Las células madre de la tercera vía avanzan con ímpetu hacia su aplicación médica. Son las células iPS (células troncales producidas pluripotenciales, induced pluripotent stem cells), que se obtienen reprogramando simples células de la piel o el pelo, pero son tan versátiles como las embrionarias.
El grupo de Juan Carlos Izpisúa en el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB) ha logrado obtener células iPS de un paciente de anemia de Fanconi, una rara enfermedad hereditaria, y corregir el defecto genético. Las células curan la anemia en modelos animales, y son genéticamente idénticas al paciente.
Los científicos, que presentan hoy el trabajo en Nature, han utilizado células de piel de pacientes de anemia de Fanconi, que destruye las células madre hematopoyéticas, encargadas de renovar los glóbulos rojos y blancos de la sangre. "El tratamiento actual en estos pacientes es el transplante de células madre hematopoyéticas sanas, procedentes de médula ósea o sangre de cordón umbilical de un donante compatible, a ser posible familiar del paciente", explica Izpisúa.
El grupo persigue desde hace dos años la creación de células iPS que puedan servir, en el futuro, para reemplazar las células enfermas de un paciente. "Esto implica corregir la enfermedad en esas células, ya que volver a poner células enfermas en el paciente no mejoraría su enfermedad", dice Izpisúa.
"Ahora demostramos que es posible obtener células iPS de pacientes, corregirlas y usarlas para producir células madre hematopoyéticas, que son sanas y totalmente compatibles con los enfermos". El equipo ha colaborado con los laboratorios de Juan Bueren en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) de Madrid, y Jordi Surrallés en la Universidad Autónoma de Barcelona, dos grupos españoles de referencia mundial en el campo de la anemia de Fanconi.
Las células iPS han revolucionado en los últimos dos años la investigación en medicina regenerativa. El objetivo de la clonación terapéutica es la futura obtención de células madre genéticamente idénticas a un adulto. Pero varios laboratorios japoneses, norteamericanos y españoles han demostrado que las células de la piel o del pelo pueden dar marcha atrás en su proceso de desarrollo hasta recuperar su estado primigenio.
Las células iPS resultantes, o células de pluripotencia inducida, son indistinguibles de las células madre de un embrión: pueden convertirse en cualquier célula o tejido del cuerpo, incluida la línea germinal que da lugar a los óvulos y los espermatozoides.
La revolución técnica se basa, de forma sorprendente, en añadir a las células de la piel o del pelo tan sólo cuatro genes. Los cuatro son "factores de transcripción", genes que regulan a otros genes. Estos cuatro factores de transcripción son capaces por sí solos de desbaratar el programa genético típico de las células diferenciadas (de la piel, o del pelo) y devolverlo a sus orígenes pluripotentes, a una configuración genética que vuelve a ser capaz de convertirse en cualquier otra.
La técnica de obtención de estas células es generalizable a otras enfermedades humanas. Por ejemplo, se podrían obtener células de la piel de un paciente de párkinson mediante una simple biopsia y convertirlas en células iPS, que "luego se podrían diferenciar en el tipo de neurona concreto que se encuentra dañado en esta enfermedad", dice el investigador.
El objetivo no son sólo los futuros trasplantes. Los cultivos de estas neuronas enfermas son en sí mismos una herramienta muy valiosa para estudiar la dolencia en cuestión, o para probar nuevos fármacos. Varios grupos de investigación acaban de demostrar que es posible generar modelos celulares basados en células iPS con este propósito.
Izpisúa y Ángel Raya, otro de los autores del trabajo, insisten en que su resultado es la curación de la anemia de Fanconi en un modelo animal. El trabajo es una prueba de principio de la viabilidad de esta técnica, pero "aún queda un largo camino por recorrer hasta que este tipo de estrategias puedan ser utilizadas para tratar pacientes de una manera eficiente y segura".
Entre los problemas está el desarrollo de una técnica segura para aportar los cuatro factores que reprograman las células de la piel, que ahora implica el uso de virus como "vectores", o transportadores de los genes al interior del núcleo celular. Los laboratorios están poniendo a punto técnicas alternativas que resulten seguras en humanos. Según algunos resultados, es posible que no sea necesario añadir los genes a las células (con o sin virus), y que baste con suministrar las proteínas que esos genes fabrican. La expectación en el campo es notable.
"El trabajo muestra un método muy novedoso que puede servir para el tratamiento de una rara enfermedad hereditaria", comentó ayer Chris Mason, del University College de Londres, no relacionado con el estudio. "No hay duda de que éste será el primero de una larga lista de trabajos que ofrecerá una esperanza para pacientes que no disponen ahora de una terapia real, ni mucho menos de una cura. Para que todo no se quede en una promesa, deberían invertirse recursos significativos en el siguiente paso, que es su traslación a la práctica clínica en condiciones seguras y viables económicamente".
No hay comentarios:
Publicar un comentario