Definitivamente, Charles Darwin era de los que hacen anotaciones en sus libros. El naturalista más célebre plasmó multitud de comentarios y reflexiones en los volúmenes que forman parte de su biblioteca personal, y que desde hace un siglo custodia la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Ahora, un proyecto británico está digitalizando sus libros para hacerlos accesibles a todo el público, que puede consultarlos de manera gratuita a través de Internet.
La página web Charles Darwin's Library recoge, de momento, los 330 libros que contienen un mayor número de anotaciones. El objetivo es digitalizar los 730 volúmenes en los Charles Darwin (1809-1882) hizo notas a pie de página. Su biblioteca personal, una de las más valiosas de la Universidad de Cambridge, atesora un total de 1.480 libros. Es decir, los internautas pueden consultar ya el 22% de las obras de la colección.
Una gran biblioteca virtual
Fue su hijo Francis el que en 1908 cedió a la Escuela de Botánica de la prestigiosa universidad británica gran parte del material que conformaba lo que él denominaba la 'biblioteca de Darwin' y que, además de libros, incluía todos los documentos, publicaciones y panfletos que su padre guardaba en su casa (Down House) hasta su muerte en 1882. El profesor de Botánica A. C Seward fue el encargado de conservar tan preciado legado.
Francis Darwin se quedó, sin embargo, la mayor parte de los manuscritos de su padre y algunos títulos. Con el paso de los años, la 'biblioteca de Darwin' fue trasladada de lugar en varias ocasiones. Además, algunos libros se deterioraron y otros se vendieron, aunque parte de éstos volvieron a formar parte de la colección posteriormente. A pesar de todo, el conjunto de la obra se conserva en buen estado, pues casi todas las piezas de la colección estuvieron en manos de familiares o coleccionistas que las trataron con mimo.
La actual misión del Proyecto 'Biblioteca de Darwin' es reunir todos los libros y documentos conocidos de la colección original y agruparlos en una biblioteca virtual que asegure su conservación para las futuras generaciones.
Un ávido lector
¿Y qué tipo de lector era Darwin? Los responsables del proyecto afirman que el autor de 'El origen de las especies' leía de manera sistemática y con gran intensidad. De hecho, la lectura era una herramienta clave de su práctica científica: recopilaba información, exploraba y definía las posibilidades para investigar sus ideas sobre evolución y calibraba las críticas a sus propias publicaciones.
A la hora de estudiar el legado de Darwin, los científicos se han centrado sobre todo en sus manuscritos y en su correspondencia. Su biblioteca, sin embargo, no ha recibido hasta ahora la atención que merece. Y eso a pesar de que ofrece valiosa información para entender cómo evolucionó su trabajo y su forma de pensar.
Las transcripciones de sus anotaciones que acompañan cada página permiten a los lectores ver qué pasajes llamaron la atención a Darwin, cuáles consideró relevantes para su trabajo o qué páginas encontró aburridas.
Respecto a las materias de los libros que conforman la colección, la mayor parte son científicos aunque también hay algunos títulos filosóficos, como 'Inquiries concerning the intellectual powers and the investigation of truth', de John Abercrombie. Muchos de estos títulos trataban sobre asuntos relacionados con las humanidades que Darwin intentaba transformar en ciencia. El listado de las lecturas puede consultarse en la web, que permite localizar los libros por título o tema.
Joyas literarias y científicas
El proyecto de digitalización de los libros de Darwin ha sido llevado a cabo conjuntamente por la Universidad de Cambridge, que custodia la mayor parte de los libros, el Proyecto de Manuscritos de Darwin del Museo de Historia Natural de EEUU, el Museo de Historia Nacional británico y la Biodiversity Heritage Library.
Durante sus 650 años de vida, la Universidad de Cambridge ha recopilado más de ocho millones de libros y publicaciones, un millón de mapas y miles de manuscritos que se reparten en interminables estanterías. Desde 1710 es la encargada de adquirir una copia de todos los libros y periódicos publicados en el Reino y en Irlanda, una actividad que añade miles de títulos a su colección cada año.
Sus estanterías guardan verdaderos tesoros. Además de la biblioteca y la correspondencia de Darwin, la Universidad de Cambridge custodia una copia de la Biblia de Gutenberg de 1455, archivos del Observatorio de Greenwich y documentos de Isaac Newton, entre otros valiosos documentos. Sus proyectos de digitalización están permitiendo que los amantes de la ciencia y la literatura disfruten de estas joyas bibliográficas sin salir de su casa y puedan consultar documentos cuyo acceso estaba hasta hace poco reservado a los investigadores.
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