales
para la salud si se superan los niveles de consumo aconsejados por los
organismos sanitarios. La tecnología usada puede aplicarse directamente
en las industrias productoras para garantizar la seguridad alimentaria.
Los expertos han estudiado por primera vez la presencia de estos
componentes en diferentes tipos de aceites, entre los que se encuentran
distintas variedades de aceite de oliva.
Las micotoxinas
son sustancias naturales producidas por algunas especies de hongos y
pueden encontrarse en cultivos y alimentos como cereales, frutos secos,
especias y café, generalmente en entornos cálidos y húmedos. Hasta el
momento, las organizaciones sanitarias han establecido los límites
máximos permitidos para el consumo en cereales y semillas, pero no
existen restricciones para el producto manufacturado. Este estudio, el
primero que incluye el análisis de aceite de oliva, permitirá a estos
organismos disponer de datos con el fin de determinar los valores
óptimos para garantizar la seguridad alimentaria de los aceites.
Por primera vez se estudia la presencia de sustancias producidas por hongos en aceites vegetales, lo que ayuda a mejorar la seguridad alimentaria
Según los expertos, las micotoxinas pueden tener diversos efectos
negativos en la salud, desde una intoxicación leve hasta una
inmunodeficiencia crónica, por lo que los límites máximos establecidos
en productos de consumo son muy bajos, ya que pueden suponer un peligro
para la salud humana y del ganado. En el estudio publicado en la revista
Food Chemistry los científicos validan el método con el que han logrado determinar el contenido de seis de las micotoxinas más frecuentes, en casi doscientas muestras de distintos tipos de aceites vegetales comestibles.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) estima que más del 25% de todos los productos
agrícolas están contaminados con micotoxinas. “Concretamente, uno de los
grupos de estos compuestos, llamado aflatoxinas, que incluyen los tipos B1, B2, G1 y G2, producido por la especie de hongos Aspergillus,
son una de las principales preocupaciones de los productores, ya que se
han clasificado como carcinógenos humanos. Específicamente, la
aflatoxina B1 está relacionada con el cáncer de hígado”, afirma la
investigadora Antonia Garrido, coautora del artículo.
El
motivo de que la FAO haya excluido del reglamento el establecimiento de
los niveles de micotoxinas para las semillas oleaginosas y sus
productos derivados, es porque en el proceso de producción de los
aceites vegetales refinados se eliminan casi por completo. Sin embargo,
el equipo de científicos ha confirmado que en un 40% del total de las muestras analizadas están presentes,
llegando incluso al 82% de aflatoxinas del tipo G2 en aceite de orujo
crudo o un 72% de zearalenonas en los casos del aceite de oliva
refinado.
Este otro grupo de micotoxinas objeto del estudio, las zearalenonas,
sí tienen regulación específica por los organismos sanitarios para el
aceite de maíz, establecido en un máximo de 400 microgramos por kilo.
Sin embargo, no hay límites legales para las aflatoxinas, aunque sí
marcan un máximo de 2 microgramos por kilo para la del tipo B1, y 4 para
la suma de todas en el producto de origen, es decir, en las semillas,
no en sus derivados oleicos. Aún así, hay que tener en cuenta, según
indican los expertos, que en el procesado las cantidades pueden variar
al existir cambios en la temperatura y la humedad que propicien el
desarrollo de los hongos y, por tanto, de sus compuestos tóxicos
derivados.
La zearalenona se detectó en el 25% de las muestras analizadas a
concentraciones de hasta 25,6 microgramos por kilo, lejos de los 400
permitidos para el maíz pero sin regular en el resto de aceites, y la
aflatoxina G1 y G2 en el 3% y el 14% de las muestras a una concentración
máxima de 1,9 y 6,8 microgramos por kilo, respectivamente. Esta última
cantidad supera las cantidades aconsejadas en las semillas.
“Teniendo
en cuenta el alto nivel de muestras positivas, el control rutinario de
estos compuestos en aceites vegetales comestibles es necesario así como
el establecimiento de los valores máximos permitidos en todas sus
variantes para garantizar la seguridad de los alimentos en estos
productos”, añade la investigadora.
Un método para garantizar el producto
El
método analítico que proponen los expertos está basado en un
procedimiento QuEChERS (rápido, fácil, barato, eficaz, robusto y seguro,
por sus siglas en inglés) para la determinación de micotoxinas en
aceites comestibles.
Se han detectando micotoxinas en el 40% del total de muestras analizado
El análisis se realizó mediante cromatografía de líquidos de ultraalto rendimiento acoplada a un analizador de triple cuadrupolo,
una técnica que separa las sustancias y ofrece una identificación
inequívoca e individual. A través de este método se obtiene una marca
única, como si se tratara de la huella dactilar del compuesto analizado.
La
validación del método desarrollado en este trabajo indica que se puede
realizar una determinación fiable, precisa y adecuada en la
identificación de las micotoxinas probadas a niveles de traza, lo que
suponen cantidades entre 0,5 y 1 microgramo por kilo de producto. Así,
los expertos lo proponen como un sistema eficaz para su aplicación a los
análisis rutinarios de los aceites que se consumen y plantear una
regulación para el contenido de estas sustancias en aceites vegetales y así concretar los niveles exigidos por las autoridades sanitarias.
Referencia bibliográfica:
José L. Hidalgo-Ruiz, Roberto Romero-González, José Luis Martínez Vidal y Antonia Garrido Frenich. "A rapid method for the determination of mycotoxins in edible vegetable oils by ultra-high performance liquid chromatography-tandem mass spectrometry". Food Chemistry. 2019
Las investigaciones se han financiado a través del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades mediante el proyecto Avances analíticos para la mejora de la información sobre calidad y seguridad de aceites vegetales comestibles y otros productos alimentarios vegetales de alto contenido graso.
Fuente: Fundación Descubre
No hay comentarios:
Publicar un comentario