Hasta ahora no se comprendía cómo se desarrollaban las 'grandes manchas blancas' de Saturno, enormes tormentas que tienen lugar cada 30 años terrestres. Un equipo de científicos españoles ha logrado analizar la última tormenta, la de 2010, ofreciendo modelos e información inédita sobre el funcionamiento de estas grandes estructuras meteorológicas. Una vez al año en Saturno –cada 30 años terrestres– se genera una tormenta de enormes proporciones, denominada 'gran mancha blanca', que afecta al aspecto de su atmósfera a escala global.
Un estudio dirigido por investigadores del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), en colaboración con la Universidad del País Vasco y la Universidad Europea Miguel de Cervantes da las claves para entender cómo se desarrollan estas tormentas gigantes mediante el análisis de la de 2010. El trabajo se publica en Nature Geoscience.
Desde el siglo XIX hasta finales del siglo XX sólo se han observado cinco grandes tormentas. La sexta tormenta estaba prevista para 2020, pero se anticipó diez años y apareció en diciembre de 2010.
La nave espacial Cassini (NASA-ESA) obtuvo imágenes de muy alta resolución de la gran estructura meteorológica. La tormenta se originó en un foco pero rápidamente se alargó en longitud y produjo una alteración en la atmósfera, generando un anillo de nubes blancas que envolvió el planeta en menos de dos meses.
La tormenta fue tan activa que produjo un calentamiento de más de 60º C de la alta estratosfera situada encima de la tormenta. Además la sonda Cassini, en órbita alrededor de Saturno, registró una actividad eléctrica sin precedentes durante los siete meses de vida de la tormenta.
El análisis de las imágenes de la tormenta enviadas por la sonda Cassini, así como los modelos por ordenador y el análisis de sus nubes, han permitido a este equipo de científicos explicar por primera vez el comportamiento de la tormenta.
Los resultados no solo aportan el descubrimiento de fuertes vientos asociados a la tormenta, sino que también desvela el mecanismo que los genera. El propio equipo de científicos diseñó modelos matemáticos capaces de reproducir la tormenta en un ordenador, que dan una explicación física del comportamiento de esta tormenta gigante en Saturno.
Los cálculos demostraron que el foco de la tormenta, situado en las capas inferiores de la atmósfera y totalmente oculta a las observaciones desde el espacio, debió de transportar ingentes cantidades de gas a las capas más altas de la atmósfera del planeta donde se encuentran las nubes visibles, y liberar enormes cantidades de energía que alteraron el aspecto del planeta durante meses.
Esta inyección masiva de energía interaccionó violentamente con los vientos dominantes de Saturno para producir los vientos observados de 500 km/h.
“No esperábamos encontrar una circulación tan violenta en la región de desarrollo de la tormenta, que era síntoma de una interacción particular entre la tormenta y la atmósfera del planeta”, comenta el autor principal, Enrique García, del Instituto de Ciencias del Espacio.
Fuente de energía desconocida
Todavía resulta un misterio la fuente de energía de estas tormentas gigantes, situada posiblemente a unos 250 km por debajo del techo de nubes visibles desde el espacio, donde condensa el agua en Saturno.
A pesar de su enorme actividad, la tormenta no es capaz de modificar sustancialmente el régimen de vientos dominantes, que soplan permanentemente en la misma dirección que los paralelos terrestres, pero sí interaccionar violentamente con ellos.
El estudio de estos fenómenos permite conocer mejor los modelos meteorológicos y de comportamiento de la atmósfera terrestre en un medio ambiente muy diferente e imposible de simular en un laboratorio. Las tormentas de Saturno son un banco de pruebas de los mecanismos físicos que generan otros fenómenos meteorológicos en la Tierra.
Referencia bibliográfica:
E. García-Melendo, R. Hueso, A. Sánchez-Lavega, J. Legarreta, T. del Río-Gaztelurrutia, S. Pérez-Hoyos, J. F. Sanz-Requena. "Atmospheric Dynamics of Saturn’s 2010 giant storm". Nature Goescience (2013), DOI:10.1038/ngeo1860.
Fuente:
http://www.agenciasinc.es/Noticias/Desvelado-el-comportamiento-de-las-tormentas-gigantes-de-Saturno
Desde el siglo XIX hasta finales del siglo XX sólo se han observado cinco grandes tormentas. La sexta tormenta estaba prevista para 2020, pero se anticipó diez años y apareció en diciembre de 2010.
La nave espacial Cassini (NASA-ESA) obtuvo imágenes de muy alta resolución de la gran estructura meteorológica. La tormenta se originó en un foco pero rápidamente se alargó en longitud y produjo una alteración en la atmósfera, generando un anillo de nubes blancas que envolvió el planeta en menos de dos meses.
La tormenta fue tan activa que produjo un calentamiento de más de 60º C de la alta estratosfera situada encima de la tormenta. Además la sonda Cassini, en órbita alrededor de Saturno, registró una actividad eléctrica sin precedentes durante los siete meses de vida de la tormenta.
El análisis de las imágenes de la tormenta enviadas por la sonda Cassini, así como los modelos por ordenador y el análisis de sus nubes, han permitido a este equipo de científicos explicar por primera vez el comportamiento de la tormenta.
Los resultados no solo aportan el descubrimiento de fuertes vientos asociados a la tormenta, sino que también desvela el mecanismo que los genera. El propio equipo de científicos diseñó modelos matemáticos capaces de reproducir la tormenta en un ordenador, que dan una explicación física del comportamiento de esta tormenta gigante en Saturno.
Los cálculos demostraron que el foco de la tormenta, situado en las capas inferiores de la atmósfera y totalmente oculta a las observaciones desde el espacio, debió de transportar ingentes cantidades de gas a las capas más altas de la atmósfera del planeta donde se encuentran las nubes visibles, y liberar enormes cantidades de energía que alteraron el aspecto del planeta durante meses.
Esta inyección masiva de energía interaccionó violentamente con los vientos dominantes de Saturno para producir los vientos observados de 500 km/h.
“No esperábamos encontrar una circulación tan violenta en la región de desarrollo de la tormenta, que era síntoma de una interacción particular entre la tormenta y la atmósfera del planeta”, comenta el autor principal, Enrique García, del Instituto de Ciencias del Espacio.
Fuente de energía desconocida
Todavía resulta un misterio la fuente de energía de estas tormentas gigantes, situada posiblemente a unos 250 km por debajo del techo de nubes visibles desde el espacio, donde condensa el agua en Saturno.
A pesar de su enorme actividad, la tormenta no es capaz de modificar sustancialmente el régimen de vientos dominantes, que soplan permanentemente en la misma dirección que los paralelos terrestres, pero sí interaccionar violentamente con ellos.
El estudio de estos fenómenos permite conocer mejor los modelos meteorológicos y de comportamiento de la atmósfera terrestre en un medio ambiente muy diferente e imposible de simular en un laboratorio. Las tormentas de Saturno son un banco de pruebas de los mecanismos físicos que generan otros fenómenos meteorológicos en la Tierra.
Referencia bibliográfica:
E. García-Melendo, R. Hueso, A. Sánchez-Lavega, J. Legarreta, T. del Río-Gaztelurrutia, S. Pérez-Hoyos, J. F. Sanz-Requena. "Atmospheric Dynamics of Saturn’s 2010 giant storm". Nature Goescience (2013), DOI:10.1038/ngeo1860.
Fuente:
http://www.agenciasinc.es/Noticias/Desvelado-el-comportamiento-de-las-tormentas-gigantes-de-Saturno
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