El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) rinde homenaje para sacar del anonimato a las mujeres pioneras que han marcado la historia de la ciencia española con su trabajo en esta institución, que cumple 80 años.
El salón de actos del CSIC ha homenajeado a las científicas pioneras del organismo. / CSIC/ César Hernández |
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
rinde homenaje para sacar del anonimato a las mujeres pioneras que han
marcado la historia de la ciencia española con su trabajo en esta
institución, que cumple 80 años.
El CSIC en Madrid se
ha llenado hoy miércoles de mujeres - aunque no solo- para honrar por
primera vez a aquellas que "han dejado una gran estela científica y
humana" y que seguramente no recibieron en su tiempo "el apoyo y la
promoción" que merecían, como ha dicho la especialista en biología
celular y molecular Flora de Pablo.
Porque el CSIC "tenía una deuda" con todas esas
investigadoras pioneras, casi todas ya jubiladas, pero también con las
que ya no están, ha indicado al inicio del acto la primera presidenta en
los 80 años de historia de esta agencia estatal, Rosa Menéndez.
"
La investigadora del CSIC y catedrática de la Universidad de Castilla-La Mancha María Dolores Cabezudo. EFE |
Quiero agradeceros a todas -ha señalado- que estéis aquí, poner
nombre, apellidos y cara a la labor que habéis realizado, que se haga
visible, palpable, que salgáis de ese anonimato, que la sociedad vea que
la ciencia española ha crecido gracias a la contribución de nuestras
científicas".
Menéndez, que ha destacado la labor de
la Comisión de Mujeres y Ciencia del CSIC, ha asegurado a las pioneras
que el suyo es "un ejemplo que va a seguir iluminando" cada día y que el
homenaje no es solo "un acto de un día".
Una jornada para homenajear a las mujeres, pero sin
olvidar que en la ciencia "hay que valorar la capacidad de las personas,
su valía profesional sin consideraciones de género".
Entre las alrededor de 80 científicas presentes, ha tomado la palabra
Dolores Cabezudo (Madrid, 1935), química analítica especializada en
alimentos ya jubilada de su labor en el CSIC.
Durante
su intervención, Cabezudo ha dejado claro el espíritu y la
determinación de aquellas mujeres que el siglo pasado decidieron abrirse
camino en un mundo al que solo los hombres parecían tener derecho a
pertenecer.
Mujeres que no se resignan, pues como ha
dicho Cabezudo: "no mencionaré los obstáculos inherentes a nuestra
condición de mujeres, ni la escasez de recursos, ni ninguna carencia,
porque hasta el eco de estas verdades sirve de propaganda para que se
repitan".
Mujeres agradecidas, porque recuerda que
antes de ellas hubo otras "que se encargaron de disipar las chinitas de
nuestro incipiente camino. No fuimos marcianas aterrizando en un mundo
carente del aporte femenino" y ha citado en especial a las científicas
de la II República.
Mujeres imaginativas, y es que a
las científicas de la generación de Cabezudo no les sorprende "cuando se
dice ahora que hay que buscar maneras nuevas y frescas de pensar,
porque esa era nuestra forma de hacer: encontrar mejores formulaciones
de la verdad y hacerlo antes que nadie".
Mujeres
solidarias pues "otro rasgo de nuestra época era la colaboración y el
intercambio de conocimientos entre científicos, hombres y mujeres".
Mujeres seguras de sí mismas. Aún recuerda Cabezudo que por su campo de
especialidad, en el vino, a veces tenía que asesorar a algún juez en un
litigio para dictar sentencia y rememora al que le dijo que "nunca
había tratado un científico tan convencido de la seguridad de sus
métodos. Nosotras fuimos así..."
Mujeres luchadoras a
las que ningún tema de investigación les parecía pequeño "como tampoco
le pareció sin importancia a Pasteur que Napoleón III le encomendara
estudiar por qué enfermaban los gusanos de seda en Francia".
Mujeres inconformistas. Cabezudo ha recordado cómo fue la primera
catedrática en impartir la conferencia de apertura en la Universidad de
Castilla la Mancha para el curso 1999/2000.
"Y tuve
que oír que se debía a que el comienzo de siglo merecía una guinda. Lo
interpreté como inevitable. Entre ser guinda de pastel o ser
infantilizada no veo mucha diferencia", ha añadido Cabezudo.
La científica ha dedicado aquella apertura de curso a las once primeras
mujeres ganadoras de un Premio Nobel, "con gran asombro de muchos de
los asistentes que solo conocían a una".
Cabezudo
resume que las vidas profesionales de todas las pioneras han llegado a
este 2019 tal y como señalaban las previsiones de Santiago Ramón y
Cajal: "Concluida la ardua labor seremos olvidados, pero algo nos
consolará considerar que, gracias a nuestras iniciativas, el mundo
objeto de nuestro afanes resultará un poco más agradable e inteligible".
Por Carmen Rodriguez
FUENTE: EL DIARIO.ES
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