Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT) han pronosticado que el incremento de las emisiones de dióxido de carbono desde el siglo XIX puede provocar la temida sexta extinción masiva, un exterminio generalizado de las especies de los seres vivos en todo el mundo. El evento fatal dependerá de que una cantidad crítica de carbono, unas 310 gigatoneladas (es decir, 310.000 millones de toneladas), se introduzca en los océanos, lo que estiman que ocurrirá alrededor del año 2100 debido a la actividad humana. Esto no significa que la extinción vaya producirse un día después del cambio de siglo, sino que por entonces la Tierra entrará en lo que llaman «territorio desconocido». A partir de ahí, la catástrofe ecológica global se producirá en 10.000 años.
Daniel Rothman, profesor de geofísica del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Planetarias y codirector del Centro Lorenz del MIT, ha identificado los «umbrales de catástrofe» en el ciclo del carbono. Si se superan, conducirían a un entorno inestable y, en última instancia, a la extinción en masa. La cifra límite calculada por él está en añadir 310 gigatoneladas de CO2 disuelto en los océanos, cantidad que se alcanzará, según los pronósticos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, en 2100.
«Esto no quiere decir que el desastre vaya a ocurrir el día siguiente», ha dicho Rothman en un comunicado. «Quiere decir que el ciclo del carbono entraría en un reino en el que ya no será estable, y que se comportaría de una forma que sería difícil de predecir». Lo peor es, tal como ha añadido el investigador, que este es precisamente el comportamiento que se asocia con una destrucción increíble en la Tierra: «En el pasado geológico, este tipo de comportamiento se asocia con las extinciones masivas».
Avisos desde el pasado
Rothman ha trabajado anteriormente en la extinción del Pérmico, la extinción más severa en la historia de la Tierra, en la que desaparecieron más del 95% de las especies marinas en todo el mundo a causa de un aumento masivo en los niveles de dióxido de carbono.
En esta ocasion quiso responder a la pregunta de si las emisiones actuales de este gas de efecto invernadero podrían tener consecuencias similares hoy en día. Pronto surgió el problema de comparar un evento geológico, que duró miles o incluso millones de años, con un fenómeno cuya duración no llega a los dos siglos en los que el planeta se ha industrializado.
Para tratar de comparar ambas cosas, ideó una fórmula matemática basada en principios físicos relacionados con el funcionamiento del ciclo del carbono. Este ciclo natural depende fundamentalmente del balance entre la fotosíntesis (la producción de azúcares y otras moléculas a partir de dióxido de carbono por parte de plantas y microbios) y la respiración (el conjunto de fenómenos desarrollados por los seres vivos que están encaminados a obtener energía y que producen dióxido de carbono).
Rothamn quiso comprobar si su fórmula funcionaba o no, así que la puso a funcionar con datos históricos ya recogidos. Analizó cientos de artículos de geoquímica ya publicados, e identificó 31 eventos en los últimos 542 millones de años en los que hubo un cambio significativo en el ciclo de carbono de la Tierra por causas naturales. Rothman midió la naturaleza y la duración de los cambios, y los asoció a la cantidad de CO2 que se disolvió en los océanos en aquellos momentos.
Así, encontró un umbral común a la mayoría de los 31 eventos. Casi todos fueron muy benignos y no pudieron desestabilizar el planeta. Lo escalofriante es que cuatro de las cinco extinciones masivas, que hicieron que el ciclo del carbono quedara fuera de control, sí que superaron este umbral.
El tiempo para evitar la catástrofe
A la vista de estos datos, el investigador calculó cuánto tiempo hará falta para llegar a este umbral en la actualidad. Según los datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), esto ocurrirá a partir del año 2100.
Según las predicciones de Rothman, en esa fecha el ciclo del carbono del planeta estará cerca o ya más allá del umbral de la catástrofe. Entonces, el planeta se enfrentará a un territorio desconocido que ya ha atravesado en otras cinco ocasiones, pero será la primera vez en que la civilización humana pase por esta prueba. ¿Podría soportar la pérdida relacionada con una extinción masiva de los seres vivos del planeta?
«Debería haber formas de reduir las emisiones», ha propuesto un pragmático Rothman. «Este trabajo recuerda que debemos ser cuidadosos y apoya la idea de que debemos estudiar más el pasado para comprender el presente», ha propuesto.
La investigación de Daniel Rothman ha sido financiada por la NASA y la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de Estados Unidos.
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