Inventor de los famosos captchas y pionero del crowdsourcing, Luis von Ahn explica en en su discurso en las conferencias TEDx de Río de Plata, cómo un proyecto en la universidad se convirtió en una startup que finalmente fue adquirida por Google. Se trata de un ejemplo inspirador, de cómo aprovechar los recursos al alcance con ingenio.
Los captchas, esas palabras borrosas con las que a veces hay que pelear para rellenar formularios o enviar cierto tipo de peticiones en Internet, constituyen una forma de evitar que redes de bots saturen servidores o adquieran entradas masivamente, por ejemplo. La idea la tuvo von Ahn y se expandió a nivel mundial. Pero no se quedó convencido con ella.
Entre todos los usuarios que rellenaban captchas, a lo largo del mundo había mucho tiempo que se perdía. ¿Cómo aprovechar este tiempo de todas estas personas para algo productivo? De esta sencilla pregunta surgió ‘Recaptcha’, el proyecto que suscitó el interés de Google. La capacidad de las personas para descifrar estas palabras borrosas, que un ordenador no es capaz de desentrañar, se ha utilizado para digitalizar libros.
Por eso ahora cada vez en más frecuente que se utilicen dos palabras en el captcha, una es la que sirve para comprobar si el usuario es humano y la otra está sacada de un libro antiguo, sin que los ordenadores la hayan podido descifrar. Se presume que si el usuario rellena correctamente el captcha también lo hará con el segundo término. Para más seguridad se muestra el mismo término a diez personas diferentes.
Luis von Ahn muestra cómo utilizar el poder de Internet y de los usuarios que navegan el ciberespacio para llevar a cabo tareas productivas, que de hecho no podrían realizarse de otro modo que no fuera sirviéndose de la fuerza colectiva.
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