Los agujeros negros liberan más energía hacia las galaxias que los acogen de lo que se pensaba, según un estudio liderado desde Australia. Así lo han averiguado tras estudiar durante más de un año un pequeño agujero negro, de masa 100 veces menor a la del Sol, asociado a un microcuásar de la galaxia M83.
La acreción o acumulación de masa en los agujeros negros libera hacia sus galaxias anfitrionas gran cantidad de energía, de hecho más de lo que pensaban los científicos hasta ahora. Así lo sugiere el estudio que publica en Science un grupo de investigadores internacional liderado desde el centro ICRAR (International Centre for Radio Astronomy Research) de Australia.
En concreto destacan los aportes de la energía mecánica (que aquí coincide con la cinética porque no hay potencial) de los vientos y chorros o jets de materia que se generan en torno a los agujeros negros.
“Los jets –que se cree son lanzados por líneas de campo magnético– son rápidos, estrechos y no llevan mucha masa, pero tienen una gran cantidad de energía cinética”, explica Roberto Soria, investigador del ICRAR y coautor del trabajo.
“Por su parte los vientos, que se producen generalmente por la presión de la radiación, se extienden en un ángulo más amplio, son más lentos y pueden mover una gran cantidad de masa”, añade el científico, quien reconoce que es casi imposible discernir en objetos tan lejanos cuánta energía está contenida en el viento y cuánta en el chorro.
Para destacar la importancia de la energía mecánica los investigadores han contado con la ayuda de fórmulas físicas –en concreto el denominado límite de Eddington, que establece unos máximos para otra energía, la radiante– aplicadas al objeto que les ha servido de referencia: un agujero negro asociado a un microcuásar de la galaxia M83, al que han observado durante más de un año.
Pequeño pero energético
“Por fin hemos encontrado un energético microcuásar (llamado MQ1) donde vemos un pequeño agujero negro –su masa es inferior a 100 veces la del Sol– que nos simplifica muchos las cosas”, dice Soria.
“Ya no tenemos que invocar más a agujeros negros inusualmente masivos para explicar los datos, pues demostramos que incluso uno pequeño puede ser muy energético”.
La energía cinética que fluye del agujero negro analizado fue más alta de lo que estable el límite de Eddington. Esto sugiere que estos objetos pueden emitir mucha energía mecánica o cinética durante bastante tiempo, aportando más a su entorno de lo que cabría esperar en base sólo a su energía radiante.
El hallazgo ayudará a los científicos a modelar mejor los cambios que se producen en los agujeros negros a lo largo del tiempo, así como a entender mejor cómo afectan a las galaxias donde crecen.
En concreto destacan los aportes de la energía mecánica (que aquí coincide con la cinética porque no hay potencial) de los vientos y chorros o jets de materia que se generan en torno a los agujeros negros.
“Los jets –que se cree son lanzados por líneas de campo magnético– son rápidos, estrechos y no llevan mucha masa, pero tienen una gran cantidad de energía cinética”, explica Roberto Soria, investigador del ICRAR y coautor del trabajo.
“Por su parte los vientos, que se producen generalmente por la presión de la radiación, se extienden en un ángulo más amplio, son más lentos y pueden mover una gran cantidad de masa”, añade el científico, quien reconoce que es casi imposible discernir en objetos tan lejanos cuánta energía está contenida en el viento y cuánta en el chorro.
Para destacar la importancia de la energía mecánica los investigadores han contado con la ayuda de fórmulas físicas –en concreto el denominado límite de Eddington, que establece unos máximos para otra energía, la radiante– aplicadas al objeto que les ha servido de referencia: un agujero negro asociado a un microcuásar de la galaxia M83, al que han observado durante más de un año.
Pequeño pero energético
“Por fin hemos encontrado un energético microcuásar (llamado MQ1) donde vemos un pequeño agujero negro –su masa es inferior a 100 veces la del Sol– que nos simplifica muchos las cosas”, dice Soria.
“Ya no tenemos que invocar más a agujeros negros inusualmente masivos para explicar los datos, pues demostramos que incluso uno pequeño puede ser muy energético”.
La energía cinética que fluye del agujero negro analizado fue más alta de lo que estable el límite de Eddington. Esto sugiere que estos objetos pueden emitir mucha energía mecánica o cinética durante bastante tiempo, aportando más a su entorno de lo que cabría esperar en base sólo a su energía radiante.
El hallazgo ayudará a los científicos a modelar mejor los cambios que se producen en los agujeros negros a lo largo del tiempo, así como a entender mejor cómo afectan a las galaxias donde crecen.
Referencia bibliográfica:
R. Soria, K. S. Long, W. P. Blair, L. Godfrey, K. D. Kuntz, E. Lenc, C. Stockdale, P. F. Winkler. "Super-Eddington Mechanical Power of an Accreting Black Hole in M83". Science (2014). DOI: 10.1126/science.1248759.
R. Soria, K. S. Long, W. P. Blair, L. Godfrey, K. D. Kuntz, E. Lenc, C. Stockdale, P. F. Winkler. "Super-Eddington Mechanical Power of an Accreting Black Hole in M83". Science (2014). DOI: 10.1126/science.1248759.
Fuente:
www.tendencias21.net
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