Los investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han demostrado e identificado una serie de secuencias de ADN presentes en todos los seres vivos y que han permanecido prácticamente intactas a lo largo de toda la evolución.
Estas secuencias pertenecen al ADN no codificante, que representa el 95 por ciento del ADN total y que contiene las regiones reguladoras, cuya función es controlar cuándo, cómo, en qué cantidad y dónde se deben producir las proteínas.
Todos los seres vivos están formados por las mismas proteínas, pero se diferencian en el uso que cada uno hace de ellas, lo que está determinado por estas regiones reguladoras, ha explicado a EFE el investigador del CSIC José Luis Gómez-Skarmeta.
Comparando los genomas de distintos animales, el equipo del CSIC ha averiguado que algunas de estas instrucciones de cómo y dónde usar las proteínas que constituyen a los seres humanos están presentes en los genomas de nuestros ancestros desde hace más de 550 millones de años, y que han permanecido prácticamente intactas a lo largo de toda la evolución.
"La evolución ha influido en una parte del genoma de los seres vivos, pero ha dejado casi intacta otra. Existen procesos básicos de construcción de un organismo que están presentes en todos los seres vivos, independientemente de su linaje, y que son tan esenciales que no han cambiado a lo largo del tiempo ni cambiarán en el futuro", ha detallado Gómez-Skarmeta.
Hasta ahora, se creía que cada linaje de organismos había conservado sus propias regiones reguladoras, que se diferenciaban de las de otros; por ejemplo, los vertebrados y las moscas tenían regiones reguladoras diferentes.
Sin embargo, esta investigación ha permitido demostrar que todos los seres vivos comparten algunas de estas regiones, que han permanecido prácticamente intactas, a excepción de ligeras diferencias, por lo que Gómez-Skarmeta considera que éste es el primer ejemplo de información reguladora conservada a lo largo de toda la evolución.
En concreto, el estudio del CSIC ha probado que existe un fragmento de ADN que controla el funcionamiento de un gen esencial para el funcionamiento del sistema nervioso, y que se encuentra presente tanto en humanos como en parientes de los corales.
Según Gómez-Skarmeta, estos hallazgos han puesto de manifiesto que el ADN no codificante ha sido "injustamente denominado ADN basura" y que existen secuencias del genoma a las que los investigadores deben prestar más atención en el futuro. En la investigación ha participado el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, la Universidad de Barcelona y el Instituto de Tecnología de California.
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