27 jun 2013

Consiguen “adivinar” lo que siente una persona, a partir de su actividad cerebral


Por primera vez, científicos de la Universidad Carnegie Mellon (CMU) de EEUU han logrado identificar qué emoción esta sintiendo una persona, a partir de su actividad cerebral. Han descubierto así que determinados sentimientos dejan huellas similares en todos los cerebros, y que las emociones se extienden como patrones repetitivos por múltiples regiones cerebrales. El sistema sería, además, el primer proceso fiable de análisis de las emociones.





Por primera vez, científicos de la Universidad Carnegie Mellon (CMU) de EEUU han logrado identificar qué emoción esta sintiendo una persona, a partir de su actividad cerebral.

En el estudio, publicado en PLoS ONE, se combinaron la técnica de exploración de resonancia magnética funcional (fMRI)‎ y una máquina capaz de interpretar las señales cerebrales, para vincularlas a determinadas emociones.

Los resultados ilustran la “clasificación” de los sentimientos en el cerebro, y proporciona el primer proceso fiable de análisis de las emociones. Hasta el momento, este tipo de análisis había sido dificultoso porque la gente puede ser reacia a informar sobre sus sentimientos o porque muchas de las respuestas emocionales ni siquiera son conscientes.


Imágenes del cerebro que dicen lo que sientes

La identificación de las emociones a partir de la actividad neuronal conseguida está basada en investigaciones previas realizadas por los investigadores de la CMU, Marcel Just y Tom M. Mitchell , en las que se desarrolló un modelo computacional con el que se pueden identificar pensamientos sobre objetos concretos.

"La nueva investigación presenta un método con el potencial de identificar (además) las emociones, sin tener que depender de la capacidad de cada persona para informar de ellas", asegura Karim Kassam, el autor principal del presente estudio, en un comunicado de la CMU.

El método, "podría ser utilizado para evaluar la respuesta emocional de un individuo a casi cualquier tipo de estímulo, por ejemplo, una bandera, una marca o un candidato político", afirma Kassam.




Dos desafíos importantes

Uno de los retos para el equipo de investigación fue encontrar la manera de evocar, de manera repetitiva y fiable, distintos estados emocionales en los participantes. A los científicos se les ocurrió que, para ello, podían usarse actores de la Escuela de Arte Dramático de la propia Universidad.

En total, se escanearon los cerebros de 10 de estos actores, mientras éstos veían palabras sobre emociones -ira, asco, envidia, miedo, felicidad, lujuria, orgullo, tristeza y vergüenza- y se “metían” en esos estados emocionales varias veces, siguiendo un orden aleatorio.

Otro de los desafíos del estudio fue confirmar que la técnica empleada era capaz de medir correctamente las emociones en sí mismas, y no el acto de tratar de auto-inducirse una emoción. Para determinar este punto, en una segunda fase del estudio se presentó a los participantes fotos con imágenes neutras y desagradables, que no habían visto antes.

Cuando se aplicó el modelo computacional desarrollado a partir de los patrones de activación neuronal registrados con fMRI en la primera fase del estudio, se comprobó que éste era capaz de identificar el contenido emocional de las fotos que veían los participantes a partir de la actividad cerebral de éstos, con un alto grado de exactitud.


La emoción se extiende por el cerebro

Los investigadores explican que, a pesar de las diferencias en la psicología de las personas, este estudio ha demostrado que, a nivel neuronal, los individuos codifican las emociones de manera muy similar.

Otro hallazgo sorprendente de la investigación fue que podrían lograrse niveles de precisión en casi equivalentes en la identificación de las emociones a partir de la actividad neuronal, incluso cuando el modelo computacional se centraba sólo en una de una serie de subsecciones del cerebro humano.

Según los científicos, este hecho sugiere que las “huellas” emocionales no se limitan a regiones específicas del cerebro, como la amígdala, sino que reproducirían patrones característicos a lo largo de varias regiones del cerebro.

También se descubrió que, como media, el sistema alcanzó su máxima eficacia en la identificación de la felicidad la mínima identificando la envidia. Por otra parte, rara vez confundió emociones positivas con negativas, lo que sugiere que éstas presentan huellas neuronales distintas.

Por último, la menor probabilidad de error se dio en la identificación del deseo con cualquier otro sentimiento, lo que sugiere que la lujuria produce un patrón de actividad neural distinto al del resto de las experiencias emocionales.

En general, los científicos concluyen que habría tres factores principales de organización de las huellas neuronales de la emoción: el valor positivo o negativo de los sentimientos; su intensidad; y su componente social (si en él participan o no otras personas).

Los investigadores planean ahora usar este nuevo método de identificación de emociones para el estudio de temas complejos de la emotividad humana, como la represión activa de las emociones, la experimentación de múltiples emociones simultáneamente o la combinación de alegría y envidia que se puede dar, por ejemplo, cuando alguien se entera de que la buena fortuna de un amigo.



Referencia bibliográfica:

Karim S. Kassam, Amanda R. Markey, Vladimir L. Cherkassky, George Loewenstein, Marcel Adam. Just.Identifying Emotions on the Basis of Neural Activation. PLoS ONE (2013). DOI:10.1371/journal.pone.0066032.



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